La pérdida de contenedores cargados de sacos de pellets (pequeños plásticos con forma redonda) en las costas portuguesas ha disparado la presencia de plástico en el litoral de Galicia y en otras comunidades del norte de la Península Ibérica. Sin embargo, la existencia de este tipo de materiales no es nueva para Canarias.
Estos días, el Gobierno regional ha decretado la prealerta en todo el Archipiélago por el hallazgo de pellets en Tenerife. La doctora en Oceanografía Alicia Herrera Ulibarri es investigadora y forma parte del Grupo de Ecofisiología de los Organismos Marinos (EOMAR) del IU-ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Entre otras ramas, se encarga del estudio de los efectos de la contaminación por microplásticos en los ecosistemas marinos de Canarias.
Una de sus líneas de investigación se basó en el análisis de microplásticos y la contaminación por alquitrán en tres playas del Archipiélago, entre ellas las playas Lambra y Famara, en La Graciosa y Lanzarote, respectivamente. La elección de estas playas se debe a que por su orientación al norte o noreste insulares están más expuestas a la Corriente de Canarias por lo que reciben estos microplásticos y los van acumulando.
Desde 2015, que tuvo lugar la citada investigación, este equipo estudia los efectos del plástico en los organismos marinos. Para ello, experimentaron con peces en el laboratorio. Durante 60 días mezclaron un 10% de microplásticos con el alimento para conocer cuál era su evolución. "Nos dimos cuenta de que algunos de los contaminantes químicos asociados a los plásticos pueden pasar al hígado", explica a La Voz.
Alicia Herrera Ulibarri añade que los contaminantes químicos asociados a los microplásticos que llegan a Canarias se les "pegan" a las paredes de estos pellets cuando permanecen en el océano al entrar en contacto con los contaminantes químicos que se encuentran en bajas concentraciones en el agua.
"Las toxinas que libera dependen de los contaminantes químicos que tengan asociados, de las concentraciones de estos contaminantes o la temperatura ambiente", explica. Así pues, el plástico absorbe (atrae y retiene) en sus paredes diferentes contaminantes.
En total, han hallado más de 80 tipos diferentes de contaminantes. Los contaminantes más frecuentes son los pesticidas retardantes de llama y derivados de filtros ultravioletas.
Las investigaciones, sobre la presencia del plástico en las islas no han podido concluir aún de dónde proceden esos plásticos. Sin embargo, han adelantado que la Corriente Fría de Canarias arrastra los vertidos desde la costa de Estados Unidos y Canadá hasta las islas. Además, existe un mapa interactivo elaborado por PlasticAdrift en el que se puede consultar qué ocurre al soltar un patito de goma en cualquier parte del Océano.
"También incluso en la Península hay pérdidas en la industria del plástico que terminan llegando a ríos y a través de ellos al mar. Entonces lo que nos llega a nosotros no sabemos de dónde proviene lo que sí es una realidad que vienen llegando de forma continua", apostilla la bióloga.
"Es triste que haya tenido que ocurrir esto en Galicia para que se le dé visibilidad a un problema que lleva ocurriendo hace muchísimos años en las Islas Canarias", lamenta la doctora en Biología.
Sobre la descomposición de este plástico, Alicia Herrera Ulibarri narra que pueden llegar residuos de 20 o 30 años de antigüedad, ya que el plástico puede permanecer muchos años en el mar. Por ejemplo, en un estudio pudo constatar que las etiquetas de trampas de langosta que han localizado en los muestreos tenían más de 20 años y permanecían en buen estado.
En Canarias los plásticos que se localizan de forma más habitual son el polietileno y el polipropileno, que son los más utilizados en la industria. De modo que, la única manera de reducir la presencia de estos residuos es frenar su producción y consumo. "Sobre todo, comenzando con el plástico de un solo uso. No tiene sentido utilizar un material que resiste tantos años en el ambiente para unos pocos minutos", insiste la investigadora.
Limpieza de las costas
Por otra parte, para hacer frente al plástico que ya está en nuestros mares y que durante las tormentas vuelve a tierra, la limpieza de las línea de mareas es otro punto a tener en cuenta. "Pueden llegar a las costas grandes cantidades de microplásticos como lo hemos visto muchas veces es que una cantidad importante eran pellets", indica la investigadora. Por ejemplo, en el estudio de campo realizado en la playa de Famara en octubre de 2015 del material recogido un 40% eran pellets.
Para recoger estos residuos se recomienda el uso de guantes, coladores o tamices para no tocar directamente los microplásticos. Así como retirarlo "lo más rápido posible" de la costa, porque una vez están en el océano es muy difícil su recogida o de quedarse en la playa comenzará a mezclarse con arena y algas.
Para ello, los expertos hacen uso de dos métodos: el de flotación o el colador. En el primer caso se trata de llenar un cubo de agua del mar y meter dentro los restos de pellets que están enredados entre algas y otros animales vivos, de modo que flotarán los microplásticos y será más sencilla su recogida. Mientras que la segunda opción es usar un colador para filtrar la arena y solo extraer el residuo.
Por otra parte, esta investigadora señala la importancia de que exista "un sistema de alerta, de aviso" para que los equipos de limpieza estén preparados en caso de los vertidos de microplásticos y así se tomen medidas lo antes posible.
Otro problema a resolver por las instituciones es la creación de un espacio donde poder reciclar estos productos, que vienen sucios con otros contaminantes químicos adheridos. "Nosotros tenemos unas cuantas cajas de micro plásticos que utilizamos luego para experimentos de laboratorio y para su estudio, pero ,realmente no se reciclan", indica.
Los microplásticos en las islas sin habitar
Los islotes del Archipiélago Chinijo, Alegranza y Montaña Clara, reciben macro y microplásticos. "Evidentemente no se hace retirada de estos microplásticos porque es imposible por las características de la zona y por lo difícil que es la recogida y la dificultad que tiene llegar. En el marco del citado proyecto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Herrero viaja una vez al año hasta Alegranza para realizar una monitorización y limpieza de macroplásticos junto a la ONG WWF.
