"Canarias y Lanzarote se encuentran en una encrucijada. El modelo turístico estalla por todas sus costuras y desborda límites", así arranca la presentación del estudio Territorio, movilidad y carreteras. Una nueva perspectiva para Lanzarote, elaborado a petición de la Fundación César Manrique por el geógrafo, matemático y técnico urbanista Alfonso Sanz Aldúan y que fue presentado este pasado jueves en la Sala José Saramago.
Para analizar los retos en movilidad a los que se enfrenta Lanzarote, el técnico urbanista expone que hay que hablar irremediablemente de su principal motor económico: el modelo turístico. "Los desplazamientos no son un fin en sí mismo, sino una actividad derivada del conjunto de necesidades que constituyen nuestro modo de vida", reza el documento, que en su versión sintetizada de 28 páginas invita a repensar el futuro de la isla.
Con motivo de su ponencia, Alfonso Sanz ha recibido a La Voz para hablar sobre las principales premisas del estudio. "Antes de pensar las carreteras, hay que pensar el territorio, pensar el modelo turístico, el modelo social, de producción y consumo. Luego, pensar la movilidad y finalmente pensar las carreteras, pero no hacerlo a la inversa que es lo que se está observando en Lanzarote", resalta. Por ejemplo, expone que los nuevos proyectos previstos en la isla "siguen planteándose sin contemplar la capacidad de carga máxima que tiene el territorio, sin considerar los límites de crecimiento del uso del automóvil, sin valorar alternativas, sin respetar valores paisajísticos y sin ajustar parámetros de velocidad".
Sanz explica que el modelo turístico "es determinante" para entender la dependencia hacia el vehículo privado en la isla. "Una parte excesivamente grande de los desplazamientos turísticos se hacen en coches de alquiler, con lo cual, se saturan algunos espacios y los destinos turísticos en general", continúa.
Además, expone que "no es posible desvincular la movilidad" de extranjeros y residentes, ya que "los visitantes y las mercancías que llegan a la isla acaban incorporándose a los flujos anteriores". Por ello resalta que "cualquier escenario de movilidad debe partir de unos determinados umbrales de turistas" e invita a "acotar la capacidad de carga turística", en función de los "factores sociales, ambientales y económicos".
El estudio alerta de que "mientras no se aborde la transformación del sector turístico", los compromisos "ambientales y climáticos no pueden cumplirse". Así, añade que los continuos proyectos de carreteras anunciados en la isla, "con criterios cuestionables por su impacto territorial" contradicen de forma paradójica "el propio modelo turístico" y también "su conexión con la valoración de un paisaje único".
El valor del transporte colectivo
A pesar de que la gestión política hace que movilidad y creación de carreteras parezcan sinónimos, el concepto va mucho más allá de los transportes en coche y hay diversos factores que influyen en el modo en el que la ciudadanía se desplaza. Entre las medidas propuestas por el urbanista está "destinar la inversión prevista para el sistema viario a fortalecer el transporte público" y con ello mejorar las frecuencias y las tarifas.
En este punto, apuesta por "dignificar" y mejorar la calidad de las guaguas urbanas e interurbanas que conectan la isla, que tienen "un amplio margen de mejora". Además, de que los "ejes de transporte público dignos y potentes" puedan acoger a la población residente, a sus necesidades y también a los turistas.
Al mismo tiempo en que defiende su apuesta por el transporte colectivo, Sanz señala la necesidad de fomentar la movilidad activa. "Que se pueda caminar por las ciudades, por los núcleos urbanos", puntualiza.
Además del sector turístico, la población local también es altamente dependiente del coche privado. Tal es así que, con datos de 2014, el 64,8% de los residentes en Lanzarote se desplazaba en automóvil, moto o taxi y solo un 13,1% lo hacía en transporte público. Las cifras se hacen aún más acuciantes al eliminar Arrecife del mapa. Sin la capital, el 70,4% de los desplazamientos en la isla se dan por carretera.
Sanz expone que: "Pensar las carreteras como si no hubiera límites al crecimiento turístico o a la dispersión territorial es prueba de una ceguera de futuro, de una posición irresponsable de los gobiernos y, también, de algunos agentes sociales que prefieren seguir el camino trillado a enfrentarse con la incomodidad del cambio".
Las consecuencias sociales y ambientales del modelo de movilidad también se ven reflejadas en el consumo de energía, donde el transporte juega un papel crucial: supone tres cuartas partes del total. En este punto, los desplazamientos por avión (31%) y los de carretera (36%) se llevan la mayor parte.
Sin embargo, el geógrafo expone que aunque "ya en parte se ha perdido esa perspectiva que tenía Manrique de unas infraestructuras muy adaptadas al territorio, todavía estamos a tiempo de evitar que se deteriore más el territorio, el paisaje y que la carretera se sobreponga al territorio".
El futuro de la movilidad en la isla
A pesar de que Sanz resalta la importancia de marcar el futuro del modelo turístico en la isla, defiende que mientras se ataja debe buscarse un nuevo modelo de movilidad que responda a las directrices europeas, españolas y canarias y fomente la "renaturalización" de las ciudades. Para ello, debe tener en cuenta los compromisos con el cambio climático y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Por ejemplo, marca como indispensable la creación de zonas de bajas emisiones en Arrecife para descarbonizar y reducir tanto la contaminación atmosférica como el ruido. Además de facilitar el cambio de medios de transporte; fomentar la equidad en los desplazamientos, es decir, que no haya discriminación con motivo de sexo, raza o renta; reducir la dependencia del automóvil y recuperar espacios públicos para destinarlos a paseos, espacios para la bicicleta o la convivencia.
Pese a los retos que atraviesa el futuro de la isla, el experto lanza un mensaje optimista y asegura que "Lanzarote tiene oportunidades enormes para mejorar sus condiciones de caminabilidad, de habitabilidad y de uso del transporte público. Sería una lástima que se perdieran en los próximos años".