Una abuela y sus dos nietos se pararon frente a una gran pancarta blanca, con una fotografía de César Manrique y en la que se podía leer: "No debemos desfallecer, hay que seguir adelante, estar vigilantes y mantener viva la conciencia crítica, pues el futuro nunca está conseguido, lo tenemos que hacer desde el presente". Ella se esforzaba en trasladar una a una las palabras, como si se las fuese dibujando en la mente de los niños. Ellos, la escuchaban con atención, como quien sabe que está recibiendo una lección de vida.
Alrededor, camisetas amarillas, sombreras y banderas canarias tiñeron en la mañana de este sábado las calles de Arrecife. A escasos minutos de las 12.00 horas del mediodía, las vías aledañas al Parque José Ramírez Cerdá vieron cómo una marea de pancartas inundaba todo el espacio. Los participantes arrancaron el recorrido frente al Quiosco de la Música, en una movilización histórica que concentró a alrededor de 10.000 personas para pedir un cambio en el modelo turístico de masas que impera en Canarias.
La manifestación Canarias tiene un límite, programada en las ocho islas, fue convocada en el caso de Lanzarote por ciudadanos anónimos y sin un partido político detrás. A pesar del anonimato de su convocatoria, la isla de los volcanes fue la tercera del Archipiélago con mayor asistencia, detrás del éxito de afluencia en las dos capitalinas, Tenerife y Gran Canaria. También salieron a la calle ciudadanos de La Graciosa, Fuerteventura, La Gomera, El Hierro y, por la tarde, de La Palma.
Junto a los manifestantes no faltó la figura omnipresente de César Manrique, el artista multidisciplinar conejero que previó todas las reivindicaciones que los canarios hacen ahora 34 años después de su muerte y en la isla que le vio nacer. Pancartas con su fotografía, decenas de carteles con sus frases e incluso camisetas o bolsas de tela con su mensaje.
Entre la multitud también se pudo ver a los trabajadores de los Centros de Arte, Cultura y Turismo de la isla o a los miembros de la Fundación César Manrique, ataviados con gorras y camisetas rojas y ondeando el mensaje "Parar ya. Lanzarote se muere".
Una de las primeras consignas coreadas por los asistentes fue "no hay cama para tanta gente", en alusión a los 2,69 millones de turistas extranjeros que visitaron la isla de los volcanes en 2023, sin contar el turismo peninsular y el canario, que asciende hasta los tres millones. A los visitantes, hay que sumar el auge de la vivienda vacacional, con más de 7.500 viviendas turísticas censadas en la isla y el encarecimiento de las casas en venta o alquiler, alcanzando constantes récord de precios, muy por encima de los sueldos en la isla.
La marcha se extendió durante dos horas y media, con más paradas de las previstas y concluyendo en la plaza del edificio del Cabildo de Lanzarote, donde se leyó el manifiesto y se reunieron en círculo todos los asistentes.
"Me da pena que en estas Islas, después de haber realizado milagros como el de Lanzarote, donde de la nada se creó una utopía, el Gobierno y las autoridades no hayan tenido la suficiente visión de futuro para darse cuenta, en ese momento, de que había que parar y programar para impulsar una industria inteligente del turismo y acabar con la especulación caótica que se extiende por toda Canarias”. Así, recuperando a Manrique, arrancó la lectura al final de la manifestación una chinija.
Al concluir la marcha, los convocantes recordaron que el 38% de la población canaria está en riesgo de exclusión social. Además, con datos de 2018, resaltaron que un 18,4% de la población estaba entonces bajo el umbral de la pobreza, a pesar del auge de turismo en la isla.
"No dejamos de oír que este modelo turístico es la vaca de la que mamamos todos, pues queda claro que la leche se la reparten entre muy pocos", expusieron durante su intervención. Además, han incidido en que "no es una manifestación contra el turismo, sino contra la masificación". En este punto, resaltaron "el deterioro de los servicios públicos", como la sanidad, el abastecimiento de agua, la gestión de los recursos o los transportes en la isla.
Esta movilización busca la declaración de una moratoria turística, para impedir la construcción de más camas turísticas en el Archipiélago y exigir un estudio de la capacidad de carga de los espacios naturales, el control del precio de la vivienda no construyendo más, sino evitando la compra de segundas casas por ciudadanos extranjeros no residentes en las islas y "gestionando mejor", la implantación de una ecotasa finalista que derive en el cuidado y la preservación de los espacios naturales.
Para concluir, han vuelto al manifiesto de Manrique, del año 1985. "En Lanzarote, nuestra isla de fragilidad extrema, ha llegado el momento de parar".
