La grafología: cómo la escritura puede revelar la conducta de una persona

Esta técnica se utiliza en ámbitos como el judicial, donde su utilidad puede desvelar rasgos como la autoestima, la seguridad, el nivel de estrés, la impulsividad o la capacidad de concentración

1 de marzo de 2025 (20:03 WET)
Actualizado el 1 de marzo de 2025 (20:46 WET)
A través de la escritura se puede conocer la personalidad y la conducta. Foto: Pixabay
A través de la escritura se puede conocer la personalidad y la conducta. Foto: Pixabay

Existen muchas formas de analizar la personalidad de una persona pero una de las más curiosas e interesantes es a través de la escritura. La grafología es una técnica que se usa para analizar la letra escrita a mano para conocer la conducta y la personalidad de las personas y que, en muchas ocasiones, es útil en procesos judiciales.

Cada persona escribe de una distinta manera, ya sea en mayúsculas, minúsculas de forma más curva, menos curva o con rasgos concretos a la hora de redactar. Estos aspectos pueden contrastar otras informaciones y, además, los trazos de la escritura desvelan el estado de ánimo del individuo a la hora de escribir.

Según explica Nauzet Betancort, perito grafólogo, "a través de la escritura se pueden ver rasgos como la autoestima, la seguridad, el nivel de estrés, la impulsividad o la capacidad de concentración". También "deja entrever cómo nos relacionamos con los demás y hasta qué nivel de creatividad manejamos porque la escritura es un reflejo de nuestro cerebro, así que no hay forma de esconder lo que somos cuando escribimos", cuenta.

 

Análisis de la escritura

A la hora de analizar algún texto o frase escrita, se utilizan diversos factores, como el tamaño de la letra, la inclinación, la presión, la velocidad, la continuidad del trazo, los márgenes o la distancia entre palabras, entre otros. "Todo esto nos dice cómo es la persona que ha escrito porque no es lo mismo alguien que escribe con trazos rápidos y sueltos que alguien que lo hace con una letra muy medida y cuidada. Cada detalle aporta información, y el análisis consiste en observar esos patrones y entender qué significan", declara el Betancort.

Para poder llevar a cabo este análisis, además de usar la propia vista y la experiencia del grafólogo, se utilizan varias herramientas que facilitan el trabajo. "Utilizo lupas de aumento, plantillas de medición, luz ultravioleta para detectar alteraciones y, en algunos casos, software de análisis gráfico", dice.

Sin embargo, en muchos casos como la falsificación, "esta se nota a simple vista, como cuando ves a alguien con una peluca mal puesta… hay algo que no cuadra", señala el experto.

En cuanto al tiempo que se tarda en analizar una frase, depende mucho del objetivo, es decir, de lo que se busque. "Si es una observación general, en pocos minutos ya puedes sacar algunos rasgos básicos, pero si se trata de un análisis detallado, contrastando con otras muestras y elaborando un informe, puede llevar desde 30 minutos hasta varias horas. La grafología, como el buen café, se hace con calma para que salga bien", apunta. 

 

Uso y fiablidad

Debido a que esta técnica ayuda a conocer rasgos de una persona sin necesidad de hablar con ella, puede ser útil en muchos contextos y situaciones. "Se usa en selección de personal, en procesos judiciales para verificar la autenticidad de documentos, en investigaciones privadas y en criminología para analizar perfiles. También puede ayudar a entender mejor a una persona en ámbitos como la orientación vocacional", asegura Betancort.

"Es una herramienta con muchas aplicaciones, aunque a veces no se le da el reconocimiento que merece", continúa el experto. 

Sin embargo, "no es una técnica exacta como lo pueden ser las matemáticas, pero tampoco es cuestión de azar. Se basa en la observación y en el análisis de patrones, y cuando se hace bien, tiene un alto grado de fiabilidad. Ahora bien, no es magia ni adivinación, es una técnica que requiere formación y experiencia. En manos de un profesional, los resultados son bastante precisos", explica. 

 

Firmas verdaderas y falsas

Una de las funciones más importantes de la grafología es su utilidad a la hora de identificar si las firmas son verdaderas o falsas. "Una firma auténtica tiene naturalidad, fluidez y unos rasgos propios que la persona repite sin darse cuenta. En cambio, una falsificación suele presentar temblores, pausas raras y un trazo más torpe", declara.

"Para analizarla, observamos la presión del trazo, la inclinación, la velocidad y la forma de los gestos gráficos característicos de cada persona. También se comparan firmas sospechosas con otras muestras auténticas porque no es lo mismo una imitación hecha con prisa que una firma real hecha de manera automática y natural", dice.

Se diferencian las firmas indubitadas (verdaderas) y las dubitadas (falsas). Las indubitadas, por ejemplo, tienen un trazo ágil y continuo, con buena coordinación entre los movimientos, lo que indica que la persona está acostumbrada a firmar de esta manera.

En cambio, las dubitadas tienen algunas interrupciones en el flujo del trazo, lo que sugiere que la firma fue realizada con mayor esfuerzo y menos naturalidad, entre otros aspectos.

En lo que respecta a los calígrafos, estos "tienen un control del trazo que se nota. Sabe manejar la presión, la velocidad y la proporción de las letras con mucha precisión y, además, entiende cómo se forman los distintos estilos de escritura y puede adaptarse a ellos. Es como cuando ves a alguien que sabe bailar de verdad: la diferencia está en la técnica y en el dominio del movimiento", finaliza Betancort.

Comparación de una firma indubitada y una dubitada
Comparación de una firma indubitada y una dubitada

 

LO MAS LEÍDO