La Fundación César Manrique se opone a la extracción minera en El Jable de Muñique, un espacio de incalculable valor medioambiental, localizado en el municipio de Teguise. La entidad presentó el pasado febrero alegaciones en contra de un proyecto promovido por una empresa de la isla "para el aprovechamiento de jable" en la cantera arenera Hoya de la Plata durante 15 años.
El Jable es una franja cubierta de arena de 21 kilómetros de largo y 90 kilómetros cuadrados que atraviesa Lanzarote de una costa a otra. Como ya resaltó también el colectivo Ecologistas en Acción, esta extracción afecta a "varias figuras de protección" ambiental. Entre ellas, la Fundación recuerda que la isla de Lanzarote es Reserva Mundial de la Biosfera y que este proyecto está dentro de la zona de protección, también denominada "zona tampón de la zona núcleo de Risco de Famara" de esa declaración.
La FCM recoge que las directrices de la figura de Reserva de la Biosfera "están encaminadas a la implantación de políticas de sostenibilidad ambiental" para contribuir a la "conservación de los valores" que sustentan su consideración como tal. Así, ha resaltado que "sostener" ese reconocimiento "requiere un cambio de perspectiva en la toma de decisiones sobre el territorio", entre ellas, sobre la explotación de recursos naturales y que, "no se puede considerar que autorizar nuevas o reiteradas extracciones" en este espacio, a pesar de estar amparadas por la Ley de Minas, "contribuya a su conservación".
A ello, añade que este espacio está clasificado como una zona de especial protección para las aves, conocida como ZEPA, y perteneciente a la Red Natura 2000. Lo que implica "restricciones de uso" por la existencia de aves. A pesar de ello, la Fundación alerta de que "los planeamientos no adaptados no contemplan" los usos restrictivos que se prevén para espacios dentro de esta figura de protección.
Además, este lugar es también parte del "área prioritaria de reproducción, alimentación, dispersión y concentración de especies amenazadas de avifauna", como la hubara o avutarda canaria, que está en peligro de extinción, o el corredor sahariano y el alcaraván, que están protegidas por un régimen especial. Además, de otras aves como el guirre, el alimoche común o la terrera marismeña.
El Jable, un recurso natural "finito"
En las alegaciones presentadas por la Fundación César Manrique también se hace eco de "diversos estudios" del Grupo de Geografía Física y Medio Ambiente de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), que alerta que el complejo sedimentario de Famara y El Jable ha sufrido un "proceso de reducción del área cubierta por arenas", entre otras cosas, por las actividades extractivas para la construcción y usos agrícolas. Así, revela que "el campo dunar ha ido desapareciendo sistemáticamente, entre otras causas, por la intervención antrópica".
Afecciones al paisaje
Asimismo, en el citado documento resalta la afección al paisaje que supone la extracción de jable en una isla en la que el turismo "representa una muy importante fuente de ingresos" y uno de cuyos atractivos "diferenciales" reside "precisamente en su paisaje singular". "El Jable revela acentuadas huellas de la actividad humana, con una pérdida permanente de la calidad de las condiciones ambientales, sin posible recuperación aún cuando se adopten medidas protectoras o correctoras".
Además, expone que "la naturaleza de los impactos de este tipo de actividades, además de ser acumulativa, conforma un área degradada cada vez mayor". En este sentido, añade que "las cicatrices de las actividades de extracción de arenas en la actualidad han quedado como espacios altamente degradados, con impactos sobre la geomorfología y modificación topográfica, quedando impracticables para cualquier otro uso, con taludes en algunos casos, de hasta 10 metros de altura, lo que constituye un riesgo de accidentes".
Finalmente, la Fundación indica que la aprobación de la Ley de Minas, del año 1973, se dio en "una época en la que las consideraciones sobre la sostenibilidad, la limitación de recursos naturales y la emergencia climática eran inexistentes" y "merecería una actualización".
Al tiempo en que insta a las instituciones a que contribuyan a "frenar este tipo de actividades mediante su intervención y en atención a objetivos medioambientales", cuyos efectos "no serán netos sino acumulativos ya que la zona cuenta con diferentes concesiones".