Últimos días para enviar los microrrelatos del Concurso Radio Lanzarote

En la edición de este año se podrá enviar los microrrelatos hasta el próximo 31 de agosto

22 de agosto de 2023 (10:27 CET)
Actualizado el 20 de noviembre de 2023 (09:12 CET)
XIII edición del Concurso de Microrrelatos
XIII edición del Concurso de Microrrelatos

Queda una semana para que finalice la inscripción para la XIII edición del 'Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote' y la La Voz sigue recibiendo los textos que competirán en el concurso. Recordar que en la edición de este año se podrá enviar los microrrelatos hasta el próximo 31 de agosto. 

En esta ocasión los participantes deberán presentar una microhistoria que no debe exceder las 100 palabras entre las que no cuenta el texto introductorio que aportaremos a continuación. Asimismo, todos los relatos tendrán el mismo título: “Un personaje pierde a su autor” y el mismo comienzo: “Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico".

Entre los requisitos que deben tener los textos se encuentran: a partir de la introducción común para todos los relatos el autor dispone de 100 palabras para narrar su historia. Teniendo en cuenta que el relato puede tener menos de 100 palabras, pero nunca más de 100.

Cada autor podrá enviar un máximo de cinco relatos, que podrá firmar con pseudónimo, aunque deberá indicar siempre un nombre y un teléfono de contacto. Asimismo, los relatos se enviarán a la dirección: concursorelatos@lanzarotemedia.net

En cuanto a los galardones del concurso, el ganador del primer premio conseguirá una cena para dos personas en el restaurante del Castillo de San José, mientras que el segundo premio es una de las experiencias insólitas para dos personas de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote. Por último, el tercer premio es una comida para dos personas en el restaurante del Monumento al Campesino. Todos los premios son para personas adultas. 

Además, el fallo del certamen se hará público en la segunda quincena de septiembre. 

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Cerró el periódico con cuidado, como quien cierra un libro con un final inesperado.

Tomó aire con dificultad ..... ya está Alexis, desde hoy seremos uno.

Se levantó de la butaca de aquella barra despintada sabiendo que era la última vez que la vería.

Salió de la cafetería que tantas veces lo vio soplar su café mientras maquinaba futuros inciertos.

Con la sonrisa de quien se sabe eterno caminó a paso lento hacia donde van todos los grandes personajes literarios. Hacia la memoria infinita de quienes amaron alguna vez como empuñaba la pluma el gran Alexis Ravelo.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Descansó las sensaciones y realizó una primera reflexión. No entró en consideraciones fútiles que le obligaban a pensar que se convertiría en un pensionista más, atiborrado de penurias y sin ese plus marginal que le permitía horadar los cimientos de una sociedad aburrida y pelma, revolviéndose ante la flaqueza de los poderosos y jurándose una muerte virtual sin esperar a acabar en algún camposanto con el plantaje asilvestrado.

Levantó la taza y, casualidad, el sombreado circular del cortado rodeaba la imagen de Alexis. Sacó una sonrisa, poniendo nombre y gesto a su próxima víctima. Algo era algo. ¡Gracias, Alexis!

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio se entero de su muerte sin saber que el escritor, además de escribir novela negra escribía cuentos infantiles, relatos y entre otros libros: "La otra vida de Ned Blackbird". Pobre hombre, era un poco Quijote y un poco Sancho Panza. Un día tomando café en un bar de Las Palmas, escuchó a un hombre decir: "amaba a su mujer Thalia, en carne y hueso, tan atento, tan dulce, un amor tan verdadero". Expresaba con furia sus enfados contra el mundo y sus tiranías. ¡ Cómo no morirse del corazón, sino le cabía en el cuerpo!

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Su primera reacción fue de incredulidad, hacía tan solo horas que Alexis había escrito la escena que ahora mismo estaba sucediendo; sin duda se trataba de una noticia falsa, como tantas que a diario se propagaban maliciosamente a través de las redes sociales. Pero al sentir de pronto una leve sensación de desvanecimiento, decidió por si acaso apresurarse y concluir ya las pesquisas que durante las últimas semanas le habían tenido ocupado para esclarecer el asesinato del director del puerto. ¡Nunca nadie podría acusarlo de haber impedido que la séptima novela que protagonizaba viera la luz!

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Enternecido continuó leyendo. “Su cuerpo ha sido encontrado esta mañana en la bañera de su domicilio. Se desconocen las causas de su muerte”

Silencio. Un silencio aterrador invadió el bar.

- ¿Se encuentra usted bien Sr. Monroy?

- ¿Cómo se imagina usted la muerte de alguien a quién se le encuentra una mañana en su bañera?

El camarero contrariado se atrevió a contestar tímidamente:

- Pues no lo sé, señor, pero imagino que habrá sido una muerte limpia.

- Él no podría haberlo hecho de otra manera —contestó Monroy.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio se estremeció y una inquietud le desbordaba ¿Quién escribiría sobre él a partir

de ahora? Alexis sabía más de él que él mismo.

Se sentó en el mismo sillón que el fallecido, allí imaginó miles de historias que quedaron por contar. Los folios quedaron huérfanos. Eladio también murió ese mismo

día.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Las manos le sudaban, sentía que la cabeza le daba vueltas. Quizás le estuviera subiendo la tensión. Pensó en sus pastillas, menos mal que siempre llevaba un alprazolam en la cartera. Lo sacó y se lo tomó rápidamente. Entonces tuvo la necesidad de deshacerse del arma homicida. Había sido un accidente!

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio se estremeció y una inquietud le desbordaba ¿Quién escribiría sobre él a partir

de ahora? Alexis sabía más de él que él mismo.

Se sentó en el mismo sillón que el fallecido, allí imaginó miles de historias que quedaron por contar. Los folios quedaron huérfanos. Eladio también murió ese mismo

día.

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio dejó unas monedas y salió al bulevar para reconfortarse con la brisa húmeda y salitrosa que mecía las palmeras, la misma que, inmisericorde, aherrumbraba los mamparos de los cargueros donde solía trabajar y cubría con una pátina rojiza y áspera las regalas y cornamusas, la que quizá había carcomido la salud del pobre Alexis, pero también le había insuflado su genio e inspiración imaginando para él, el infeliz Eladio, tramas ingeniosas y diálogos chispeantes que ahora, como los contenedores picados por el óxido, jamás volverían a utilizarse.

 

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Que descanse en paz, pensó ¿Me iré yo también? como los antiguos sirvientes se iban con sus faraones… ¿Tendré un futuro? Difícil dilema el que se le planteaba. No obstante, el futuro está por llegar y hay que vivir el presente. Voy a disfrutar el momento, seguro que alguien me buscará en alguna pequeña librería.

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Su mirada quedó perdida por un instante, entró Gloria, sus miradas se entrecruzaron...

—Quería decirte…

—No digas nada nena, volveré a cobrador de deudas.

Su sonrisa se ladeó dejando un movimiento en su cicatriz que parecía hablar por él.

—Sabes que sé buscarme la vida —suelta una carcajada—. Al fondo del bar suena "As Time Goes By". Se queda absorto, enciende un cigarrillo, da una calada y se levanta dejando duros en la mesa. Su gabardina parece cobrar luz. Gloria lo observa desde la esquina del bar mientras empolva la nariz. Ya sabe cuál será su próximo trabajo…

 

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio fijó el obituario y de inmediato aposentó la mano sobre su cabeza rapada, tal cual brillaba a la luz de los focos del establecimiento, convirtiendo aquella Ítaca cerebral en una pequeña isla de cartón piedra que en breve se sumergiría en el pozo de las miserias. Recordaba a Alexis, agradeciendo todo el atuendo físico y emocional que había construido para él, con su K, su chirlo de gánster venido a menos, y ese corazón que palpitaba por una Ana María exiliada. Reventó el corpachón y maldijo al destino su caprichoso juego de ruleta, mientras lanzaba el último improperio: ¡Mierda!

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Con merecida fama de tipo duro, extrañamente Eladio era también una persona leída y aficionada a la buena literatura. Exhibiendo gran rapidez de reflejos y sin permitir que los indicios lo confundieran, se dijo: “Si yo soy un personaje novelesco, así como este bar, los amigos acodados en la barra y el camarero a quienes acabo de saludar, ¡tanto o más ficticio es este periódico que tengo entre las manos!”. Y rememorado a Dante, que en su descenso al infierno alumbró la autoficción literaria, musitó sonriendo de medio lado: “¡Alexis, te he pillado!

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Sintió en la garganta un nudo apretadito, cual corbata.

-¡Qué coraje! Justo ahora que empezaba a cogerle gusto a meterse en líos con bisnes rayando la legalidad y de un tiempo a esta parte razonablemente remunerados, ahora que Gloria tenía llave de su apartamento, ahora que el flaco de Chapi y el bueno de Dudú le habían pintado la Renault de un color menos chinchoso, ahora que el inspector Déniz se jubilaba y dejaba vacante el título honorífico de tocacojones. En fin...¡la muerte siempre tan inoportuna y a todas luces prematura!

Y puso cara de velorio.

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Se paró el tiempo y un frío polar invadió su cuerpo. Recordó haber oído a otros como él que esto solía ocurrir, que los padres morían y que ellos permanecían inalterables, eternos.

Se arrepintió de no haber conversado más con su creador, lamentó su independencia y

hasta su arrogancia, se avergonzó de los celos de que le reconocieran solo a él el éxito de sus propias hazañas.

Se paró el tiempo y supo que el resto de los días ya no se llenarían de nuevos sucesos, que viviría condenado a repetir una y otra vez lo ya realizado y lloró.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Como si todas las piedras de la pirámide de Keops cayeran sobre su cabeza quedó aplastado por una angustia y tristeza inmensa. Jamás había sentido un dolor tan agudo en su pecho de papel. Deseó morir y viajar junto a su padre por los espacios azules e infinitos que nunca conocería.

Se levantó, salió del bar e intentó escapar de los periodistas y admiradores de su creador ocultándose entre las líneas de una de sus aventuras, pero las palabras, astutas y ágiles, que su padre había inventado para él, se lo impidieron.

Un personaje pierde a su autor,

 

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Por un segundo sintió que el mundo a su alrededor se desmoronaba, que su existencia nunca había sido real, pero en seguida se le pasó y recobró la compostura. Mientras hubiera alguien, aunque fuera solo una persona, que siguiera leyendo y pasando las páginas... seguirían vivos. Ellos no estaban muertos, ellos eran inmortales.

 

XIII edición del Concurso de Microrrelatos
Convocatoria de la XIII edición del certamen de Microrrelatos de Radio Lanzarote Verano 2023