"Muchas veces para sobrevivir la memoria olvida cosas, pero el cuerpo está ahí recordando todo. Aunque pasó hace mucho tiempo, eso sigue estando", resalta la fundadora y directora de la asociación Teatro que cura, Susana Martín Cuezva durante una entrevista con La Voz.
Teatro que cura es una asociación sin ánimo de lucro que nace en 2017 y busca a través del arte escénico concienciar a los jóvenes sobre la violencia machista, al tiempo en que trata de educar en el respeto y promover las relaciones sanas. Para representarlo usan la historia de amor tóxico de Ali y Edu, dos personajes de ficción que mantienen una relación de pareja adolescente y son representados durante dos horas por actores del proyecto.
"A veces encontramos espacios en las aulas con mucha violencia normalizada y en eso queremos poner el foco", añade. Para su fundadora, la iniciativa va más allá de escenificar una relación, sino que es una forma de intervenir, prevenirla y atajarla. "Lo que hacemos, sobre todo, es reflexionar sobre la forma que tenemos de vincularnos en una relación afectiva y de intimidad, que también puede ser entre amigos y entre amigas", señala al otro lado del teléfono.
Durante estas intervenciones con estudiantes, en varias ocasiones han visto cómo alumnas comienzan a temblar sin querer al rememorar "una escena que vivieron de niñas, que no se acordaban y que les viene a la memoria". En este punto, la sesión sirve para "detectar situaciones entre el alumnado de las que el centro educativo no tenía constancia". Tras toparse con ellas, derivan al estudiante que ha sido "tocado o removido" por estas escenas a los espacios institucionales adecuados, con profesionales en psicología que pueden hacer un seguimiento de los casos como, por ejemplo, el Consejo Insular de Igualdad y Atención a la Mujer (CIAM).
La también terapeuta formada en Psicoterapia Gestalt y sistémica expone que "el darte cuenta, el acordarte o traerlo de nuevo a la conciencia y poderlo trabajar es una de las cosas más importantes para recuperar a esa criatura que se quedó en shock, paralizada y tuvo que encapsular eso, para que ya ese joven o adulto pueda realmente confiar, establecer relaciones saludables y restablecer sus afectos, para que precisamente no se repitan patrones".
Esta obra es totalmente interactiva y permite a los menores detectar situaciones de violencia, pero también ponerle nombre a realidades que algunos de ellos viven en sus casas o con sus parejas. "Mostramos signos para que puedan identificar, conecten y contacten con sus emociones y con lo que sienten y puedan resolver los conflictos", añade la terapeuta. En muchos momentos, los estudiantes son invitados a salir a escena y a repensar cómo atajar las situaciones "desde otro lugar diferente" y alejarse de la violencia.
Las representaciones de Teatro que cura se han encontrado con diferentes realidades, desde jóvenes que no saben explicar cómo se sienten, hasta otros que tienen muy claros cuáles son los límites en las relaciones de pareja.
La violencia vicaria
Martín Cuezva narra que durante las obras teatrales, que representan por todo el país y que en Lanzarote han llegado a un millar de alumnos en este curso, los asistentes suelen reaccionar e identificar situaciones similares a las que han vivido.
"Hace unas semanas, una alumna explicitamente compartió directamente que era víctima de violencia de género, que el padre golpeaba y maltrataba a su madre y que ella por defenderla tambien era maltratada", narra la fundadora de Teatro que cura, "luego con su primera pareja le pasó un poco lo mismo". En este punto, la terapeuta gestalt expone que "es muy importante darse cuenta, poner conciencia y hacer todo un proceso personal, ponerse en manos de un profesional" y apoyarse en la estructura institucional que existe para respalda a las víctimas de violencia machista. "Hace 30 años esa estructura no existía, es muy importante darse cuenta de que necesitamos ayuda", indica la también directora de teatro.
Ante situaciones de violencia familiar, Cuezva resalta la importancia de que al apoyo psicológico e institucional se sumen las redes de apoyo familiar o de amistad. "Cuando hay una persona sufriendo o viviendo una relación de violencia de género, los amigos y las amigas que no se cansen, que estén ahí acompañando y comprendiendo la dimensión del problema para que esa persona no se aísle, que es lo que suele pasar", ejemplifica. En esta línea, señala que las redes de apoyo son cruciales para que las supervivientes de violencia machista pueden tomar la decisión de romper la relación.
Teatro que cura busca también que los menores que son víctimas de violencia vicaria, una forma de violencia de género donde los niños de las mujeres víctimas usados para maltratar y ocasionar dolor a sus madres, puedan ser comprendidos por otros compañeros de clase, abriendo "espacios de reflexión para que se den cuenta de la dimensión del problema" y ejemplificar cuáles son las fases de la violencia machista.
Así pues, también explica que durante una de las intervenciones de Lanzarote, un hombre adulto decía "estamos muy enfocados con Ali, pero el personaje de Edu tiene un problema. Él sabía muy bien de lo que estaba hablando", expone, en ese momento se dirigió al personaje de Edu y le dijo "tú tienes un problema, puedes acudir a un profesional que te ayude a procesar cómo canalizar esa agresividad y esos brotes de violencia".
Cuezva expone que los ejemplos que se encuentra mientras representan la historia de Ali y Edu es "la magia del teatro y del arte, cuando ves un cuadro, escuchas una poesía o una canción, algo que no tiene palabras de pronto se transforma". Cuezva añade que la iniciativa persigue transmitir el mensaje de que "cada uno puede hacer algo" ante la violencia machista.
Teléfono de atención ante la violencia machista 016