Rodrigo Cuevas: "Si volviera a nacer en otra vida en Lanzarote, me haría un hoyo en La Geria"

El artista asturiano ofreció en Arrecife un inmenso canto a la libertad, concepto que no se libró de su ironía: “La libertad es como la yogurtera, los que la tienen no la usan hasta que un día viene una amiga manilarga y te la cepilla"

26 de octubre de 2024 (16:49 CET)
Actualizado el 26 de octubre de 2024 (17:44 CET)
Rodrigo Cuevas en Arrecife. Conciertos y Espectáculos.

Un Salinero abarrotado recibió con los brazos abiertos el pasado jueves 24 de octubre, al multipremiado artista Rodrigo Cuevas, que sorprendió a la audiencia con sus conocimientos de silbo canario, su estilo inconfundible de artista total y una fuerza artística que levantó al público de sus asientos como hacía tiempo no se veía en el Teatro Víctor Fernández Gopar.

“Qué bonito", tradujo el público el silbido de Cuevas, "recién llegado de un curso de silbo" gomero, cuyo profesor, según dijo el cantante, le considera un alumno aventajado. 

Bromista, descarado, pero amable; glam y folclore, todo en uno; Cuevas agradeció al público el lleno absoluto y les dio la bienvenida a "la Romería de vuestras vidas".

Cuevas vaciló al público lanzaroteño con la rivalidad entre islas y tan archipelágico se puso, que se atrevió incluso a cantar una folía canaria, que puso a todo el teatro a bailar sin freno. 

“Si volviera a nacer en otra vida en Lanzarote”, dijo, “estaría encantado, me haría un hoyo en La Geria, produciría vino, me lo iría a tomar al Mirador del Río y luego me bajaría el Camino de las Gracioseras para estar en pelotas en la playa”. 

De riguroso negro en su primer atuendo, pero con flecos, transparencias, abanico, pantalones de campana, fajín de colores y mucho estilo, Cuevas se paseó cantando por el teatro, sobre todo en asturiano, pero también en español y gallego, con unos hermosos zuecos de alta montaña asturiana, y bailó desenfrenadamente con el público sus canciones.

También por los pasillos del Salinero, interactuando con la audiencia de forma sensual y al más puro estilo Freddy Mercury, pero con sabor rural, Cuevas se atrevió con un paseo con striptease, bromeó emular al Jesulín de Ubrique de los años 90, y consiguió, moviéndose al ritmo de "You can leave your hat on", que le lanzaran todo tipo de prendas, incluidos un par de sujetadores. 

Con el subidón de un público entregado, Cuevas hizo todo un canto a la libertad con sus canciones, llenas de humor, crítica social, ironía, y denuncia inteligente: “La libertad es como la yogurtera, dijo, los que la tienen no la usan hasta que un día viene una amiga manilarga y te la cepilla”. 

El artista asturiano, esta vez con otro vestuario lleno de color, ofreció varios bises a un público entregado, con el que también tuvo tiempo de brindar junto a sus músicos con ron miel, aunque lamentó simpáticamente que nadie del público "hubiera traído petacas al concierto”. 

El espectáculo La Romería aterrizó en Arrecife de la mano de Cultura del Cabildo de Lanzarote.

 

Premios y La Romería

Cuevas se ha distinguido en los últimos años como uno de los músicos de más trascendencia en el panorama nacional, con un sonado éxito que le ha llevado a recibir, además, el Premio Arcoíris 2022 del Ministerio de Igualdad, Premio Ojo Crítico de RNE de 2021 a las Músicas Modernas, Premio MIN 2020 al Artista Revelación y al “Mejor Álbum de Fusión y Músicas del mundo”, entre otras conquistas.

Cuevas es un artista integral que bebe del folclore y las tradiciones para ofrecer una propuesta global y contemporánea como pocas en el mundo. La Romería se nutre de las canciones que conforman el disco Manual de Romería aunque también discurren algunos de los temas de su trabajo anterior tales como Arboleda bien plantada o Rambalín.

 

 

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