Radio Lanzarote recibe más microrrelatos para su concurso literario

La XIV edición del certamen de Microrrelatos de Radio Lanzarote Verano 2024 quiere homenajear al escritor Miguel de Unamuno en el año que se cumple el centenario de su destierro a Fuerteventura

4 de agosto de 2024 (09:15 CET)
Actualizado el 7 de agosto de 2024 (11:17 CET)
Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote
Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote

La redacción de Radio Lanzarote ya ha recibido los primeros textos para la convocatoria de la XIV edición del certamen de Microrrelatos de Radio Lanzarote Verano 2024. En esta ocasión el concurso homenajea al escritor Miguel de Unamuno puesto que se cumplen cien años de su destierro a Fuerteventura. Unamuno llegó a la isla majorera el 10 de marzo de 1924 y de ella dijo: "Estas colinas peladas parecen jorobas de camellos y en ellas se recorta el contorno de estos. Es una tierra acamellada".

En esta ocasión los participantes deberán presentar una microhistoria que no debe exceder las 100 palabras entre las que no cuenta el texto introductorio que aportaremos a continuación. Los relatos tendrán el mismo comienzo que es una de las primeras frases del inicio de su obra Niebla: “En esto pasó por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta, Augusto...” A partir de este comienzo los participantes deben imaginar qué pasa posteriormente.

Cada autor podrá enviar un máximo de cinco relatos, que podrá firmar con pseudónimo, aunque deberá indicar siempre un nombre y un teléfono de contacto. Asimismo, los relatos se enviarán a la dirección: concursorelatos@lanzarotemedia.net. Un año más, los Centros Turísticos colaboran con el certamen, cuyo plazo límite para enviar los textos es el próximo 31 de agosto

Un jurado compuestos por periodistas de Radio Lanzarote y La Voz de Lanzarote elegirán tres relatos ganadores y siete finalistas. El fallo del certamen se hará público en la segunda quincena de septiembre. El ganador del primer premio conseguirá una cena para dos personas en el restaurante de Jameos del Agua, mientras que el segundo premio es una de las experiencias insólitas para dos personas en Montañas del Fuego. Por último, el tercer premio es un brunch en el Jardín de Cactus. Todos los premios son para personas adultas.

 A medida que se vayan recibiendo los relatos se publicarán en La Voz de Lanzarote. En la publicación no figurará el nombre del autor. Solo después del fallo se conocerán los nombres de los autores ganadores y finalistas. A la redacción continúa llegando un goteo incesable de microrrelatos para este concurso literario:

 

Un momento fugaz

En esto pasó por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta, Augusto. Así quedó plasmado en su memoria y después de aquel frágil instante, Dolores ya siempre permaneció, sus alegres andares, su coqueta sonrisa, sus vivaces ojos y sus curtidas manos alcanzaron suavemente a tocar su corazón. Augusto no pudo sacar a Dolores nunca más de sus pensamientos y eso que tan solo esperaba ver a un perro pasar, sin embargo la vida le regaló aquello que no esperaba encontrar en ese diminuto momento fugaz.

 

Embelesada

"En esto pasó por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta, Augusto..." Se pegó semejante susto, al darse la vuelta aquella moza con ojos agridulces. Embelesada de miel y canela, cayó rendida a sus pies. Cupido había cumplido su misión y lanzando una flecha de amor impoluta, en el pecho del Legado de Augusto. Muriendo y reviviendo extremadamente sentimientos puros e inocentes en Playa Blanca ...

 

Dos sillas

En esto pasó por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras

de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta,

Augusto…

El olor a lavanda que desprendía su cuerpo suponía un reto para la

lacónica rutina de Augusto.

Una semana después la volvió a encontrar…de la mano de un

hombretón.

Seis meses, ella y el mozo iban agarrados de la cintura.

Augusto perseveró, aquella ruta clandestina se convirtió en su única

razón de vivir.

Al año y medio, ella iba con un niño en brazos.

A los dos años,…vestía de luto…

La casa de paredes blancas.

La mujer saca dos sillas…y lo sorprende.

-¿Es que nunca te vas a atrever?- Le dijo sentándose. La otra silla era

para Augusto.

 

Sin título

En esto pasó por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta, Augusto.  El joven se acercó lentamente hacia la muchacha. Desprendía un aurea difícil de describir: fría, distante y sumisa. Sin mediar palabra, el chico se acercó a sus labios y los besó apasionadamente.

- Acabas de firmar tu sentencia de muerte Augusto -profirió con voz grave y solemne.

- Has besado a la parca. Tu alma me pertenece a partir de ahora. Bienvenido al mundo de los muertos.

 

Estúpidos

En esto pasó por la calle no un perro, sino una aguerrida moza, y tras de sus ojos se fue,

como imantado y sin darse cuenta de ello, Augusto, comenzó a seguirla, pero, al ver a

los dos que iban tras ella se ocultó en la sombra y paró a escuchar.

¡¿Qué significa ésto?! - balbuceó uno al ver al otro introducir la bala, girar el cargador y

entregársela al último de los estúpidos que su hermana suele echarse por novio.

Es su prueba de amor. Siempre ha sido así.

¡Siempre...! ¿hubo más veces...?

¿Qué? ¿Pensabas que eras el primero?

Soltó la pistola y huyó despavorido. Como todos.

Ella se dio la vuelta y dijo: te debo otra hermanito.

Augusto salió de la sombra y pidió la pistola.

 

On the way

Miriam y su amiga llegaron aquella mañana de primavera a la Plaza de Obradoiro, después de una larga caminata. Había un concierto de rock, mientras sonaba los 69 revoluciones, en medio de la plaza se encontraba Gustavo. El, al ver a Miriam casi al lado de un plumazo cayó al suelo. La amiga de Miriam salió corriendo a hacerle el boca a boca, a lo primero no reaccionaba. Por fin, de repente abrió los ojos y nada más verla se levantó como pudo, y salió corriendo gritando como si no hubiera un mañana: ¡no, no por favor! la pesada del Facebook.

 

Arrebato

Se sentía cansada y dolorida, era su último día de vacaciones y en poco tiempo volvería a su ciudad con un brazo en cabestrillo. Había tenido una malaga caída en Caleta de Sebo (La Graciosa). Él le ofrecio ir a Arrecife. Ella no se lo pensó, salieron rápido hacia la capital. Subieron al último piso más alto del hotel de la ciudad. Se tomaron varias copas y solo reían. Sus miradas echaban chispas. La luna fue la única luz que los alumbro, ella nunca olvidaría aquella noche de pasión.

 

Mujer misteriosa

En esto paso por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos fue, como imantado y sin darse cuenta, Augusto siguió sus pasos. Al llegar al Risco de Famara la tiró a las dunas y le hizo el amor. Ella se dejó llevar por la pasión. La aurora lo sorprendió, ella no estaba. El adentro en el mar y una mano lo agarró hacia el fondo, lo besó y lo abandono. Al otro día en la radio, hablaban de la sirena de Famara.

 

Patria

En esto pasó por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta, Augusto. Las curvas de la mujer le recordaban las áridas colinas de su tierra, el color de su piel, la arena de su hogar. Sus ojos, azules como el océano que baña sus costas, le embelesaron, como el vaivén que mece a las barcas de la orilla. En ese momento lo supo, su patria tenía nombre de mujer.

 

Sin título

En esto paso por la calle no un perro, sino una garrida moza, y tras de sus ojos se fue, como imantado y sin darse de ello cuenta, Augusto siguió pensando en la rosa, vio la calle desnuda, calibró una y otra vez el susurro del viento; su cuerpo absorto de acá para allá por la fuerza del alisio, formaba pasos de fox, y en ese mismo instante, una sonrisita camuflada le iluminó el rostro.

-Vaya por Dios, proclives somos los humanos, - pensó de convertir la

tragedia, desde la hora prima a la hora nona, en opereta bufa.

- Eso sí, pasé la noche en casa de Los Calero; ellos me cobijaron.

En Tindaya, y a la siguiente noche, nos sentamos a escuchar...

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