Corpus Christi, o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una fiesta de la iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los creyentes en la presencia de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración.
Arrecife, la capital de Lanzarote, amaneció la mañana del domingo con sus calles engalanadas con las tradicionales alfombras de sal, verdaderas obras de arte realizadas por los colectivos culturales desde las primeras horas de la tarde del sábado.
En Arrecife esta labor está organizada desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Arrecife, dirigida por la concejala Abigail González, y el personal integrado en la misma. Este año se contó con la colaboración de 15 colectivos culturales, los cuales llevaron a cabo la confección de 23 alfombras distribuidas por las calles adyacentes a la iglesia de San Ginés Obispo.
Para su confección se utilizaron un total de 20 toneladas de sal, colorantes, palas, listones y pequeños utensilios que fueron facilitados por la concejalía de Cultura.
A las 11.00 horas de la mañana de este domingo con las tres naves del templo abarrotadas de feligreses comenzaba la Eucaristía, presidida por el párroco titulas Juan Carlos Medina.
Los cantos para esta celebración tan especial fueron amenizados por el Coro Parroquial, dirigido por el profesor de Religión José Juan Umpierrez, a los que también se unieron las voces de los feligreses.
Finalizada la Eucaristía se procedió a la procesión del Corpus Christi, la procesión más solemne de todas las procesiones, donde el sacerdote camina bajo el palio portando en sus manos la Custodia Bendecida y en su interior la Sagrada Hostia.
Al llegar al pórtico de la iglesia de San Ginés Obispo fue recibida con el Himno Nacional interpretado magistralmente por la Banda de Música La Unión Musical de Lanzarote, dirigida por el profesor Pepe Artiles.
Al finalizar el himno, con el repique de campanas se puso en marcha el cortejo procesional, presidido por el Santísimo bajo Palio, seguido por la Banda de Música y el pueblo recorriendo las principales calles cercanas a la iglesia cubiertas por las coloridas alfombras de sal.
Una vez en el nuevo al pórtico, los componentes de la Banda de Música interpretaron unos acordes procesionales. Con unos sonoros aplausos se daba por finalizado a un acontecimiento religioso, social, cultural y festivo de gran trascendencia para los católicos.
