"Soy madre de dos alumnos del IES de Arrecife y, si bien mis hijos no son santos, hay profesores que tampoco lo son. El año pasado mi hija fue a clase de plástica y entró el profesor que, sin motivo aparente, castigó a los alumnos sin recreo. Entonces mi hija respondió diciendo que, para no quedarse sin comer, mandase a un niño de otra clase a comprar el almuerzo, pero cuando dicho niño le trajo el bocadillo a mi hija y le dio el dinero, el profesor se lo quitó y se lo tiró a la basura y acto seguido se guardó el dinero sobrante. Entonces mi hija le dijo que se lo iba a decir a su padre y él contestó que le importaba `una mierda quién fuera su puñetero padre´, palabras textuales; así que yo puse una demanda ante el Ministerio de Educación, pero aún espero respuesta" .
"El mismo profesor", prosigue la lectora, "este año le quitó el cuadernillo y mi hija le dijo que se lo devolviera, pero él le dijo que yo le comprara otro. ¿Qué hago? En este instituto los profesores piensan que son funcionarios y sólo miran por ellos. Mis hijos no van al colegio a estudiar, van a sobrevivir. ¿Es esto justo?", se pregunta la madre.