Estamos tan poco acostumbrados a aplaudir la actuación de nuestros políticos que nos da miedo hacerlo hoy. Lo que debería ser práctica habitual en nuestras instituciones se ha convertido en acontecimiento destacable, lo que dice muy ...
Estamos tan poco acostumbrados a aplaudir la actuación de nuestros políticos que nos da miedo hacerlo hoy. Lo que debería ser práctica habitual en nuestras instituciones se ha convertido en acontecimiento destacable, lo que dice muy poco de nuestra clase política. Sin embargo, nunca es tarde si la dicha llega, y parece que en estos instantes está llegando al Cabildo insular.
Aunque es evidente que la mayoría de los integrantes del actual grupo de gobierno son los mismos que comenzaron la legislatura gobernando, no deja de ser cierto que las intrigas palaciegas y los numerosos conflictos vividos en una institución a la que casi se terminó por asfixiar políticamente bloquearon cualquier intento de sacar adelante proyecto alguno. No es excusa, insistimos, porque los ciudadanos no tienen la culpa de que ocurran estas cosas. Sin embargo, ahora, coincidiendo con la entrada del Partido Socialista Canario (PSC) y la llegada a la presidencia de Inés Rojas, parece que las cosas están cambiando, para bien.
A pesar de que eran conscientes de que no tenían ninguna competencia, sabiendo incluso que su participación podría haber sido rechazada, el actual grupo de gobierno con su presidenta a la cabeza se metió de lleno en el conflicto del aeropuerto, hasta el punto de que si no llega a ser por su decisiva intervención habríamos vuelto a tener un "domingo sangriento" -excusas por el símil musical de reminiscencias irlandesas- en Guacimeta. La puerta de entrada y salida de la Isla, es decir, el lugar por el que nuestros visitantes reciben sus primeras y sus últimas sensaciones, ha sido deteriorada hasta un punto que en estos momentos no podemos llegar a calibrar.
Por eso, el gesto de buena voluntad de los trabajadores, que han suspendido los paros, se debe apuntar en el casillero de los actuales gestores de la Primera Corporación insular, que incluso en periodo de vacaciones, como es el caso de Inés Rojas, han intervenido decisivamente en el asunto.
Pero no ha sido el tema del aeropuerto el único por el que hay que alabar el nuevo aire que parece haber tomado el Cabildo. Los integrantes del grupo de gobierno, especialmente su consejero de Economía y Hacienda, Luis Celestino Arráez, han dado solución al problema de la uva antes de que éste se produzca. Como explica este diario en su actual edición, los responsables del Cabildo determinaron que se comprará todo el excedente de uva que va a haber este año para que no haya un solo agricultor que se quede sin recompensa a su esfuerzo de todo el año y para que ni un gramo de este preciado fruto se tire a la basura.
Muchos pensarán que lo que están haciendo los políticos del Cabildo no es ni más ni menos que su obligación, y tendrían razón, puesto que todos ellos cobran por hacer este trabajo. Además, a la política se va de forma voluntaria, y se va para trabajar por los ciudadanos, y al que no le guste ya sabe lo que debe hacer. Por todos estos motivos damos un aplauso con miedo a los representantes del grupo de gobierno, con miedo de que se repitan los males del pasado. Deseamos y esperamos que se encarguen de transformar nuestro miedo y el de la mayoría de la gente en confianza.