Aunque el viernes pasado todo parecía estar más claro que el agua clara, lo cierto es que la cosa se ha ido complicando poco a poco en San Bartolomé. Les recordamos a los que hayan estado fuera -en Lanzarote es peligroso marcharse un ...
Aunque el viernes pasado todo parecía estar más claro que el agua clara, lo cierto es que la cosa se ha ido complicando poco a poco en San Bartolomé. Les recordamos a los que hayan estado fuera -en Lanzarote es peligroso marcharse un par de días de viaje; cuando vuelves todo está patas arriba-, que han dimitido dos concejales del Ayuntamiento más descentrado de la Isla: Olimpia Martín (Partido Nacionalista de Lanzarote) y José Manuel Morales (Centro Canario Nacionalista).
Si tuviéramos que destacar algo de lo sucedido el lunes, al margen de la paciencia infinita que demuestran los vecinos de Lanzarote en general y los de San Bartolomé en particular, son las declaraciones de Miguel Martín Betancort en el programa Buenos Días Lanzarote de Radio Lanzarote. No nos parece casual que llamara justo cuando estaba interviniendo su amigo Jesús Machín, alcalde de Tinajo por Coalición Canaria (CC). Y no nos parece casualidad porque se apoyó en él para expresar lo mucho que está padeciendo en estos momentos de incertidumbre y asombro por su parte. Aunque ya lo había hecho en otras ocasiones, el dirigente insular de CC volvió a realizar una oferta seria para que el alcalde de San Bartolomé vuelva al redil de la antigua coalición de partidos, algo que todo el mundo -todo el mundo menos Miguel Martín- ya intuía que iba a suceder tarde o temprano.
La posibilidad de que se presente una moción de censura se ha complicado entre otras cosas porque el concejal de Alternativa Ciudadana (AC-25M) se ha negado a firmar cualquier documento hasta que el asunto no pase por la asamblea que la formación, si no nos engañan nuestras fuentes, se celebra este miércoles. Será allí, a voz alzada y sin esconder nada como se estila en esta formación de nuevo pero arraigado cuño, donde se determinará la actuación que llevará a cabo su concejal.
Escuchando lo dicho por otros representantes de Alternativa como su portavoz en Arrecife, Andrés Barreto, parece que la opinión mayoritaria podría inclinarse a un "que se arreglen ellos" que terminaría echando por tierra los deseos de aquellos que más interés tienen en que prospere la moción de censura, que no son otros que los representantes del Partido Socialista Canario (PSC). No parece que a los representantes de Alternativa les interese ensuciar su historial político con una moción de censura en el último minuto y no sabemos si de penalti injusto.
Y el ejercicio de este artículo editorial no es más que un puro y duro análisis especulativo, porque es imposible, y menos cuando se aborda la complicada política insular, afirmar algo de forma categórica.
Siguiendo ese principio, habría que analizar también la postura del PSC. Muchos piensan que una vez más pueden haber ido a por lana y salir trasquilados. Eso sería así si finalmente se volviera a dar marcha atrás total al camino emprendido o si finalmente se tuvieran que quedar en la oposición intentando tumbar todos los acuerdos del grupo de gobierno formado por ocho concejales, para lo que tendría que contar siempre con los dos dimitidos y con el representante de Alternativa. Por lo expuesto por sus representantes, parece que los socialistas ni siquiera tienen deseos de acceder a la Alcaldía. Se podrían conformar con otro tipo de acuerdo. Eso cuadraría con otra estrategia de más largo plazo, que es la preparación del camino a Marcial Martín para que se pueda presentar nuevamente como candidato a la Alcaldía de su pueblo con mimbres suficientes para conseguir la que sería una sorprendente mayoría absoluta. No porque el actual director insular de la Administración General del Estado no la pueda conseguir, sino por lo enrevesado que es el panorama político de este municipio.
Ocurra lo que ocurra, lo cierto es que ninguno de los partidos implicados en la cuestión va a conseguir enderezar la sensación amarga que se queda en el paladar de los vecinos de San Bartolomé. Sólo hay que darse un paseo por sus calles, visitar sus bares, sus peluquerías, sus tiendas..., para darse cuenta en seguida de que la gente ya pasa de todo porque todo se merece que pasen de él. Esta es la política que nos toca vivir también en pleno siglo XXI, con un sistema de representación que no satisface ni de lejos los deseos de la mayoría y que provoca legislatura tras legislatura situaciones que conducen al bochorno generalizado.
Da igual por tanto que al final triunfe una moción de censura o se quede Miguel Martín gobernando en precario. La mala imagen de la clase política del municipio no la levanta nadie, incluso aquellos, que alguno hay, que hoy por hoy sigan estando libres de pecado y con capacidad por tanto para tirar la primera piedra.