Los Presupuestos de la Comunidad Canaria para 2024 resultan preocupantes. Son muy imprudentes, al no tener en cuenta ni el contexto económico ni la recuperación de la regla de gasto, así como al llevar a gasto corriente estructural lo que son ingresos ocasionales. Además, son profundamente desequilibrados, con un enorme crecimiento en Sanidad mientras otras áreas decrecen de forma significativa o pierden peso en el conjunto de estas cuentas públicas, las primeras de las dos derechas canarias en la actual legislatura. No cumplen con educación y castigan, especialmente, a universidades y a servicios sociales, y recortan las políticas de igualdad y, también al sector primario de las Islas.
En primer lugar, como hemos venido señalando desde hace tiempo, estos Presupuestos confirman el enorme engaño electoral que fue la promesa, tanto por parte de CC como del PP, de proceder a una rebaja del IGIC del 7% al 5%. En Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc) dijimos entonces, y reiteramos ahora, que esa posible reducción causaría un daño enorme a los servicios públicos y a la financiación de los cabildos insulares y los ayuntamientos canarios. Y que ni la compartíamos cuando gobernábamos y las fuerzas conservadoras la exigían permanentemente ni la defendemos ahora que estamos en la oposición.
Nos alegra, por tanto, que el Gobierno de las dos derechas incumpla uno de sus principales y más llamativos compromisos programáticos de las elecciones autonómicas celebradas el pasado mes de mayo por las consecuencias negativas que esa injustificada bajada tendría en el bienestar colectivo. Nos parece un fraude, eso sí, que se busque captar votos con promesas irrealizables e irresponsables, haciendo un daño irreparable a la credibilidad de las campañas electorales y a la propia democracia. Curiosamente, además, sus previsiones de ingreso por el IGIC crecen un 17% en estas cuentas públicas mientras que la economía lo hará en un 2%.
Regla de gasto
En NC-bc entendemos, por otra parte, que se trata de unos Presupuestos muy imprudentes. Lo son con relación al gasto, al incorporar 1.121 millones de euros más a pesar de las señales de estancamiento de la economía y a la activación de reglas fiscales, tras estar varios años suspendidas. En sintonía con lo que señala el informe de octubre de este año de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) considero que en estas cuentas se falsea la regla de gasto. La recomendada está en el tres por ciento mientras que CC y PP han puesto el doble, un seis por ciento. ¿Cómo lo han hecho? Incrementando artificialmente el nivel de previsión de ejecución presupuestaria del año 2023, asunto que quedará en evidencia cuando se cierre la contabilidad de este año.
Asimismo, considero una temeridad que el Gobierno de Canarias lleve a gasto corriente estructural los ingresos ocasionales, como también ha señalado la Airef. Nada más y nada menos que mil millones. Una vez desaparecidos esos ingresos coyunturales no se podrá sostener ese gasto público. Y sus negativas secuelas se podrán percibir nítidamente en los Presupuestos de 2025 y 2026.
Contrasta esa imprudencia en las cuentas públicas canarias con el Presupuesto de Andalucía, planteado por un gobierno también conservador, de similares perfiles. Un Ejecutivo que, sin embargo, al elaborar sus cuentas públicas para 2024 ha tenido en cuenta el contexto de la economía, las incertidumbres que suponen los conflictos bélicos a escala internacional, el precio del dinero, la contención del crecimiento, la presencia de las reglas fiscales en 2024… creciendo un 2,5%. Otro tanto sucede en el caso de la Comunidad de Valencia, que aumenta un 4,6%, o Castilla La Mancha, que sube un 6%. Mientras que en Canarias lo hace en un 11%, lo que, más temprano que tarde, se mostrará que es un planteamiento erróneo, un desaguisado que habrá que corregir.
Decía al principio que, además de temerario, este Presupuesto para el próximo año es profundamente desequilibrado. Del global del incremento del gasto incluido en el mismo, 1.121 millones de euros, prácticamente la mitad se dirige a Sanidad, con la ocurrencia, a mi juicio poco acertada, de presupuestar lo que ellos llaman a “gasto real”, lo que no se corresponde con las características de este complejo servicio público, que precisa de organización y gestión eficiente.
Ese desequilibrio lo pagan educación, servicios sociales, vivienda, cultura o universidades. Políticas absolutamente claves y estructurantes, que pierden participación en estos Presupuestos para 2024, convirtiéndolos en antisociales. Respecto al área educativa crece un 4,9%, menos de la mitad del conjunto de las cuentas públicas. Y no se avanza con relación al objetivo de alcanzar el 5% del PIB, como señala en su artículo 72 la Ley Canaria de Educación no universitaria de 2014; al contrario, este Presupuesto de las dos derechas nos aleja de la consecución de ese objetivo tras el notable avance experimentado en la anterior legislatura.
Incumplimiento con las universidades
Para la nueva Consejería de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura se produce un aumento de 19 millones de euros. Con ello se produce un incumplimiento flagrante del compromiso adquirido con las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna, lo que las sitúa en una situación financiera muy complicada. Su escasa relevancia presupuestaria muestra que este nuevo departamento está más dirigido a colocar en el Gobierno a gente de CC que a responder a los intereses, necesidades y expectativas docentes e investigadoras de nuestros centros superiores.
Similar trato recibe también el área de Servicios Sociales, ahora denominada Bienestar Social. Sube 33 millones de euros, 22 por debajo de los 55 millones que establece como mínimo la ley. Hay que recordar que en las cuentas para el presente año 2023 aumentó en 90 millones de euros y CC y el PP lo criticaron entonces. Una incoherencia de los socios del pacto de las derechas que comprometerá el despliegue de la Renta de Ciudadanía y de los servicios de la dependencia.