La progresía española de 2019 está sometida a una anomalía similar a la que la Teoría de la Relatividad General sometió a la geometría euclídea con su curvatura espacio tiempo. Hasta mediados del siglo XIX, la geometría y los axiomas del matemático Euclides habían sido absolutamente incuestionables y, aunque Gauss sospechaba que el espacio podía ser deforme, fue su doctorando Riemann quien estableció la base para que Einstein lanzara sus teorías al mundo y matematizara el funcionamiento del universo. Por cierto, más de cien años después, la ciencia actual sigue demostrando experimentalmente que Einstein acertó.
Al referirme a los progres de España y a sus anomalías, cambio de registro y pasamos a otra liga, la de la cutrez, la estulticia y el fanatismo, aunque dichas deleznables categorías sometan y condicionen a la opinión pública. Antes de proseguir dejo clara la diferencia entre lo acontecido por el planteamiento de la Teoría de la Relatividad y las paridas que nos ofrece la progresía, que, aunque ambas plantean anomalías, en el caso de la primera afecta al ámbito de la ciencia y al de quienes la seguimos; y en el caso de la segunda afecta a todo el mundo. Es decir, las Teorías de la Relatividad Especial y General, 1905 y 1915, son teorías que explican de manera sencilla cómo funciona todo, aunque la base matemática sea muy compleja, y nos llevan a algunos, solo a algunos, a profundas reflexiones sobre la realidad y la vida. Por el contrario, los planteamientos prejuiciosos de la progresía son auténticas gilipolleces que no explican lo más mínimo, que hacen que todo funcione peor, pero que confunden y afectan a mucha gente. A demasiada.
Hemos visto a un actor de cine americano llegar en su yate con aire acondicionado al Open Arms. El actor tiene 70 años y está en clara búsqueda de sus últimos papeles que le permitan mantener su lujoso tren de vida. Los papeles los dan los productores que tienen el capital para producir películas, y estos están bajo el imperio moral del hambriento globalismo que busca permanentemente operaciones de plusvalía, que genera crisis controladas y sus soluciones para invertir en unos escenarios y rentabilizar en otros. Existe un enorme negocio que trafica con seres humanos, negocio del que se lucran magnates como George Soros, así como beneficia estructuras de diferentes gobiernos y ONGs varias. La inmigración ilegal toca la fibra sensible de la opinión pública acomodada y buenista, la que cree que su nivel de vida nunca va a cambiar a peor. Esa inmigración ilegal es el principal factor de desestabilización a corto, medio y largo plazo, desestabilización que necesita y desea el especulador Soros, y otros, para operar sus especulaciones. No olvidemos que Soros derribó al Banco de Inglaterra, tumbó la Libra Esterlina y ganó en 24 horas mil millones de dólares en 1992, importándole un carajo lo que les ocurriera a los británicos y a los europeos. En definitiva, Soros dio un pelotazo antológico en base a la globalización; UK había aceptado entrar en el ERM, mecanismo supranacional europeo, con lo que había perdido capacidad de defensa macroeconómica. En aquel entonces se demostró que la globalización es lo que necesitan los especuladores como Soros; si además le añades factores desestabilizadores sociales, políticos y económicos, como lo es la inmigración ilegal, el negocio de la especulación megamillonaria está servido.
Entonces, tenemos al globalismo financiero especulador empujando para que la migración ilegal, y si puede ser musulmana mejor, entre a Europa en cantidad suficiente como para desestabilizarla. ¿Qué ocurre en la UE cuando hay un atentado terrorista perpetrado por quienes pretenden nuestra destrucción? Que las bolsas caen, que es cuando Soros y otros como él compran. Lógicamente, venden cuando suben y estiman que han ganado lo que querían y, mientras tanto, alimentan a gobiernos ávidos de poder, como el de Pedro Sánchez, y a ONGs que venden hipócrita ayuda humanitaria cuando realmente son colaboradoras del entramado y alimentadoras de mafias internacionales, así como beneficiarias directas de la pasta de los especuladores. A los migrantes les cobran por dejarlos en alta mar a miles de millas náuticas de Europa, de hecho, a escasa distancia de la costa africana, dan la señal de alerta internacional por los canales VHF 16 y 70 y a ella acude el Open Arms, previamente pactado, a recoger la mercancía. A partir de ahí entra el juego político en el que está la España de Sánchez desde el momento en que nada más llegar al poder tras la moción de censura, con quien primero se entrevistó el plagiador del Falcon fue con George Soros. Por supuesto que devolver a los migrantes a costa africana e invertir en desarrollo en los países emisores no le interesa a quienes se forran especulando con todo lo que desestabiliza la inmigración ilegal. Y no interesa porque ello aumentaría las posibilidades de estabilidad en Europa y en África, que es exactamente lo contrario a lo que pretenden.
No puedo evitar recordar en este corto párrafo algo muy significativo que resume la inconcebible bajeza moral de algunos, y por eso lo hago en un párrafo aparte; la bajeza moral de aquellos imbéciles que alaban a Richard Gere por su heroica acción mientras denuestan a Amancio Ortega por haber donado 310 millones de euros a la sanidad pública española para la compra de equipos de radioterapia avanzada para el tratamiento del cáncer. A este respecto no voy a hacer más comentarios pues no quiero entrar en el terreno del insulto grueso.
Y, ¿de nuestro oficial y caballero qué? Es un tonto útil al que, con la posibilidad de algún papel postrero en su agonizante carrera, compran quienes manejan todo el tinglado. Gere y su patética puesta en escena es lo de menos. Lo más preocupante, que es precisamente el motivo de este artículo de opinión, es que haya gente que se trague todo este montaje. Mi intención con este artículo es colaborar humildemente a desmontar el buenismo tolerante que alimenta toda esta maldita trama urdida para que unos pocos sean los amos del mundo. Imprescindible para terminar mentar la ignorancia, esa que imposibilita a los progres ver lo que hay, que es la misma que también les imposibilita apreciar lo que aportó la física matemática hace 100 años, pero como apuntaba al principio, esa es harina de otro costal. Más fácil es entender el porqué Soros es cada vez más rico que comprender el universo tetradimensional de Minkowsky, dónde va a parar.