En las elecciones generales celebradas el pasado 23 de julio Nueva Canarias-Bloque Canarista estuvo a solo 3.000 papeletas de que Luis Campos obtuviera representación en el Congreso de los diputados por la circunscripción de Las Palmas. Y, de haber alcanzado ese escaño, en la sesión de investidura del candidato Alberto Núñez Feijóo celebrada esta semana hubiésemos votado no.
Una negativa basada en que no compartimos su proyecto profundamente conservador y rechazamos, asimismo, el apoyo a su investidura por parte de la extrema derecha, con la que consideramos imposible mantener cualquier tipo de entendimiento. Ningún partido territorial, de derechas o de izquierdas, le ofreció sus votos al candidato, salvo los regionalistas conservadores de UPN y CC.
Desde Nueva Canarias hemos señalado que el debate de investidura de Núñez Feijóo no sirvió para que se abordarán los actuales problemas sociales, económicos, medioambientales y territoriales del Estado español. Ni de Canarias, por supuesto. Quedando limitado a la escenificación, una vez más, del enfrentamiento entre bloques; y mostrando que el apoyo al PP se limita a la bancada de la extrema derecha, junto a UPN y CC.
Circunstancia que, desde la propia noche electoral del 23J, ya hacía predecir que las derechas, con el resultado que arrojaron las urnas, no estaban en condiciones de poder lograr ni mayoría absoluta ni simple. Ni, por tanto, concitar apoyos suficientes para poder formar Gobierno. Si el PP quería los votos de PNV o Junts tenía que excluir a Vox. Si quería los de Vox no podría contar con los de PNV o Junts. Por tanto, el candidato y su entorno más cercano no dijeron la verdad cuando afirmaron que disponían de mayorías para ser presidente y que poco menos que renunciaron voluntariamente en un ejercicio de coherencia. Con los mimbres elegidos el final de la aventura era su derrota parlamentaria.
Oposición
La sesión de investidura sí pudo servir para tratar de apuntalar el liderazgo de Feijóo en el seno de su partido (y en el conjunto de las derechas, con un Abascal relegado a un segundo plano) ante una próxima investidura de Pedro Sánchez, si este consigue los suficientes apoyos, o un escenario de nuevas elecciones en enero. Era una investidura condenada previamente al fracaso, salvo que algunos diputados y diputadas socialistas hicieran caso a los nada éticos llamamientos al transfuguismo. Proclamas realizadas por distintos dirigentes del PP, entre otros el presidente andaluz, Moreno Bonilla.
De todos modos, hay que recordar que también se reafirmó internamente Pablo Casado cuando intervino de forma diáfana y contundente en la moción de censura de Abascal contra Sánchez de octubre del año 2020, desmarcándose de la extrema derecha. Y apenas catorce meses más tarde, en febrero de 2022, fue defenestrado tras su enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso.
Retos del Estado y Canarias
En NC-bc somos conscientes de los grandes retos que tiene la legislatura estatal. En los más diversos ámbitos. Desde la economía y el empleo al cada vez más difícil acceso a una vivienda digna. Desde el fortalecimiento de los servicios públicos a la acción permanente frente a la Crisis Climática que cada vez ocasiona catástrofes -incendios, inundaciones, olas de calor, sequías…- de mayores dimensiones. Sin olvidar la relevancia de los fenómenos migratorios.
Y todo ello exige la adopción de decisiones políticas y, asimismo, disponer de una fiscalidad progresiva y justa para afrontar esos compromisos y para reducir las desigualdades sociales.
También somos conscientes de los asuntos que, además, afectan de forma específica a Canarias. Entre ellos el cumplimiento del REF, el desarrollo estatutario, la solución a los problemas energéticos de las Islas, la adecuada respuesta a los fenómenos migratorios, la cogestión de nuestros aeropuertos...
Así como la defensa de los intereses de nuestra tierra en los Presupuestos Generales del Estado y en los debates que se abrirán, gobierne quien gobierne, sobre la nueva financiación autonómica y la posible condonación de la deuda de las autonomías, temas en los que Canarias debe mantener una posición firme para no salir gravemente perjudicada.
Las políticas conservadoras no incluyen la imprescindible tarea de superar las desigualdades y avanzar en equidad. Su presunta visión de la igualdad entre los territorios o ante la Justicia, en la que tanto insisten, olvida por completo la necesidad de transformar una realidad en la que se precisa una mejor distribución de la riqueza. Y en la que las primeras medidas fiscales puestas en marcha por los gobiernos autonómicos conservadores de los que forman parte, también en Canarias, benefician a una exigua minoría con rentas muy elevadas, perjudicando a la financiación de las administraciones y al bienestar de la mayoría social.
Tampoco se dio ningún paso en un debate, el territorial, en el que es necesario alumbrar fórmulas que posibiliten avanzar hacia un estado plurinacional. Lo que precisa de amplios acuerdos que resultan hoy inalcanzables en medio del actual frentismo. Y que serían imposibles con un Ejecutivo estatal sustentado en la ultraderecha, que prefiere el regreso al centralismo franquista.
Como se pudo observar a lo largo del debate y en las posteriores votaciones, el candidato conservador no concitó apoyo alguno entre las formaciones progresistas y, tampoco, entre las distintas formulaciones nacionalistas presentes en el Congreso de los Diputados. Lo que se explica por ser una investidura en la que resultaban imprescindibles los 33 escaños de Vox, una
formación caracterizada por sus posiciones ultras: su rechazo a los avances de las mujeres, su negacionismo del cambio climático, su homofobia y su racismo.
Así como su visceral concepción centralista del Estado. Lo que imposibilitaba ampliar la base de apoyo parlamentario a Feijóo.
Más derechoso y centralista
Una situación, la presencia de la extrema derecha en la alternativa para llevar a Feijóo a la Presidencia, que no parece preocupar lo más mínimo a una Coalición Canaria que dio su apoyo para que se pudiera establecer el Gobierno más de derechas y más centralista del período democrático. Votando, sin inmutarse, sin manifestar incomodidad alguna, junto a la extrema derecha que quiere acabar con las autonomías y que permanentemente cuestiona derechos de las personas y avances sociales; el amenazante discurso y la reaccionaria retórica de Abascal debió pasarles desapercibidas. Y ahora, tras votar a Feijóo y a su Ejecutivo junto a la extrema derecha, CC intentará pactar con los socialistas. Todo vale.
Tras el anunciado fracaso del candidato del PP se abre una nueva etapa. En la que Pedro Sánchez aspira a establecer una mayoría parlamentaria que le permita continuar en La Moncloa al frente de un gobierno de orientación progresista. Lo que obliga a la generosidad y a la altura de miras, así como al reconocimiento por todas las partes de que la negociación tiene también sus límites. No será, por tanto, una tarea sencilla llegar a acuerdos y evitar una cada día menos descartable repetición electoral a comienzos de 2024.