Sr. Presidente,
Lleva usted casi dos años y medio liderando el rechazo a las prospecciones petrolíferas en aguas españolas lejos de Canarias, a setenta kilómetros. Bien es verdad que hasta hace dos años y medio tanto usted, como su gobierno, como su Partido y como el Partido de su socio de gobierno las apoyaban. Unos, como el PSOE de Canarias, las deseaban con "los ojos cerrados" y otros, como Coalición Canaria, las consideraban de "gran interés para el futuro del archipiélago".
Sí, incluso en enero de 2012 usted mismo sugirió al propio Ministro "del petróleo", calificado así por los que se oponen ahora a las prospecciones petrolíferas, que Canarias se beneficiara específicamente de unas posibles extracciones petrolíferas, en lo que el Ministro, como canario, estuvo en rotundo acuerdo.
Quien hasta entonces, enero del 2012, estaba en total sintonía con las prospecciones petrolíferas debió mirarse al espejo y ver algo que no le gustó: el resultado de las prospecciones podía abrir unas expectativas históricas para España y para Canarias.
Sintieron ustedes pánico escénico de quedar relegados, por no tener competencias en la materia, de un posible punto de inflexión positivo para Canarias. De hecho, una parte del gobierno de Canarias, los socialistas, había autorizado recientemente desde el gobierno de España prospecciones pegadas a la costa en otros lugares de España.
Por cuestiones de estricta conveniencia política, partidaria, Coalición Canaria y el PSOE de Canarias dieron un giro espectacular a su hasta entonces afirmativa posición y comenzaron su artificial campaña en contra de las prospecciones petrolíferas. Ahí comenzó el demagógico camino para conseguir un rechazo masivo de la sociedad. Ahí se originó el infundio apocalíptico del riesgo ambiental. Ahí echó a andar la siempre fracasada, frustrada e inútil causa judicial.
Casi dos años y medio después de aquel cambio radical de postura de quien hasta entonces deseaba y apoyaba las prospecciones petrolíferas, se han esfumado los elementos que han sustentado la nueva y falaz estrategia. Nunca hubo ni hay apoyo masivo de los canarios al rechazo a las prospecciones, no hay riesgo apocalíptico ambiental y no existen impedimentos judiciales ni jurídicos.
Un 2,3% de canarios que recientemente se han manifestado contra las prospecciones no puede tomarse, en modo alguno, como ariete argumental: hacerlo resulta grotesco. El riesgo ambiental se ha demostrado prácticamente nulo, inexistente, tendente a cero. Y, por si fuera poco, el Tribunal Supremo ha dado la razón al gobierno de España en el impecable expediente de autorización. Dicho de otra manera, el arsenal judicial promovido por Corporaciones Locales en las que gobierna Coalición Canaria y el PSOE de Canarias ha quedado anulado.
Hace unas semanas le sugería que estaba usted a tiempo de rectificar. Ahora Sr. Presidente, como canario le exijo rectificar. Está usted embarcado en una causa carente de sentido, inútil, onerosa y obstruccionista para el interés general de Canarias.
Sr. Presidente, trabaje para y por Canarias. Negocie usted con el gobierno de España y exíjale beneficios para los canarios. Abandone posiciones beligerantes e inútiles. Seguramente, si comienza a transitar caminos razonables nos encontrará a la inmensa mayoría de los canarios.
Por Sigfrid Soria, militante del PP