Anoche soñé que la Mona Lisa se sonreía del mono peludo. De aquel hombre que, desesperado y neurótico ya "uno" artista con nombre, inventaba e inventaba todo lo que apareciera en su mente ya fuera para la guerra o para la paz. Frenético. Arrebatado de furia ante el misterio que aquella mujer no le desvelaba. Y que ni toda la fama y bienes y poderes del mundo le iban a aportar.
Ella parecía decirle, no hay renacimiento sin mí, loco. Luego apareció el hombre de Munch totalmente desbordado su asombro y su horror al ver el río bajar repleto de plásticos. Entonces apareció la Mona Lisa y lo abrazó, luego le separo las manos de sus oídos y acercando su boca le susurró: "Será mejor si nos acompañamos".
Que las aves cojan plásticos y los transporten en sus buches y se lo den luego como alimento a sus crías, no es normal; es muy anómalo. Que las ballenas mueran por ingesta de plástico sin enterarse del error, no es normal; es muy anómalo.
En tierra, normalmente no sucede de forma tan obvia que un animal coma plásticos de forma directa. Eso es extraño porque hay mas sentidos aparte de la vista. Y los pájaros que cogen plásticos en el mar no lo hacen en tierra. Es fácil deducir que el mar de alguna manera camufla el palo.
Es fácil que ya nos lo esté dando a nosotros y aun no lo tengamos engullido del todo. "Será mejor si nos acompañamos", soñé que decía ella.
Por Ginés Díaz