Como todas las mañanas de domingo, dedico las dos o tres primeras horas de la mañana a ponerme al día con artículos y entrevistas que se me fueron pasando a lo largo de la semana y no pude leer, ver o escuchar. Esta semana las noticias de ámbito internacional fueron desoladoras, los extraños pactos de Trump y Putin, la situación de Ucrania, la guerra que no cesa y una paz que se dibuja desde el principio distorsionada. Un panorama inquietante como todo lo que toca Trump, más envalentonado que nunca, tomando decisiones unilaterales y sin escrúpulos o con las peores alianzas, no bastaba el genocidio en Gaza, ahora también impone la deportación de la población palestina, y todo sin cortarse un pelo, en connivencia con los dirigentes más turbios del planeta, desde Putin a Netanyahu, pasando por los Milei y sus motosierras.
El panorama estatal no se libra de oscuras turbulencias “el que pueda hacer que haga” redoble de tambor, y así la In-Justicia que aplican algunos desde sus tribunas, entreteniendo a las mayorías con un triste pan y circo, que ni alimenta, ni aloja a quien no tiene casa, va minando la moral y la capacidad de respuesta de quienes quieren
-queremos- una sociedad más justa, más democrática, más feminista e igualitaria.
Se acerca el 8M y que triste todo lo que rodea al caso Monedero, la parte de verdad, y todas las otras partes, las de los bulos y mentiras interesadas, de burdos intentos de manipulación, todo vale si sirve de nuevo para golpear a Podemos. Hay que tener mucha fuerza y una paciencia infinita para no desfallecer y mandar a paseo a una gran parte de esta mezquina sociedad, a la más sórdida, la que inventa y enmaraña todo lo que toca, y a la que le sigue por comodidad, por vagancia, por pura pereza intelectual y desidia, porque no se siente interpelada, porque piensa que lo que pasa no va con ella, con ellos, que no les afecta, y una vez me viene a la memoria el impactante texto Niemöller :
“Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío.
Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre.”
Pero no, tranquilas, no vamos a tirar la toalla por mucho que sea lo que algunos quieren, no vamos a dejar el campo libre a los de siempre, para que con con su poder, su capacidad de manipular y comprar voluntades, puedan campar a sus anchas sin ninguna resistencia.
Nos quieren calladas, desanimadas, encerradas de nuevo en las casas, pensando que no vale la pena, que todos los partidos, todas las políticos, son iguales, mirando desde la distancia, desde un cómodo sofá -quienes lo tengan- mando a distancia en mano, para cambiar rápido si la noticia resulta demasiado incómoda o molesta, enganchadas a innumerables series de ficción que permitan evadirnos y pasar de puntillas cuando la realidad resulte abrumadora.
Nos quieren calladas, sumisas y conformistas, lo que no saben es que las feministas somos tenaces e insistentes, como la Blimunda de Saramago, que no se rinde.
Este 8M volveremos a salir a las calles con la cabeza alta y las ideas claras, frente al odio fascista, orgullo feminista.
P.D. Acabamos de conocer los resultados de las elecciones en Alemania, me quedo con dos pequeñas alegrías:
1. Que la derecha alemana, CDU, tiene muy claro que no va a pactar nada con la ultra derecha, a ver si aprenden por aquí;
2. Y que mucho gente joven, lejos de irse hacia la ultra derecha como en otros países de Europa, ha votado al partido más a la izquierda “Die Linke” haciendo que, por primer vez, gane la izquierda en Berlín.