Opinión

Madrid-Barça; Atlético de Madrid-Rayo Vallecano  

Canarias se enfrenta a un reto importantísimo el próximo 20 de diciembre. Hay unas elecciones generales que algunos ven como si fuera un partido de fútbol entre los grandes equipos de la Liga. Es como si los demás, los modestos, no participáramos. Curioso y triste a la vez.

Las elecciones generales se plantean en Canarias de forma tradicional como si fuera un partido entre el Madrid y el Barcelona. Tal vez por culpa nuestra, muchos de los votantes nacionalistas se inclinan por apostar por uno de sus equipos nacionales, el Partido Popular (PP) o el Partido Socialista (PSOE). Por eso, y sólo por eso, se ha dado siempre la extraña circunstancia de que Coalición Canaria (CC), que era la fuerza más votada al Parlamento autonómico, con el mayor número de ayuntamientos y cabildos, quedaba relegada a un tercer o cuarto lugar.

En esta ocasión, salvo que seamos capaces de invertir la lamentable dinámica, va a suceder lo mismo, con la diferencia de que la liga se ha ampliado a otros dos equipos, también nacionales. Ya la cosa no es un Madrid-Barcelona, ahora entra en juego el Atlético de Madrid y el Rayo Vallecano. El Atlético de Madrid es ese otro equipo del centro que cae muy bien a la mayoría porque ha impuesto un sistema de juego claro y contundente, que atrae a la gente con un discurso de su entrenador que llega de forma directa, el "partido a partido". El Atleti es Ciudadanos y el papel del Cholo Simeone lo define a la perfección Albert Rivera. Y luego está el Rayo Vallecano, ese otro equipo que estuvo de moda porque tiene un entrenador muy mediático que ha aportado al mundo un sistema de juego rompedor, de constante ataque y de alegría en los planteamientos, pero con poco fundamento para un equipo modesto que tiene enormes carencias. Un conjunto que apuntaba alto pero que finalmente se va hundiendo poco a poco en la tabla clasificatoria. El Rayo en este caso es Podemos y el bueno de Paco Jémez está representado en política por el no sé si tan bueno Pablo Iglesias.  

En esa nos encontramos, una liga de cuatro en la que parece que los demás no jugamos, salvo en los lugares donde sí han entendido muy bien que es importante que un nacionalismo fuerte les represente en la capital, como son Cataluña y el País Vasco. ¿Por qué creen los nacionalistas que luego votan al Madrid o al Barsa que los vascos y los catalanes han conseguido tantas cuotas de autogobierno, tantas ventajas frente al resto de ciudadanos de este país? Porque han sido fuertes en Madrid. En algunas ocasiones, incluso, han sido fundamentales para garantizar la gobernabilidad del Estado. ¿Se imagina alguien lo que conseguiríamos para las Islas después del 20 de diciembre si Coalición Canaria se convirtiera en la llave de la gobernabilidad? Yo lo tengo claro: conseguiríamos mucho, muchísimo.

No parece justo que los ciudadanos canarios defendamos a equipos nacionales en detrimento de nuestra Unión Deportiva Las Palmas, de nuestro Tenerife o de nuestro Lanzarote. Ni es justo ni es lógico. Y eso es lo que en Coalición Canaria (CC) debemos esforzarnos en hacer entender antes de que la gente vaya a votar en diciembre. Es tremendamente importante que los aficionados del Archipiélago apoyen a sus equipos locales, aunque sea simplemente para garantizar la permanencia en la Primera División. Si no ayudan a CC en estos comicios, si no nos dan su respaldo, dejaremos de tener voz en Madrid y pasaremos a un extraño momento en el que se debaten los asuntos de interés general en el Congreso y en el Senado sin que aparezca el nombre de las Islas Canarias por ningún lado. Que nadie se engañe, quince diputados salidos de las urnas en Canarias del Madrid, del Barça, del Atleti o del Rayo se van a diluir en la capital como se diluye un azucarillo en el cortado de la mañana. Ocurriría lo mismo que ocurre ahora, que a ninguno de ellos les podríamos seguir la pista en cuatro años, porque no dejarían un solo rastro que seguir. Hay que evitarlo.

Me consta que en la organización están trabajando a fondo para hacer que llegue este mensaje alto y claro. Por mi parte, trataré de conseguir el mayor número de votos para mi compañero Marciano Acuña al Senado y para la lista que encabeza Pablo Rodríguez al Congreso por la provincia de Las Palmas. Y lo haré pidiendo el apoyo de todos los que se sienten nacionalistas de corazón, y de todos los que no siendo nacionalistas hayan entendido este planteamiento simple que he tratado de trasladar.

Piénsenlo: ¿con quién iríamos los aficionados canarios si el Madrid o el Barça se estuvieran jugando la liga en un último partido contra la Unión Deportiva Las Palmas o el Tenerife que si perdieran se irían a la Segunda División, con los de la Península o con los nuestros?

 

Por Oswaldo Betancort, números dos de CC al Congreso de los diputados por Las Palmas