Afrontamos la recta final de la que ha sido, sin ningún género de duda, la más compleja y convulsa legislatura de la historia de España en décadas. Y lo hacemos con la misma energía, ilusión y responsabilidad del primer día. Agotando el mandato como hacen los Gobiernos serios, sin tiempo de descuento, cumPPliendo el 95% de nuestro programa electoral, y rindiendo cuentas con la satisfacción de comenzar a devolver a los ciudadanos el esfuerzo realizado.
Los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año no son una carta del Partido Popular a los Reyes Magos pues son otros los que adquieren compromisos que luego no pueden cumplir, bien por ineficacia, bien porque resultan sencillamente irrealizables. Presentamos unas cuentas públicas coherentes con la realidad económica y social de España, que dejan atrás los duros ajustes del pasado merced a las políticas irresponsables de la izquierda y su negación de la crisis, y dan un portazo definitivo a la recesión. Son los mejores posibles.
Y es que pintaban muy mal las cosas en 2011, que sin duda será recordado como el año en que el PSOE volvió a arruinar España. Un partido socialista, que desbordado por los acontecimientos se mostró incapaz de aportar más solución a la crisis que abandonar a los ciudadanos a su suerte y dejar anticipadamente el Gobierno. "Ahí les dejamos el paquete", debieron pensar… Y no les faltaba razón.
Cuando llegamos al Gobierno el panorama era desolador. Tres millones y medio de personas habían perdido su empleo durante la etapa socialista, gastábamos 92.000 millones de euros más de lo que se ingresaba y habíamos dejado de recaudar 70.000 millones por su nefasta gestión tributaria. Fiel a su estilo derrochador y mientras todo ello sucedía, las Administraciones Públicas estaban sumidas en el más absoluto descontrol, como si vivieran en un mundo paralelo y ajeno a la tragedia que padecían miles de empresas en el sector privado. Aquello no iba con ellos, crecían los gastos y se acumulaban las deudas, entre otras, las correspondientes al millón de facturas sin pagar a proveedores a las que tuvimos que hacer frente nada más llegar y que salvaron de la quiebra a más de 100 mil empresas, en su mayoría PYMES y Autónomos.
Fueron momentos difíciles para mucha gente, también para el Gobierno y para quienes lo respaldamos desde las Cortes Generales, y no faltaron las presiones para que entregáramos la soberanía económica a los temidos "hombres de negro". En ocasiones pienso que en eso consistía el plan de la izquierda. Tal vez estimaron que un país en la ruina como el que nos dejaron, no tendría otra salida que someterse a los dictados de la Troika; bajar pensiones y salarios, despedir trabajadores públicos o suprimir ayudas y prestaciones por desempleo. No les importó el sufrimiento de la gente, sólo que pagáramos políticamente por ello, pero se equivocaron. Se equivocaron al pensar que tiraríamos la toalla, que no detendríamos la caída, que no seríamos dueños de nuestro propio destino y sacaríamos a España de la quiebra, por cierto, como siempre hace el Partido Popular cada vez que gobierna la izquierda. Se equivocaron y evitamos el rescate, por eso no les gusta que hablemos de economía.
Vamos a aprobar unas cuentas fundamentales para que el país no vuelva a estar en el limbo presupuestario como sucedió con Zapatero... Para consolidar las políticas que están garantizando la creación de puestos de trabajo y el cobro de las pensiones, en definitiva, para que la economía española continúe la senda de crecimiento que hoy nos convierte en locomotora de Europa, y nos hace disfrutar de una sanidad y una educación que siguen siendo públicas, gratuitas y de la máxima calidad. Es por tanto, un acto de responsabilidad que confirma que de las crisis se entra por la izquierda y se sale por la derecha. Que el esfuerzo ha valido la pena, y que las reformas aprobadas por el Gobierno del Partido Popular ya se traducen en mejoras tangibles para los ciudadanos.
Esto no es macroeconomía, como gusta decir a la izquierda para deslegitimar los datos del Gobierno. Hoy en España hay un millón de nuevos afiliados a la Seguridad Social y 400 mil parados menos que al inicio de legislatura. Hoy la recuperación económica y la creación de empleo son la misma cosa porque no hay una sin la otra, y aunque somos conscientes de que queda mucho por hacer, conviene de vez en cuando echar la vista atrás y valorar de dónde venimos, aunque sin duda lo más importante sea conocer hacia dónde vamos. Con humildad, sin triunfalismos ni brotes verdes o engaños, pero con firmeza y determinación, mirando a la gente a los ojos y diciendo la verdad, como siempre hacemos en el Partido Popular.
Una recuperación que está llegando a los ciudadanos para colmar aquello que verdaderamente les preocupa. Que crea oportunidades de empleo, baja los impuestos y ofrece mayores coberturas sociales a quienes menos tienen. Es la hora de las personas, y haber enderezado el rumbo nos permite destinar el 54% de los recursos a política social, garantizando que más de 13 millones de ciudadanos reciban alguna clase de renta de protección, aumentando los recursos para la dependencia, actualizando las pensiones y destinando a becas la mayor partida de la historia.
¿Y qué pasa con Lanzarote?, se preguntará el paciente lector.
Lanzarote como toda Canarias, a pesar de sus intolerables cifras de desempleo, forma parte indiscutible de lo que ya muchos medios económicos internacionales denominan "el nuevo milagro español".
En Lanzarote aumenta la inversión hasta los 16,3 millones de euros para la ampliación del Puerto de Arrecife y se destinan otros 7,1 millones para mejoras en el Aeropuerto. Crecen las transferencias a Corporaciones Locales para una mejor gestión de sus competencias y servicios a los vecinos, y se incrementan notablemente las subvenciones, incluso en materias que no siendo responsabilidad del Estado como la gestión de carreteras, infraestructuras hidráulicas o vivienda, garantizan una justa compensación por nuestra lejanía e insularidad y han sido caballo de batalla de quien suscribe durante todos estos años.
Es precisamente en materia de vivienda, y adicionalmente a los recursos que ya destina el Plan Estatal de Vivienda a políticas de rehabilitación, alquiler o cobertura por impagos hipotecarios, donde el Partido Popular vuelve a cumplir con Canarias con más de 30 millones de euros. Unos recursos que seguirán garantizando los compromisos adquiridos por el Estado y que ponen a nuestras autoridades locales en el punto de mira, para que de una vez por todas, inicien los trabajos de reposición en las viviendas de Valterra y Titerroy cuyos vecinos desesperan.
No menos relevante resulta el aumento de las subvenciones y ayudas en materia de transporte, donde se duplican las cuantías al movimiento de mercancías para que continúen disminuyendo los precios, y se incrementa la subvención al transporte de residentes canarios, haciéndose extensivo este derecho a los ciudadanos no comunitarios de larga duración y sus familias.
En definitiva, el Partido Popular apuesta con estos presupuestos por seguir bajando los impuestos, crear empleo, garantizar los servicios esenciales y nuestro estado de bienestar, algo seriamente amenazado si prospera el tándem PSOE-Podemos, los nacionalismos excluyentes, o cualesquiera de las opciones que abanderando fórmulas milagrosas que no existen, se presentan ante los ciudadanos con las mismas viejas recetas que tanta miseria y desigualdad han provocado por el mundo.
España se juega su futuro y los Presupuestos del Cambio abren una nueva etapa de prosperidad que deja atrás la crisis; ahora podemos decidir no volver a ella. Nos presentamos ante los ciudadano
Oscar Luzardo. Senador por Lanzarote del Partido Popular