Opinión

Las libertades

Este fin de semana conocimos que existe algo que se llama la AMDH, que es la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Lo sabemos porque ha solicitado al Gobierno de Rabat -y , por tanto, también a Mohamed VI- que negocie con los ...


Este fin de semana conocimos que existe algo que se llama la AMDH, que es la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Lo sabemos porque ha solicitado al Gobierno de Rabat -y , por tanto, también a Mohamed VI- que negocie con los ...

Este fin de semana conocimos que existe algo que se llama la AMDH, que es la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Lo sabemos porque ha solicitado al Gobierno de Rabat -y , por tanto, también a Mohamed VI- que negocie con los presos saharauis que están en huelga de hambre en distintas cárceles. En un comunicado del pasado 24 de agosto que difundió este domingo la agencia de prensa saharaui Sáhara Press Service, la AMDH critica a las autoridades marroquíes por haber impedido a la organización visitar a algunos de estos prisioneros en El Aaiún, en el Sáhara Occidental. La AMDH considera que el estado de salud de los huelguistas, que no ingieren alimentos desde el 8 de agosto pasado, "ha comenzado a deteriorarse peligrosamente" y denuncia que algunos de ellos sufrieron "torturas después de su arresto", siempre según recoge la agencia saharaui.

En primer lugar, si la información es tal como la ha contado la agencia de noticias saharaui y quitándole la carga inhumana y cruel que tiene el asunto, hay que alegrarse y mucho de que en Marruecos exista una organización como la Asociación de Derechos Humanos. Y lo decimos a sabiendas de que mucha gente no lo entenderá. Nos referimos a todos aquellos que se empeñan en disfrazar la realidad y en contar que Marruecos es un país absolutamente democrático. No decimos que no lo sea en parte, que no haya cierta democracia parlamentaria. Sin embargo, tenemos muy claro que la imagen que se ofrece al mundo no se corresponde al cien por cien con la realidad. Hay muchos datos que lo confirman, como el hecho de que periodistas como Ali Lmrabet sean perseguidos y condenados por criticar al monarca o a los representantes del Gobierno. En un lugar en el que el pueblo no se puede expresar sin ataduras no se puede hablar nunca de que existe democracia, mucho menos libertad.

En el caso del Sahara, estamos asistiendo a un triste espectáculo que únicamente alcanza proporciones de realidad con las escasas crónicas no sesgadas que llegan de la antigua colonia española. Ya sabemos que la democrática Marruecos ha impedido a lo largo de todo el verano a infinidad de expediciones de distintas comunidades autónomas -incluyendo a Canarias- visitar los campamentos de refugiados y constatar que allí no se está produciendo la violación de derechos humanos que sistemáticamente denuncian los saharauis. Sólo algunos privilegiados como un grupo de sacerdotes canarios han estado allí y han atestiguado que sí, que la cosa es igual o peor que lo que se imaginan los menos optimistas.

Mientras, como Marruecos sigue contando con el amparo de Estados Unidos, no se termina de solventar la cuestión del referéndum sobre el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, incumpliéndose una vez más una resolución de Naciones Unidas.

Dentro de lo malo, insistimos, es una gran noticia por tanto que exista al menos una organización como la AMDH. Ahora, nuestra pregunta es muy concreta: ¿servirá para algo que haya marroquíes preocupados por la falta de democracia de su país y por la posible violación de derechos humanos? Respuesta: esperemos que sí.