Opinión

"Lanzaroteñizar" Marbella

Soy de los que esperábamos con muchísimo interés la comparecencia pública de los empresarios turísticos de Lanzarote para valorar el reportaje de El País del lunes 17 de marzo. Reconozco mi ingenuidad: creí que Asolan y ...


Soy de los que esperábamos con muchísimo interés la comparecencia pública de los empresarios turísticos de Lanzarote para valorar el reportaje de El País del lunes 17 de marzo. Reconozco mi ingenuidad: creí que Asolan y ...

Soy de los que esperábamos con muchísimo interés la comparecencia pública de los empresarios turísticos de Lanzarote para valorar el reportaje de El País del lunes 17 de marzo. Reconozco mi ingenuidad: creí que Asolan y Aetur se colocarían por fin en el espacio que corresponde a la ética y a la legalidad. Pensé que aprovecharían el momento para condenar con rotundidad las malas prácticas de alcaldes corruptos, empresarios sin escrúpulos y abogados espabilados que han tenido como nefastas consecuencias la construcción indiscriminada de complejos turísticos en situación irregular. También esperé que la gente de ATI-cc y del PP se pronunciara con energía y decisión a favor del freno al crecimiento urbanístico desaforado. En mi ilusa ingenuidad, hasta soñé que los voceros mediáticos que todos los días aplauden con las orejas las trapisondas de los señores del cemento detendrían por un tiempo sus aullidos matutinos. Como es obvio, me equivoqué.

Pero uno tiene todo el derecho del mundo a equivocarse. Uno tiene derecho a pensar que el camino iniciado por el Cabildo de Lanzarote en la década de los 80 y continuado ahora con el Plan de Desarrollo Sostenible de la presidenta Manuela Armas, es la vía correcta por la que transitar. Es la vía de la ley, de la protección del territorio, de la ordenación urbanística, del freno a los medianeros de los poderosos disfrazados de alcaldes democráticos, de la conversión de esta Isla en un destino turístico diferenciado, especial, no asimilable a la Costa del Sol, o al Caribe, o a Gran Canaria o a Fuerteventura. Uno tiene derecho a creer que existe vida inteligente más allá del destrozo sistemático que alcaldes tarugos y promotores aprovechados han ocasionado a Playa Blanca o a Costa Teguise. Uno tiene derecho a decir, muy alto y muy claro, que Asolan y Aetur se niegan a condenar la especulación brutal que ha experimentado esta Isla y prefieren aplicar paños calientes porque así, según sus voceros, no hacemos daño al buen nombre de Lanzarote.

Chorradas por un tubo. La venida de turistas a nuestra Isla no se va a resentir por el reportaje de El País. Ningún holandés, o alemán, o escocés o burgalés va a suspender sus vacaciones en Lanzarote porque ha leído los titulares del periódico. Más bien al contrario: le interesará muchísimo saber que en esta Isla las autoridades democráticas toman medidas contra las corruptelas y las tramas urbanísticas, y que existe en Lanzarote una conciencia medioambiental tan potente que impide a cuatro desaprensivos especular con nuestro bien más precioso, como es el territorio. Probablemente se sorprenderán de las declaraciones de toda una responsable autonómica de Turismo, ex gerente de Asolan, condenando las manifestaciones muy precisas del consejero cabildicio Carlos Espino a El País. Por cierto, el también secretario de Organización del PSOE no expresó con sus palabras nada diferente a lo publicado desde hace meses en distintos medios de comunicación de Lanzarote y de Canarias.

No hay nada que hacer. Asolan, Aetur, ATI-cc, el PP, su coro mediático, todos ellos han dictado sentencia. Lanzarote no es Marbella y el culpable de las cuatro columnas de El País en primera plana se llama Carlos Espino. El Cabildo de Lanzarote, la Fundación César Manrique y, lo que es incuestionable, la inmensa mayoría de la sociedad civil conejera, opinan lo contrario, y probablemente ese mensaje estaba implícito en los resultados de las elecciones generales del 9-M. "¡Es falso que se esté produciendo la marbellización de Lanzarote!", gritan indignados los empresarios y sus voceros. De acuerdo total: con la ley por delante, con la ética y con las buenas prácticas de gobierno, contribuiremos desde aquí a lo contrario, a la lanzaroteñización de Marbella.

*Miguel González,

Secretario de Comunicación del PSC en Lanzarote y diputado electo