Opinión

La vida en un publireportaje

Por José Montelongo La última de Cándido Reguera ha sido sonada y sus ecos todavía colean, indignados, en las tertulias radiofónicas y en las barras de los bares, en justa competencia con la rueda de prensa de nuestro insigne presidente del ...

Por José Montelongo
La última de Cándido Reguera ha sido sonada y sus ecos todavía colean, indignados, en las tertulias radiofónicas y en las barras de los bares, en justa competencia con la rueda de prensa de nuestro insigne presidente del ...

La última de Cándido Reguera ha sido sonada y sus ecos todavía colean, indignados, en las tertulias radiofónicas y en las barras de los bares, en justa competencia con la rueda de prensa de nuestro insigne presidente del Cabildo.

El alcalde del ajustarse el cinturón y controlar el gasto, el mismo que cerca estuvo de poner en la calle a una decena de guagueros por mor del ahorro, se ha gastado unos miles de euros en equipamiento informático pijo. I-pads para una Corporación no precisamente reducida en concejales, buena parte de la cual aún trata de averiguar por dónde se agarra el bicho.

Mientras Cándido larga cifras disparatadas en gasto de folios (algún día pagaremos el daño infligido por el Ayuntamiento de Arrecife a los bosques del Amazonas) los grupos políticos nos planteamos solicitar al menos una copia de la documentación de los plenos en papel, en tanto nos hacemos con el manejo del equipo y compramos gafas de cerca.

No es la primera vez que el estadista Reguera nos sorprende con una de sus ocurrencias, que impone con la firme intención de que aceptemos sin más. Asesores, conciertos, iconos, encuestas, externalización de servicios.

Casi un año después de que accediera al cargo sin el menor pudor, de la mano de los partidos más golpeados por la corrupción, el alcalde no ha acometido ningún tipo de acción política encaminada a mejorar la ciudad de Arrecife.

Conciertos pretendidamente benéficos que nos han salido por un congo, pantallas futboleras, teles para los centros socioculturales, que aparecen y desaparecen... Y fotos, muchas fotos, en un intento vano de aparentar una actividad frenética. La vida en un publireportaje.

Y al mismo tiempo, deudas con las escuelas deportivas, con los centros educativos, con los proveedores del ayuntamiento, con los propietarios de las viviendas de los desahuciados de Titerroy... La lista es interminable.

La política errática de ocurrencias y despilfarro de Reguera está llevando al Consistorio al borde del abismo económico, en un año muy delicado, que exige austeridad y recorte de los gastos no estrictamente necesarios.

Por favor, don Cándido, le pido una vez más que no condicione el futuro del Ayuntamiento con decisiones arbitrarias y sin sentido. No insulte la inteligencia de los vecinos de Arrecife y póngase a trabajar.