Opinión

La trastienda de la dimisión de Fajardo

La dimisión que no fue tal de Manuel Fajardo Palarea al frente del Partido Socialista Canario (PSC) en Lanzarote ha dado mucho de que hablar y mucho sobre lo que escribir. Está claro que no ha pasado por alto a los representantes de ...


La dimisión que no fue tal de Manuel Fajardo Palarea al frente del Partido Socialista Canario (PSC) en Lanzarote ha dado mucho de que hablar y mucho sobre lo que escribir. Está claro que no ha pasado por alto a los representantes de ...

La dimisión que no fue tal de Manuel Fajardo Palarea al frente del Partido Socialista Canario (PSC) en Lanzarote ha dado mucho de que hablar y mucho sobre lo que escribir. Está claro que no ha pasado por alto a los representantes de la Ejecutiva regional que en teoría dirige Juan Carlos Alemán la llamada de atención de la agrupación insular más valiente y más fuerte de todas las que tienen en Canarias, con representantes cogobernando las dos principales instituciones de la tercera isla en población y en datos socioeconómicos y con una Alcaldía consolidada en uno de los principales núcleos turísticos del Archipiélago. Y es que Alemán y compañía venían de un tiempo a esta parte tocando con más frecuencia de la deseable en política las narices a los socialistas lanzaroteños, con los que sólo contaban a la hora de recoger votos y organizar eventos: primero fue con el polémico tema de las prospecciones petrolíferas que la empresa Repsol YPF quiere seguir realizando frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura; luego fue con el relevo de José Manuel Arnáiz al frente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas; y ahora con el polémico asunto de la lista regional de quince diputados y la eliminación del sistema de equilibrio parlamentario entre las islas capitalinas y las no capitalinas que conocemos como triple paridad. En todos esos casos, y son unos pocos ejemplos, no se había contado para nada con la firme opinión de los socialistas lanzaroteños, que no por ser minoría en la Ejecutiva Regional del PSC tenían por qué estar confundidos, y no por ser minoría necesitan ser adoctrinados por nadie. Lo decía Carlos Espino en Radio Lanzarote: "se veía venir". Conociendo a Manuel Fajardo, se sospechaba que algo así podía suceder, sobre todo después del golpe moral que supuso para él pensar que finalmente se podía perder la bonita batalla en la que se ha envuelto toda una isla porque a alguien se le ocurría tener conciencia disciplinaria y pensaba votar en contra del sentir de sus compañeros. De llegar el caso, sería lamentable y todos lo denunciaremos.

Juan Carlos Alemán aseguró al término del encuentro mantenido en la capital tinerfeña con Manuel Fajardo, Miguel Ángel Leal y Carlos Espino que el actual vicepresidente primero del Cabildo de Lanzarote va a seguir al frente de su partido. "Faltaría más", podrían pensar muchos que son socialistas y otros que no lo son. "Si el que tendría que dimitir eres tú", razonarían los que no están en absoluto de acuerdo con sus extrañas formas de concebir la política en las Islas.

El toque de atención de Manuel Fajardo a sus compañeros de partido tiene que servir para ahondar en la reflexión general de unas islas, nos referimos a las periféricas, que están aletargadas. Si la triple paridad ha servido para poco, ¿qué ofrecerá a la armonía y a la justicia política del Archipiélago un Parlamento en el que Gran Canaria y Tenerife tienen una amplia mayoría? Lo malo es que la reacción está siendo algo más que perezosa. No se comprenden algunas actitudes, como la de Fuerteventura, y no se entiende que el resto de cabildos no haya puesto el grito en el cielo después de que el presidente de turno de la Federación Canaria de Islas (FECAI), José Manuel Soria, dijera que con que vayan Gran Canaria y Tenerife a las reuniones habrá quórum suficiente, puesto que representan a más del ochenta por ciento de la población de las Islas.

El Partido Popular (PP) de Lanzarote ha reaccionado como era previsible, intentando hacer leña del árbol medio caído. A su modo de ver, lo de Fajardo ha sido un paripé. No parece que sea así conociendo todos los datos de la historia, aunque ellos son libres de intentar dañar la imagen de sus rivales. Eso también debería hacer pensar a los socialistas, a esos que defienden ir de la mano del PP hasta el final, únicamente por fastidiar a Coalición Canaria (CC). ¿Es rentable políticamente estar en sintonía permanente con tu principal adversario político si no tienes intención de formalizar un acuerdo de gobierno? A nuestro juicio la respuesta está clara: no.