El Cabildo insular de Lanzarote acaba de hacer pública la última encuesta de temas insulares que, en esta ocasión, en lugar de contemplar como un tema de interés general las valoraciones de políticos de la Isla y la intención de ...
El Cabildo insular de Lanzarote acaba de hacer pública la última encuesta de temas insulares que, en esta ocasión, en lugar de contemplar como un tema de interés general las valoraciones de políticos de la Isla y la intención de voto de los ciudadanos para las próximas elecciones locales y autonómicas a la vuelta de la esquina, se ha centrado en la manera en que los residentes y no residentes se toman el fenómeno migratorio. Y recalcamos lo de residentes y no residentes pues, en contra de lo que en algunos foros se ha sospechadoa tenor de los resultados, el sondeo que ha realizado el Centro de Datos del Cabildo se ha basado en una encuesta practicada telefónicamente sobre 707 personas, lanzaroteñas, peninsulares o extranjeras, siempre y cuando fueran mayores de 15 años. Mejorar la oferta sanitaria y reducir los problemas derivados de la inmigración parecen ser las actuaciones más inmediatas que demandan los ciudadanos que viven en Lanzarote.
En el tema que nos ocupa, es curioso observar cómo el ser humano valora de uno u otro modo aspectos como la inmigración y la delincuencia, siempre en función a si su opinión es tomada en cuenta de manera individual o colectiva. Les ponemos un ejemplo. A pesar de que más del sesenta por ciento de los entrevistados en esta última encuesta del Cabildo relaciona a los inmigrantes con la delincuencia, aunque también más del sesenta por ciento dice estar de acuerdo con que las instituciones dejen de aportarles ayudas y subvenciones, y a pesar de que casi el setenta por ciento de los encuestados considera que la llegada de inmigrantes a la Isla no ha aportado en realidad desarrollo económico alguno a Lanzarote, sin embargo, el concepto cambia cuando varía el ámbito de afectación personal: tres cuartas partes dicen no sentirse ni beneficiada ni perjudicada por la inmigración.
Es decir, en la Isla se percibe una gran sensación de que existe un rechazo social generalizado contra los inmigrantes cuando, por otro lado, en realidad a nivel personal a casi nadie le afecta directamente ni para bien ni para mal.
Cuando en reuniones informales la tónica general de una discusión apunta a la defensa de derechos colectivos reconocidos, como la libertad o eso de que todos somos inocente ante la ley mientras no se demuestre lo contrario, muchos ramalazos de tolerancia nos pueden salir por la boca a raudales. Ahora bien, cuando uno sufre la perversión del otro en sus propias carnes y es víctima directa de algún delito, la intolerancia se apropia de nuestro modo de pensar y opinar.
Dicho de otro modo, al principio muchos nos compadecemos de manera colectiva de esa pobre gente que viene en patera. En cambio, después de tener la desgracia de que nos roben nuestro coche en la puerta de nuestra casa, que violen a nuestra hija o que nos maten a un familiar, aún sin saber si el autor de tales crímenes es una persona natural de la Isla o foránea esa opinión deja de ser opinión colectiva para convertirse en odio subjetivo, puro y duro al extranjero, o al peninsular según qué casos.
Lo que queremos decir es que hay una percepción muy distinta de la realidad según ésta se mire en conjunto o individualmente. En el primer caso, tendemos a adherirnos a las valoraciones mayoritarias. En el segundo, el interés personal prima sobre el colectivo.
Acerca de si la calidad de vida ha mejorado o no en el último año en la Isla, aunque sociológicamente haya siempre la sensación de que todo va ir a peor en un futuro, por supuesto que depende de a quien se le pregunte. Sí que es verdad que ha aumentado la preocupación por la carestía de la vida, la cesta de la compra y la vivienda, entre otros aspectos. Tal y como dice la encuesta, Tías es el municipio en que, en general, mejor se vive, mientras que Arrecife es el que sale peor valorado.
Claro que los servicios sociales en Lanzarote y en toda Canarias parecen ir muy pero que muy por detrás de las demandas reales pero, ¿no les parece algo hipócrita culpar a los inmigrantes como supuestamente hacen los encuestados, y que luego esos mismos entrevistados digan que la llegada de extranjeros clandestinos no les ha afectado en absoluto personalmente? ¿No deberían centrarse las responsabilidades más bien sobre nuestros políticos y esa previsión respecto al incremento poblacional en las Islas que se les suponía? Por mucho que algunos piden por activa y por pasiva una Ley de Residencia, hay que reconocer que los inmigrantes, al menos esos que vienen para trabajar, como suele decirse, están disparando los valores de cotización en la Seguridad Social y, por ende, el Producto Intrerior Bruto del país. Lanzarote siempre ha presumido de se runa tierra turística pero acogedora. Como dice Luis Eduardo Aute, la Isla es todavía uno de los pocos lugares habitables y humanos. ¿Será precisamente por eso, porque se respira humanidad?