Opinión

Entre San Nicolás y San Ginés. Y Las Palmas por medio. Ciudad y plaza.

Es tan ingenuo querer salvar ese árbol como querer parar los naufragios de inmigrantes.

Cualquier gesto que suponga un cambio de dinámica fuerte, es un gesto con una gran carga de ingenuidad. 

Es la fuerza de esa ingenuidad la única que puede conseguir esos cambios.

Eso quizás lo aprendí de César, el de la plaza de Las Palmas. Manrique.

Acabo de estar unos días allí en Las Palmas (la ciudad), en casa de un amigo, un sabio de los árboles, Tanausu, en el Risco de San Nicolás, barrio marinero y pesquero, donde hay una hermosa y chinija ermita, la de San Nicolás, y cómo no con su árbol y cómo no se lo quieren cargar. Ahora. 

Dicen que por viejo es peligroso. Dicen los vecinos que eso lo tienen que demostrar clara y contrastadamente. Pero ya sabemos que cuando a alguien con “poder ejecutor” se le tranca una idea en la cabeza y la cuenta públicamente, ya es muy difícil que dé marcha atrás. 

Allí están los vecinos manifestándose y pidiendo clemencia, en este caso a la señora política que está detrás de cortarlo que es de Podemos. No va de partidos el asunto. Los dos árboles están justo en la linde entre las clases pudientes y las pobres.

Y cuando me lo cuentan, me entra ese escalofrío que ya conozco, y me pregunto: ¿por qué escribí el artículo pidiendo misericordia para la casuarina y por qué no más llegar a Las Palmas, me encuentro otra situación similar, porque mi atención se va ahí a esos árboles? Hay tantas cosas. Que parece muy extraño.

Hoy, de pronto, se me viene, como un jarro de agua fría encima, la idea, y cojo el Google Earth y lo miro. Ufff la distancia de la casa del amigo donde me dan cobijo y hospitalidad en el Risco de San Nicolás, al árbol de su ermita es de 333 metros. Y voy y miro la de la casa donde me crie y mido, y la distancia entre mi casa y la casuarina es de 333 metros. 

Curioso número y curiosas e ingenuas referencias a las que apunta.

Nunca supe por qué llamaban Cristo a las personas perdidas, arrastradas o vencidas, pero sin romperse, salvajemente pobres o diferentes. Ese es un cristo, se dice cómo desprecio, cómo aléjalo de ti. 

Un cristo es un pobre asalvajado en la puerta de la iglesia. 

El que pasa junto a él indiferente o soltando la limosna. Ese es un creyente.

Ese es el problema de la casuarina. No es un árbol de alcurnia, ni renombre, ni altaneramente autóctono; es un cristo de árbol ahí delante de la iglesia y, como cristo, tiene todas las papeletas para que la motosierra se desplaye, en palabras y en acción.

Deberían dejar esos dos árboles en paz, que mueran de vida. Tenemos soluciones de todo tipo para hacerlo. Sin que la seguridad de las personas mengue o la rehabilitación de la plaza no se interrumpa.

Vale es solo un cristo de árbol, dos cristos. Qué mejor motivo.

Solo transmito el mensaje, es lo que siempre he hecho. Cuando se llevaban la Geria a palas era solo rofe, el mar a trasmallos era solo pescado o la belleza a la basura era solo paisaje. Todo siempre es “solo eso”. Hasta tú y yo solo somos “solo eso”.

Por eso hay que defender el cristo que hay en todo.

Ojalá los dejen morir de vida propia.

Y cuando escribí que si lo cortan no me volverían a ver, no me refería a que no volvería a Arrecife. Nunca me fui.

Una última cosa, si acaso lo cortan, pues que lo corten los responsables, con la misma parafernalia que se toman en las inauguraciones, así con la motosierra y peleándose soterradamente cada uno o una por su ratito y sus fotos.

Porque cuando inauguren la plaza no serán los obreros quienes lo hagan, digo yo.

Así pues, San Ginés, San Nicolás. Espero que les dejen sus cristos callejeros en paz y vida.

Y no rezo por ellos porque no soy creyente.

Y sí, debí haber expresado estas cosas hace mucho tiempo, cuando el proceso estaba menos avanzado, que ya lleva su tiempo, lo sé ahora.

Así, de forma racional, debería estar atento a otras cosas y me da vergüenza hacer esto. 

Pero como todo no es racional, y todo no es que la vergüenza te domine, pues ahí lo dejo. 

Si todo fuera racional, ni existirían la iglesia, ni la plaza, ni el árbol.

Y seguramente la vida política sería otra muy diferente. La de todos, no solo la de los políticos.

Para aquellos y aquellas que se aventuran en los mundos de la sin razón, les dejo esto sobre el 333. Ya que estamos hablando de Iglesias, santos y cristos.

¿Qué simboliza el “333” en la numerología?

Respecto al significado bíblico del 333, representa la Santísima Trinidad y las tres áreas que la conformarían: la mente, el cuerpo, y el espíritu. Asimismo, en la Biblia el número 3 es considerado un número perfecto, ya que se le encuentra en varios pasajes y referencias.

En cuanto a árboles, el otro, el tercero, ya lo dije, está allí en Alegranza. 

Todo un misterio de desolación. Lo conozco. La desolación.

Ahh les estaría profundamente agradecido que no lo hicieran, y no yo solo.

Felices fiestas.