Un parlamentario europeo ha señado en estos días el malestar que, según él, reina en el seno de la Unión, concretamente en la sección de ayudas de las regiones ultraperiféricas -como es el caso de Canarias- porque dice que se ...
Un parlamentario europeo ha señado en estos días el malestar que, según él, reina en el seno de la Unión, concretamente en la sección de ayudas de las regiones ultraperiféricas -como es el caso de Canarias- porque dice que se quejan de que las ayudas remitidas no están siendo debidamente empleadas, precisando que se están destinando a grandes construcciones de cemento y cristal mientras que el sector de energías alternativas está siendo menospreciado. Cita como ejemplo el hecho de que en Canarias nos gastemos grande sumas globales en la producción de agua caliente con energía eléctrica, mientras que se marginan las instalaciones de calentadores por energía solar, que tanto abunda por aquí y que tan buenos resultados y tanto ahorro suponen.
Suponemos que las declaraciones de este personaje estarán bien documentadas y responderán a la realidad constatable del hecho, por lo que si así fuere, efectivamente, tendríamos -tendría el Gobierno de Canarias, responsable del buen uso de estas ayudas- que aclarar debidamente el por qué no se están promocionando como es debido las tales energías alternativas, que como se saben van desde esta cuestión de os paneles solares hasta la energía eólica, de la cual tanto se habla pero poco se hace, al parecer por encontrarse perdidas en una maraña de contradicciones y acusaciones encontradas sobre la ecuanimidad y la imparcialidad a la hora de adjudicar tales inversiones eólicas.
Nuestra opinión es que es verdad que por estos fundios y latifundios no se está aprovechando adecuadamente, en toda su extensión y provecho, eso del os paneles solares, pese a que a cada momento, tanto el Ejecutivo regional como diversos municipios, anuncian medidas especiales de protección y precios especiales y subvencionados, para todos aquellos que se acojan a tales instalaciones y correspondientes beneficios. Parece absurdo, desde luego, que una fuente de energía tan limpia y constante, que debe suponer un ahorro considerable a los usuarios, no haya proliferado adecuadamente, de lo cual habría que culpar, en principio, a la falta de efectividad y difusión de tales campañas, o a la desidia de los usuarios. Por otra parte, esto de la energía eólica ha pasado de ser una alternativa poco conocida a convertirse en una especie de "gran negocio a la vista", con lo que, como suele ocurrir, han comenzado las peleas, discusiones y reclamaciones, para ver quién se lleva el gato al agua. Un gato que, reiteramos, no es tan rentable ni tan claro como lo pintan, pero eso no lo saben muchos. Como siempre, lo que aquí en estas asirocadas ínsulas ocurre es que cada vez que huele a dinero se arma la correspondiente ceremonia de la confusión y no hay manera de ponerse de acuerdo. Y así, claro, nos va.