Un Domingo a primera hora de la mañana, el veterinario José Leyva,abandonó este mundo y dada su religiosidad y la rectitud de su vida, se entregó alPadre Celestial para la dicha Eterna.Fue Pepe Leyva, como le ...
Un Domingo a primera hora de la mañana, el veterinario José Leyva,
abandonó este mundo y dada su religiosidad y la rectitud de su vida, se entregó al
Padre Celestial para la dicha Eterna.
Fue Pepe Leyva, como le llamábamos los amigos, persona amigable, serio,
trabajador, honrado. Durante la segunda mitad del siglo XX, se asentó en la isla
de Lanzarote para siempre, no volvió más a su tierra natal, Córdoba.
En Lanzarote echó raíces profesionales. Gran conocedor de los animales
de la tierra, camellos, gallos de pelea, cabras, etc. Se dedicó con ahínco a
proteger
nuestra
cabaña
ganadera.
Aún recuerdo verlo por San Bartolomé a castrar los cerdos, cosa que
también hacía al lado del Mercado de Arrecife y los gruñidos de los animalitos se
oían con estupor en las escuelas de Enseñanza Primaria adyacentes de la
Marina. Trabajó como veterinario Municipal, que compartió con el cuidado de los
animales en el Cuartel Militar de Arrecife, de Profesor en la Escuela Media de
Pesca, en las fábricas sardineras, en la harinera, todo un cúmulo que le
granjearon gran respeto profesional.
Se sintió como padre de las nuevas generaciones de veterinarios. Les
orientaba, colaboraba, a mí me daba la impresión que estaba orgulloso que una
pléyade lanzaroteña eligiese su profesión, que él, amaba profundamente.
Amigo de casa, orientó siempre con mucho entusiasmo y cariño a una de
mis hijas, veterinaria.
Tuvo la suerte, que a pesar de estar sólo en el mundo, una de estas
veterinarias le tendió, en sus últimos tiempos, la mano amiga, Ana Sofía y le
procuró una atención cariñosa en todos los sentidos, sintiéndose arropado y
querido.
He sentido la necesidad de dar mi testimonio a este veterinario que formó
parte de la historia de un Arrecife, que ha quedado atrás, ya no tenemos fábricas
de sardinas, ni de harina, ni Recoba, ni Escuelas Primarias en su cercanía, ni
cabaña
animal.
Tenía la necesidad de dar mi testimonio, pues fue parte de la Historia de un
Arrecife, que quedó atrás. Todo es historia y Pepe el "veterinario" fue parte de esa
Historia. Gracias José Leyva, por tu amistad y tu buen quehacer, no solo has
entrado en nuestros corazones sino también has entrado en la Historia de
Lanzarote. D. E. P.
Hasta siempre.
Remedios Quintana Reyes