Cuando miramos a nuestro alrededor lo que vemos en el mundo de la empresa, en general, es a personas trabajando, empleadores y empleados que se afanan en sacar adelante a sus compañías para ganarse la vida. Esto es lo habitual en nuestro país, donde de manera abrumadora predominan las pymes y generan la mayor parte de la actividad económica y el empleo. Cuántos empresarios expresan que, a veces, sienten que en realidad trabajan para sus empleados. ¿Qué es un autónomo? No es más que un trabajador que realiza una actividad económica por cuenta propia, aunque utilice el servicio remunerado de otras personas.
De una manera u otra, lo que hacemos la inmensa mayoría es trabajar para mantener a nuestras familias y llevar una vida digna. Pero, como el mundo cambia y con él la economía y los procesos de producción, se hace necesario actualizar las relaciones laborales entre empleadores y empleados, sin olvidar que en nuestra agenda está eliminar los aspectos más lesivos de la reforma laboral que introdujo el Partido Popular en 2012. Pero con ser importante, mucho más lo es otro aspecto nuclear de nuestra agenda legislativa: un nuevo Estatuto de los Trabajadores para el siglo XXI.
El Estatuto de los Trabajadores debe erigirse en una nueva carta de derechos para este tiempo, compatibilizando el crecimiento económico con la dignificación de las condiciones laborales. Mientras la derecha extrema y la ultra derecha suben los decibelios para que no se escuche nuestro quehacer en pro de la modernización del país, el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos seguiremos, no obstante, impulsando nuevos acuerdos de país, en el Parlamento entre las fuerzas políticas y el social entre patronal y sindicatos, para un nuevo Estatuto de los Trabajadores con vocación de durabilidad y permanencia.
El nuevo Estatuto deberá estar acorde con los retos tecnológicos, sociales y ecológicos de este siglo, agudizados ahora por la devastadora crisis económica y social ocasionada por la pandemia de la covid-19. Afortunadamente, la respuesta de la Unión Europea a través de los fondos de reconstrucción ha enterrado las políticas de austeridad y ha resituado a la ciudadanía en el centro de las soluciones. Ahora toca trabajar juntos y unidos por la salud pública y la reactivación económica, garantizando la plena recuperación de los derechos laborales mediante la negociación colectiva y el diálogo social.
Que los decibelios no nos distraigan. Nuestro gran objetivo es reducir las altas tasas de paro, mejorar la eficacia de las políticas activas de empleo, garantizar el derecho a la formación continua a lo largo de la vida, aprovechar la transición ecológica y el potencial de España en el sector de la economía verde para favorecer la empleabilidad, proseguir con el plan de choque por el empleo joven, profundizar en la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, reforzar el apoyo a las organizaciones y empresas de economía social, o verificar que un trabajo es digno sólo si es saludable.
Paradójicamente, esta crisis terrible nos tiende la mano para abordar los problemas estructurales de nuestro mercado laboral, como el paro de larga duración, la alta rotación, el exceso de temporalidad, la dualidad entre trabajadores temporales e indefinidos, la desigualdad entre hombres y mujeres y la brecha salarial. Estamos ante una oportunidad inmejorable para modernizar el país y erradicar las desigualdades y la precarización del empleo provocada por una reforma laboral, la de M. Rajoy, que trajo incertidumbre, inestabilidad y pobreza laboral. Llegó la hora de decir adiós al modelo laboral de la derecha y a la artificiosa división entre el cada vez más diverso mundo del trabajo.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.