Opinión

El gran complejo de la isla

Un gran trastero lleno de historia. Eso es lo único que representa a día de hoy el Complejo Agroindustrial de Teguise, que en su momento se levantó como la gran obra para salvar al sector primario de la isla. Eran los años ...


Un gran trastero lleno de historia. Eso es lo único que representa a día de hoy el Complejo Agroindustrial de Teguise, que en su momento se levantó como la gran obra para salvar al sector primario de la isla. Eran los años ...

Un gran trastero lleno de historia. Eso es lo único que representa a día de hoy el Complejo Agroindustrial de Teguise, que en su momento se levantó como la gran obra para salvar al sector primario de la isla. Eran los años dorados de Dimas Martín pero, la obra que empezó a encumbrarle de forma definitiva en la isla, ha terminado llevándole de nuevo a prisión y dinamitando así su carrera política.

Hoy, ni en esas naves ni en los grupos de Gobierno del Ayuntamiento de Teguise y del Cabildo quieren hablar demasiado del líder del PIL. Como si intentaran borrar el oscuro pasado que rodea a esta obra casi faraónica, pasan de puntillas por aquellos años y prefieren mirar al futuro, porque creen que esa idea todavía puede funcionar, aunque no dependiendo de un municipio, como nació inicialmente, sino pasando a ser propiedad de toda la isla.

Por eso, una vez más vuelve a estar sobre la mesa la idea de que la Primera Corporación adquiera estas instalaciones que han estado rodeadas de polémica y de deudas. Por fin, y después de muchos años, el Ayuntamiento de La Villa asegura que las cuentas del Complejo ya están en orden, aunque aún quedan pagos pendientes, vinculados a algunas de las compañías que se crearon como filiales de Empresa Agrícola Marinera de Teguise, y también viejas deudas con agricultores y ganaderos que, dos décadas después, ya dan por perdido el dinero que les deben por la leche o los productos que en su día entregaron al Complejo.

Fue el precio que pagaron por una política de populismo, en la que Dimas Martín comenzó a ofrecer hasta el doble de lo que se ofrecía en el mercado por cebollas, batatas, cochinilla o leche de cabra. Nadie podía resistirse y todos se lanzaron de cabeza a ese Complejo Agroindustrial que estaba en pleno apogeo, pero que fue cayendo por su propio peso. Porque las políticas populistas duran lo que duran, y arrastran importantes consecuencias.

Por eso, la felicidad con la que agricultores y ganaderos llevaban sus productos hasta estas flamantes instalaciones pronto comenzó a transformarse en indignación. El sueño duró poco más de dos meses y, en poco tiempo, los propios trabajadores del campo se levantaron contra Dimas Martín, con protestas históricas en las que llegaron a derramar el producto de su esfuerzo por los suelos de la Empresa Agrícola Marinera.

Empezaron las deudas, los créditos, el declive? Una entidad bancaria pasó a ser propietaria de las instalaciones, hasta que el Ayuntamiento las recuperó adquiriéndolas de nuevo por 2,4 millones de euros, que acaban de terminar de pagar. Pero lo que tienen ahora en sus manos ya no es ni la sombra de lo que fue.

En los pasillos ya no huele a batatas fritas, sino a desolación. En el Complejo Agroindustrial se almacenan trastos, se patina, se dan clases? Se hace de todo menos fabricar productos de la tierra. Hasta el vino que allí se lleva termina siendo vinagre. Es como si una gran maldición pesara sobre él, y desde luego es una iniciativa osada pensar en sacar a ese gran monstruo de su letargo.

Sin duda, con las necesidades de los pocos agricultores y ganaderos que aún siguen intentando vivir del sector primario en Lanzarote, su presencia sería más que necesaria, pero el pasado tiene que servir para aprender de los errores y no para repetirlos. Y si el Cabildo decide finalmente embarcarse en la compra del mítico Complejo Agroindustrial, debería tener perfectamente claros, y transmitirlos con total transparencia, tanto todos los detalles de la compra como el uso que se le va a dar a esas naves. Porque el hecho de que un gran trastero cambie de manos, de poco va a ayudar a los hombres y mujeres que intentan seguir viviendo del campo.

Actualmente se están haciendo números e intentando compaginar lo que reclama el Ayuntamiento de Teguise con lo que estaría dispuesto a pagar el Cabildo, pero mientras tanto, también se tendrían que empezar a poner proyectos sobre la mesa, porque si algo no necesita el sector primario son más promesas e ilusiones que se terminan desinflando, como una quesería que está "a punto de inaugurarse" desde hace casi una década, y que nunca termina de ver la luz.