Pocas consignas son tan comunes a todos partidos políticos como la de su "decidida apuesta por el sector primario". En Lanzarote, no hay mitin electoral o declaración de intenciones que no implique un guiño a agricultores, ...
Pocas consignas son tan comunes a todos partidos políticos como la de su "decidida apuesta por el sector primario". En Lanzarote, no hay mitin electoral o declaración de intenciones que no implique un guiño a agricultores, ganaderos y pescadores. Es casi tan recurrente como lo de abogar por la diversificación de la economía y terminar con el "monocultivo del turismo". Una expresión también escuchada hasta el cansancio en la última década.
Sin embargo, los hechos demuestran que las palabras van por un lado, y las acciones por otro. Y además de promesas, el sector primario no ha recibido más que zancadillas en los últimos años. Ejemplo de ello son los pocos pescadores que hasta ahora se han resistido al desguace de sus barcos en Lanzarote. Y es que pese al tiempo que llevan reclamando, entre otras cosas, una mayor vigilancia de las costas para combatir la pesca furtiva que termina de esquilmar lo poco que queda en el litoral, lo cierto es que ni siquiera eso han conseguido. Y tampoco un control de la procedencia del pescado que se compra en la isla, para evitar esa especie de "mercado negro" que termina de hundir al sector.
De hecho, por no hacer las instituciones, o en este caso el Cabildo, no han hecho ni abrir una instalación que ya está terminada y entregada. Y es que la "Industria de Manipulación de Pescado", que originalmente se proyectó como una fábrica de hielo para abastecer a los pescadores tras el cierre de las conserveras, está entrando en la deshonrosa lista de proyectos empantanados en Lanzarote.
Después de un importante retraso en su construcción, finalmente el Gobierno de Canarias entregó la obra en diciembre del pasado año 2008 pero, desde entonces, la nave sigue cerrada, haciéndose vieja antes siquiera de ser estrenada.
En su momento, el Cabildo aseguró que para el mes de abril se abría adjudicado ya su gestión y la fábrica estaría en marcha. Sin embargo, cuando ya ha pasado el ecuador de ese mes, no sólo no está abierta sino que ni siquiera se ha convocado el concurso. Eso sí, la consejera de Pesca asegura ahora que antes de que termine abril, se habrá sacado a licitación. Y es que en Lanzarote, el plazo para todo siempre es "inminente", aunque a estas alturas, esa palabra da hasta miedo en boca de un responsable público de la isla.
Hace una década, el entonces consejero de Agricultura del Cabildo, Higinio Hernández, repetía sin sonrojarse cada semana que la semana siguiente la quesería abriría sus puertas. Sólo era cuestión de un par de trámites que estaban pendientes. Nueve años después, la quesería sigue cerrada. Pero eso sí, cada cierto tiempo, los responsables del Ayuntamiento de Teguise o del Cabildo se descuelgan con un nuevo plazo de apertura? que por supuesto nunca se cumple. Igual que siguen sin sacarse los corrales de cabras del pueblo de Soo, y las complicaciones territoriales para las instalaciones ganaderas continúan siendo una asignatura pendiente.
Sin embargo, los pocos agricultores, ganaderos y pescadores que quedan en la isla pueden tener claro que los responsables políticos les tienen muy presentes. Pueden estar seguros de que cuando llegue la próxima campaña, volverán a tener sus minutos de protagonismo en discursos y programas electorales. Al menos, mientras siga existiendo algún lanzaroteño dedicado al campo o al mar con capacidad de voto, o mientras declarar amor y entrega al sector primario continúe siendo un buen adorno político.