Opinión

El desafío poblacional

El pasado jueves se celebró un Seminario Internacional en Santa Cruz de Tenerife, organizado por el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten), que bajo el título El crecimiento de la población en espacios insulares ...


El pasado jueves se celebró un Seminario Internacional en Santa Cruz de Tenerife, organizado por el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten), que bajo el título El crecimiento de la población en espacios insulares ...

El pasado jueves se celebró un Seminario Internacional en Santa Cruz de Tenerife, organizado por el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten), que bajo el título El crecimiento de la población en espacios insulares de alta densidad demográfica, describía las circunstancias y los retos a los que se enfrentan territorios como el nuestro ante la inexorable realidad de un crecimiento poblacional inadecuado. Iniciativas como ésta ponen de manifiesto que esta inquietud no es un capricho apocalíptico, sino la evidencia de que, si bien no es exclusivo de Canarias, sí nos encontramos ante un fenómeno que hemos de afrontar, porque está en peligro el bienestar de todos los que vivimos en estas Islas.

Durante la primera mitad del siglo XX Canarias fue un territorio de escaso desarrollo en el que se produjo un importante proceso migratorio dirigido principalmente hacia países de América Latina. Hoy la situación se invierte y nuestra comunidad se presenta como la tierra prometida paramuchos. Todo este proceso, que se ha intensificado de manera notoriaen la presente década, hace preciso la adopción de medidas que permitan la integración adecuada de la cada vez más necesaria inmigraciónlegal y el control de la inmigración ilegal.

La población canaria ha experimentado un crecimiento de 362.000 personas entre el uno de enero de 1996 (1.716.000) y el uno de enero de 2005 (1.968.000). Se estima que fue entre septiembre y octubre del pasado año cuando se sobrepasó la barrera de los dos millones de habitantes. Las proyecciones de población apuntan a 2.500.000 de habitantes en 2020; es decir, medio millón de personas más que hoy.

La inmigración que recibe Canarias, no hay porque negarlo, tiene efectos en la dinamización del modelo económico y en sus contribuciones al valor añadido, la financiación de la Seguridad Social, el aporte de impuestos a las haciendas públicas y su agregación a la demanda y a las iniciativas empresariales.

Sin embargo, también tiene costes de carga territorial, ya que afecta a las demandas de infraestructuras y equipamientos públicos y a las prestaciones de servicios básicos, lo que acarrea facturas suplementarias en los presupuestos de las administraciones.

Un ejemplo clarificador: el parque de vehículos de Canarias se ha incrementado desde 1996 en 475.000 vehículosSi pusiésemos los coches en fila, el incremento de vehículos de los últimos nueve años significaría una distancia de 2.400 kilómetros, equivalente a la que existe entre Madrid y Berlín. Si se mantiene el crecimiento de población, el parque en el año 2020 aumentará en otros 550.000 vehículos.

En los albores del siglo XXI, Canarias se enfrenta a dos nuevos problemas derivados de su realidad insular pero absolutamente inéditos: los riesgos de la sobreexplotación del territorio y la superpoblación en un espacio geográfico limitado, fragmentado y situado en una de las zonas de mayor riqueza natural del mundo, la Macaronesia. La regulación del desarrollo de Canarias de tal manera que sea sostenible debe ser absolutamente irreversible si queremos controlar el excesivo crecimiento y paliar la repercusión en el medio ambiente y el territorio. Por ello, Coalición Canaria quiere reiterar su compromiso político y social sobre tal proceso liderando una concienciación social y política a través de la adopción de distintas iniciativas que permitan acompasar nuestro desarrollo a las exigencias del Estado del Bienestar, de la protección del territorio y del medio ambiente y del reconocimiento de nuestras señas de identidad.

En consecuencia, es necesario abrir el debate a la calle, crear comisiones de estudio sobre los efectos del crecimiento de la población y elevar iniciativas políticas y legislativas en el Parlamento Europeo, en las Cortes Generales y en el Parlamento de Canarias tendentes a regular este crecimiento.

En paralelo, se deben arbitrar medidas concretas como la modificación de los criterios y requisitos mínimosa utilizar de cara al empadronamiento municipal de los extranjeros no comunitarios en Canarias; habilitar mecanismos para que los Ayuntamientos cedan los datos del padrón al ISTAC con la finalidad de tener información online de la población real de Canarias y así poder planificar los incrementos poblacionales en determinados núcleos; asumir competencias en materia de inmigración y extranjería, en concreto en gestión de cupos; limitar la construcción a través de instrumentos urbanísticos o de otra naturaleza; así como ser más rigurosos con la concesión de la residencia y severos con los condicionamientos legales y fiscales para adquirir segundas viviendas.

No pretendemos ser tremendistas. Si queremos ser dueños de nuestro destino estamos obligados a encarar el desafío poblacional como una cuestión capital, vital para el futuro de nuestras Islas. En vez de negar la evidencia, como hacen otros, preferimos que nos tachen de agoreros a que dentro de unos años los herederos de esta tierra nos reprochen haber sido irresponsables.

*Paulino Rivero Baute

Candidato de Coalición Canaria a la Presidencia del Gobierno