El 23 de abril, el pueblo inglés celebra su festividad más importante, el día de San Jorge. Aprovechando esta ocasión me gustaría felicitarles y tener un pequeño reconocimiento a la historia que nos ha unido por siglos, y que aún hoy nos une. Especialmente quisiera agradecer a aquellos que han elegido Canarias para establecer su hogar conformando así una sociedad que ama, respeta y lucha por la que también es su tierra. Esta fecha, además, coincide con el día del libro. Así, podemos recordar a Shakespeare, y a otros autores ingleses que mantuvieron vínculos con Canarias quedando patentes en sus obras. Por ejemplo, Larry Yaskiel en su libro “La conexión británica con Lanzarote y Canarias. 600 años de historia” anima a los británicos a integrase en la vida y la cultura de Canarias.
Las relaciones entre Inglaterra y Canarias se remontan a la Edad Media, tenemos un pasado en común que ha quedado marcado en nuestra historia, nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra forma de vida. Recordemos, pues, un pedazo de esa historia.
Un pedazo de historia
Resultaría imposible, definir nuestra identidad canaria, sin tener presente uno de los factores principales que conformaron nuestra actual cultura. Por mucho que lo hayan intentado imponer desde el sistema educativo, nuestra relación y el impacto que del contacto con el pueblo inglés se ha generado, es mucho más importante para Canarias que los Visigodos, Ostrogodos, Turdetanos, los Celtas, etc.
Las islas fueron pobladas en diferentes oleadas. Así, que todo indica que fuimos poblados por bereberes. La teoría más aceptada es la que confirma que la colonización fue fruto de la expansión de los grandes imperios que se estaban formando. Aunque, realmente, la procedencia, poco importa pues durante cerca de mil años, los aborígenes, se adaptaron al medio y medraron, llegando a construir sociedades jerarquizadas, obedeciendo a las características de su entorno.
Ni La Conquista de Canarias ni su posterior colonización se puede atribuir únicamente al reino de Castilla. Pese a ello el archipiélago canario se convirtió en la primera colonia ultramarina de Castilla. La miseria marca el inicio de esta etapa colonial. Las condiciones de vida eran muy duras, principalmente en las islas orientales. Nuestra economía dependía de los intereses de gobiernos extranjeros. Todo ello, sumado al abandono que el reino español mantenía con canarias, hicieron que los intentos de Conquista de las islas por parte de los británicos, fueran un objetivo que duró siglos. Pero ni Nelson, ni Drak, ni muchos otros, lograron conquistar parte de una colonia del reino español, quienes comenzaron a darse cuenta de la importancia del archipiélago gracias a su geolocalización estratégica, su clima casi perfecto, su belleza y la sumisión de un pueblo que mantenían esclavizados.
Pero el impulso mayor se lo debemos a León y Castillo y a la financiación de los británicos que fueron creando y ampliando el muelle de La Luz y de Las Palmas, que se convertirá en uno de los principales puntos comerciales del Imperio Británico.
El abandono total y el desinterés de los reyes españoles contrasta con el interés del Imperio Británico por las islas. En el momento del declive total de la España Imperial y el auge del Imperio Británico, gracias a canarias este conectaba sus colonias de América, de África y de Asia con Europa. La Ilustración ya era una realidad en Inglaterra. La Revolución Industrial estaba en pleno desarrollo, Los Increíbles Almirantes y el poderío naval británico, dieron a Canarias los años más prósperos desde que masacraron y exterminaron a los aborígenes nativos. El aumento comercial impulsado por una fiscalidad baja, unidos a las inversiones de los británicos que estaban en la cúspide del imperialismo y el estatus de Puertos Francos, mitigó la miseria del pueblo canario. Hay una frase que se le atribuye a Javier Sánchez Simón diciendo: “Cristóbal Colón paso por el puerto, León y Castillo construyó el muelle y los ingleses fueron quienes lo aprovecharon”.
Los británicos no tardaron en formar parte del pueblo canario y el número de británicos que se fueron instalando en las islas fue en aumento, demostrando su amor por pertenecer a un archipiélago único que permite unas condiciones de vida casi utópicas. Las inversiones británicas no solo se centraron en fomentar el comercio, sino que hicieron posible una modernización de las ciudades. El legado cultural británico que conforma de forma decisiva el pueblo canario, lo podemos ver en la creación de palabras (Naife, Cambuyonero Papa Chineguas etc.), la cultura e incluso en el deporte, siendo los marineros británicos quienes popularizaron el Fútbol en Canarias a finales del s. XIX.
Pero nuestra dependencia del exterior volvió a ser determinante cuando se inició la I Guerra Mundial. La súbita bajada del comercio internacional sumado a la germanofilia del reino español, provocaron una nueva crisis de la que no hemos vuelto a salir.
Un año antes del crack del 29, que fue demoledor para canarias, Primo de Rivera visitó Gran Canaria y protestó enérgicamente por la cantidad de banderas de Gran Bretaña que ondeaban en la ciudad, se cree que fue Antonio Cuyás quien le respondió “sin las inversiones británicas, canarias serían corrales para cabras”.
La Guerra y la dictadura fueron devastadoras para canarias, tanto por el número de bajas como por la eliminación de las ventajas comerciales (Los Puertos Francos) que hacían de canarias un centro de comercio próspero.
Tras la infame dictadura, los británicos volvieron a demostrar su amor por Canarias siendo uno de sus destinos turísticos principales.
El mito de San Jorge
Como todas las grandes historias que hemos conservado y transmitido durante miles de años como la de San Jorge, esconden un mensaje en su simbología, que bien se puede aplicar a lo que ha ocurrido en Canarias.
Cuenta la historia que un dragón hambriento, atacaba un poblado y se comía a alguno de sus habitantes. Para evitar los ataques acordaron entregarle dos corderos diarios a cambio de la vida de las dos personas que lo alimentaban. El dragón aceptó, pero pronto se dieron cuenta que el coste de alimentar al dragón les provocaba la falta de alimentos para ellos, así que decidieron entregar un cordero y una persona elegida al azar (según algunos, o impuesto según otros). Fuera por el motivo que fuese, la princesa fue la elegida para entregársela al dragón. Una vez que entró en la cueva se encontró que San Jorge, para protegerla, clavó su espada en la dura piel del dragón y la sangre que empezó a brotar se convirtió en rosales. San Jorge cogió una de las rosas y se la entregó a la princesa. El rey ebrio de alegría le otorgó una fortuna por su hazaña y San Jorge decidió repartirla entre el pueblo que ya no tenía enemigos contra los que defenderse, sino ciudadanos compartiendo la misma idea de progreso.
En Canarias, se ha producido algo similar, aquí no hay dragones, pero hay dragos que sangran y es el momento de cambiar su sangre por rosas. Ser canarista es respetar, estudiar y progresar hacia una sociedad sostenible donde la prioridad es la conservación del medio y eso solo se puede lograr desde la adaptación del modelo educativo a las necesidades tan antagónicas respecto a otras partes del reino español.
Proyecto Isla Hogar
Desde Nueva Canarias queremos poner al servicio de nuestros vecinos y amigos de origen inglés nuestro proyecto Isla Hogar, porque esta también es su tierra, porque este también es su hogar, porque para proyectar un futuro canarista, la historia nos ha enseñado que escuchar y acoger al pueblo inglés siempre ha sido bueno para todos. Porque los ingleses que han hecho de Canarias su hogar son, sin duda canaristas de corazón.
“Mi casa es tu casa, mi casa es tu casa, mi isla es tu isla, mi isla es tu isla”.
Por Arminda Barreto Piñel. Miembro de Nueva Canarias en el municipio de Tías (Lanzarote). Maestra especialista en Lengua Extranjera.