El sistema electoral español favorece un espectro político, por algunos llamado bipartidismo, que va un poco más allá. La realidad es que se hacen espacios para el grupo de gobierno, el grupo de la Oposición y un tercer grupo llamado grupo Mixto.
Hasta ahora hemos sufrido la alternancia de la derecha, representada por AP o PP, la pseudo-izquierda de los socialdemócratas del PSOE, ante la atenta mirada y el circunstancial colaboracionismo de una izquierda proveniente de restos del PCE que opera bajo la denominación de Izquierda Unida (IU).
Ante un desencanto generalizado con el gobierno y la oposición, poco a poco, desembarcan nuevas opciones políticas, pero ahora sin clara definición ideológica: los disidentes del PSOE, llamados UPyD y los ibero hippies de Podemos, que se definen como una organización asamblearia y ciudadana, con un programa más lleno de vacíos que de contenidos que les puedan identificar ideológicamente, que se han alimentado, evidentemente, de antiguos votantes del PSOE y más; así como esa nueva IU que tendrá que debatir mucho sobre si acercar su postura a los socialdemócratas, para mantener el nivel o arraigarse en el discurso psuedo-marxista clásico y jugársela.
Para los que nos sentimos en Canarias, que ellos sienten "tan lejos", el panorama no cambia mucho. Sólo que los herederos directos de la época del antiguo régimen franquista parecen empezar a ser desplazados por otras opciones, repartiéndose el voto de forma que la aparente madurez política parece dirigirse hacia el pluripartidismo, rechazando la fórmula promulgada por la españa de la transición, sólo que convirtiendo en el más fuerte al antiguo grupo mixto.
Los resultados de estas elecciones europeas no nos resultan fiables y, es más, podemos calificarlos de poco significativos. Con una ínfima representación del votante independentista que, aunque parece adquirir mayoría de edad en cada votación "Local", el Parlamento transcontinental le resulta algo repelente y tiene lógica.
Sin embargo, las amenazas de UPyD y Podemos a hacer política en Canarias sí que tienen que ser un revulsivo para los independentistas. Ya que por estos lares más exaltaciones españolistas sobran. Además, los que "venían de la izquierda" y ahora se denominan UPyD se han autodescalificado con sus representantes en el archipiélago. Igual que los que han apoyado a Podemos, de mano del círculo de amigos de esa jueza "progre" que sentencia a las cinco sindicalistas por manifestarse pacíficamente en la cede pública de la Confederación Canaria de Empresarios: la tal Meri Pita y su coleguita la jueza Victoria Rosell. Esa es la gente que apoyaba una candidatura donde el primer Canario aparecía en el número 41 de la lista. Y hablamos de un asesor financiero de banca, que en la entrevista que le hace el Diario de Avisos, al preguntarle sobre la ideología que tiene su partido responde "lo importante ahora no es eso, sino el eje vertical, los de arriba y los de abajo, y, de hecho, a nuestros círculos va también gente que votó al PP, y muchos desencantados del PSOE o de IU".
Pues con esa solidez amenazan con presentarse a las locales de mano de IU. Y yo ahora tiemblo, por los militantes comunistas españoles y por el desencanto que pueda causar el nuevo invento y de que llegue a las locales, para acabar por convertirse en la rueda de repuesto del mismo sistema que ahora tenemos. Todo augura que así podría ser... o puede ser, o puedes... que yo no voy a entrar en eso.
Pedro González Cánovas