Se han ganado a pulso la denominación de Maestras y Maestros.
Estudiaron para enseñar. Se prepararon a conciencia para impartir no sólo las correspondientes materias, sino para educar a las futuras generaciones de canarias y canarios.
Durante cursos enteros en la Universidad estudiaron psicología,
pedagogía, didáctica. En la mayoría de los casos su título es Profesor o
Profesora de EGB. Eso comprendía hasta alumnos de 14 y 15 años. Han ido de colegio público en colegio público, de isla en isla, de problema social a problema social, de drama familiar en drama familiar. Sacrificando su vida personal y familiar para ir del tingo al tango.
Cuando cambió la ley y desapareció la EGB, la Consejería de Educación
se encontró con que no tenía licenciados suficientes para impartir clases a los niños de primer ciclo de la ESO. Les "permitió" habilitarse para ese
nivel, a pesar de que su título académico les capacitaba para enseñar en
esas edades. Pero estos maestros vocacionales dedicaron de nuevo miles de horas de estudio en cursos de habilitación, controlados y avalados por la Universidad. Pagaron importantes sumas de dinero de sus bolsillos. Y volvieron a deambular por pueblos e islas dedicados a su labor, solucionándole la papeleta a la Consejería.
En estos años, los mandamases autonómicos se han dedicado, en cambio, a convocar oposición tras oposición. Unas oposiciones prácticamente imposibles para quienes están trabajando. Y sin exigir el menor conocimiento de la realidad social, histórica, cultural o lingüística de Canarias. Ni siquiera experiencia práctica. Así han traído miles de licenciados de España a Canarias.
Y ahora, apoyándose en una sentencia que no les interesa recurrir, se
deshacen de todas esas maestras y maestros. Ya no sirven. Ni su
"habilitación", ni su título, ni su capacidad, ni su experiencia, ni su sacrificio. Los que son interinos sustitutos pueden acabar en el paro, y a
edades terribles.
Los sindicatos tampoco recurren, porque no quieren enfrentarse a "sus"
licenciados. Cinismo en colonias, mientras batimos todos los récords de
fracaso escolar. En la enseñanza pública, que para la privada sí hay
recursos. Las maestras y los maestros son desechables. Y nuestros hijos
también.
Teodoro Santana es Secretario Nacional de UNIDAD DEL PUEBLO