Opinión

Desde Anaga (y II)

(Actualmente Santa Cruz de Santiago de Tenerife)

por LORENZO LEMAUR SANTANA

Algo que también me ha llamado la atención en Santa Cruz de Tenerife son los establecimientos llamados «horno de pan», que los hay por toda la ciudad, y sus barrios. Una cadena local, debe ser. En el que está en la calle Mencey Bencomo compro el pan todas las noches, al acabar de entrenar, pues están abiertos hasta las 10 de la noche. Pan muy bueno, «de pueblo» le llaman al que a mí me gusta, »del campo» le diríamos en Lanzarote.

 

Chiquita cuesta he de subir todos los días para ir a entrenar, por la avenida Venezuela. ¡Joder! Llego al pabellón sudando. Vamos, seguro que pierdo en poco tiempo unos kilitos.

La mañana de esta narración, durante el recorrido por la zona, me paré en un banco, en el conjunto residencial Cruz del Señor. Compré el pan. La noche anterior se me había hecho tarde y encontré cerrado el «horno de pan» de al lado del pabellón. En la urbanización que les cito pude observar sus jardines bien cuidados. Como ya habrán supuesto, también hay un establecimiento de «horno de pan». Un conjunto residencial con edificios de hasta 13 plantas. Siguiendo con el paseo me encontré con el IES Andrés Bello, insigne lingüista venezolano del siglo XVIII, padre de las letras suramericanas. En su frente se encuentra la plaza de Los Cantos Canarios, con una escultura en mármol de Teobaldo Power, con su fuente, aunque no estaba funcionando. La plaza, chachi para los jóvenes, como podrían decir los alumnos del instituto, pero muy sucia, descuidada diría yo. Siguiendo, pegado, está el IES Teobaldo Power y en el lateral de la plaza el bar Unamuno. ¡Qué bien, cultura en los bares¡ En la plaza, frente y a los lados de la escultura al insigne músico canario, dragos y palmeras.

La otra fachada de la plaza da para la calle Benito Pérez Armas, insigne escritor nacido en Yaiza que luego cuando se fue a Tenerife fue también reconocido orador y político. Calle ancha esa, con 3 carriles a cada lado de su rambla de 8 metros de ancho, adoquinada y con su kiosco, kiosco de verdad, con sus periódicos -donde por cierto, compré un paquete chicle para endulzar la boca- no como el de la plaza Pió XII, que sólo es un bar de copas. Las aceras anchas también, de 4 metros. Esta vía, como ya dije, nos lleva hacia la calle General Mola, arteria de esta zona. En la rambla frondosos árboles, como por toda Santa Cruz (no como los que entre Carmen Ramos, concejala de parques y jardines de Arrecife, y Jacinto Álvarez, gerente en Lanzarote de Urbaser, podaron drásticamente en la calle Alcalde Lorenzo Cabrera, en Titerroy) Aunque también en Santa Cruz han tenido recientemente algún problema con árboles, como constata el periódico El Día, ese día 30 de septiembre, que publica la polémica por la tala de 14 árboles en General Mola, por parte de la empresa que ejecuta las obras del tranvía. La empresa asegura que siguió indicaciones del ayuntamiento y que eran "ejemplares adultos enfermos" y que serás sustituidos por ejemplares jóvenes.

En esa zona, y en toda Santa Cruz, mucha luz, mucho espacio, a sus márgenes edificios de hasta 10 plantas y también algunos chalets de época, como los que están en los números 30 y 32 de Benito Pérez Armas, en la esquina de General Mola. Bonitos, edificios a conservar, aunque eso en Santa Cruz se tiene mucho en cuenta, no como en Arrecife, que casi se ha cargado la memoria histórica de la ciudad. En la rambla, bancos muy cómodos, pero mucho ruido, mucho tráfico, mucho coche. El ruido no te permite, a mí al menos, disfrutar de la luz, del verde, del espacio. Pero la gente aquí transita tranquila, a lo suyo, sin prisas. En los coches se asumen las colas. Esa mañana, uno, en la cola, se sacaba los mocos de la nariz mientras miraba para la plaza. Lento el tráfico, claro que eran  entre las 13.30 y las 14 horas cuando tomé las notas, pero durante toda la mañana es igual. En otro coche, una pareja de jóvenes tenía su pequeña discoteca, en la cola, callados, ensimismados con la música, a tope, y a lo suyo. Mientras, un hombre de unos 40 años caminaba llevando a un niño en su carrito. Se para y enciende un cigarro. Eso no me gustó.

Caminando, al final de la rambla, de la calle Benito Pérez Armas, antes de llagar a General Mola, un busto de Simón Bolívar. La calle transversal anterior lleva su nombre. Al pie del busto, debajo del nombre, reza: «Libertador de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá». Según certifica la misma placa, la escultura es una donación de Venezuela a la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife. También reproduce una frase del libertador de Suramérica: "El primer deberdel gobierno es dar educación". Luego, al llegar a General Mola se ve la cuesta de la Avenida de Venezuela, sólo de verla sudo. Esa vía ya no tiene rambla en medio, pero sí cuenta con aceras muy anchas, con mucha vida en la calle.

Por cierto, desde hace unos días, he visto por las calles de Santa Cruz banderolas que anuncian, en el Teatro Guimerá, los días 11, 13 y 15 de octubre, El Barbero de Sevilla. Cuando se publique este artículo ya habré ido. Espero. Como todos sabemos, en Arrecife no hay teatro así que pocas son las oportunidades que he tenido de acudir a actos como ese que se anuncia.

También he podido ver, y sufrir -todas las obras llevan sus problemas- las obras para el tranvía Santa Cruz - Laguna, que tiene a la calle General Mola y a buena parte de Santa Cruz patas parriba.