por LORENZO LEMAUR SANTANA
Desde finales de agosto, y hasta mayo próximo, viviré en Santa Cruz de Tenerife. Me he ido esta temporada para entrenar el equipo de balonmano de primera división femenina del Club Salud. Mi amigo Octavio me lo propuso y a mi me encantó la idea. Ocurre que al venirme para Santa Cruz me ha entrado las ganas de escribir sobre esta ciudad que me encanta, siempre me gustó de las muchas veces que he venido. Las ramblas, la calle del Castillo, las muchas plazas y parques, con tantos árboles grandes y frondosos. Cosas estas que en Arrecife no tenemos, y que yo echo bastante en falta. Ya me fui hace unos días a la biblioteca municipal, cerca de la Plaza del Príncipe, y estuve leyendo un libro titulado Santa Cruz de Tenerife, historia de sus calles y plazas. Me gustó mucho.
Inicié este articulo desde un cyber de la zona de Cruz del Señor, concretamente en la calle Juan Álvarez Delgado, trasversal a General Mola. Yo viviré cerca, en la calle Santiago Beyro, en la misma plaza de la Cruz del Señor. Estoy a la espera de que me instalen en casa línea telefónica con su ADSL correspondiente, hoy en día es lo menos que se despacha y se debe despachar.
Me apetece escribir, estos días, sobre esta ciudad que me encanta y en la que voy a tener la suerte de vivir durante unos 8 meses. De su historia, de su gente, de sus calles, plazas, avenidas y barrios. Siempre desde mi óptica muy particular y por lo tanto subjetiva. Pero no podré dejar de hacer referencias comparativas a mi ciudad, a Arrecife.
Puesto a ello, les diré que, donde la avenida General Mola se bifurca (al seguir recto se crea la calle Obispo Pérez Cáceres), al girar hacia la izquierda, para sobre el barranco de Santos, nos adentramos al barrio de La Salud. En esa zona empieza, al menos para mi, otro Santa Cruz. La Cuidad, el barrio, en el que viviré hasta mayo y donde trabajaré, como entrenador del equipo de balonmano femenino del club que lleva el mismo nombre del ese barrio, que antes de llamó Anaga, de donde era mencey Beneharo cuando la conquista.
En esa esquina, donde, sobre el puente de Zurita, la avenida General Mola atraviesa el barranco de Santos, al margen del cual el 3 de mayo de 1494 el adelantado Alonso Fernández de Lugo fundó la ciudad de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, me senté hace unos días a pasar a limpio las notas que durante esa mañana había tomado. Era 30 de septiembre y había estado escribiendo notas, mientras daba un agradable paseo por toda la zona.
En dicha esquina, dos grandes carteles anuncian otras dos grandes obras, con millonarias inversiones para Santa Cruz. Unos 8 millones de euros para la vía Taco - La Cuesta, que deberá estar acabada en enero próximo, y otros 48 millones de euros para la primera fase del tranvía Santa Cruz - Laguna, obra que según el cartel deberá estar acabada en marzo de 2007, poquito antes de las próximas locales y autonómicas.
Bueno pues a lo que iba, en esa esquina comienza mi nuevo barrio, barrio de la Salud, y mas concretamente la barriada de La Cruz del Señor, que ese día recorrí, en parte, y sobre la tomé notas de muchas cosas que me han llamado la atención, mayormente para bien.
Han de ser muchos los vecinos que tiene el barrio la Salud, han de ser muchos pues es grande y con muchos edificios de hasta 13 plantas según que zonas. Barrio este que, al igual que Titerroy, también tiene en obras a su centro de salud. Una cosa que me ha llamado mucho la atención de esta zona, de las pocas que no me agradan, es el mucho ruido que se sufre en la calle, y también en interiores, de bares y otros establecimientos. Muchos coches, mucho tráfico. No creo que sea porque yo me esté quedando algo sordo, como a veces me dice mi amiga Inma, y también Cristina. No, creo que no, no será eso, es que de verdad es mucho el ruido que se sufre en la calle, pero esa es una de las servidumbres de las grandes ciudades. Tanto ruido que apenas oigo cuando me llaman al móvil. Pero, por contra, se disfruta de calles amplias, bien urbanizadas, con amplias aceras, con parques y plazas que tienen sus bancos, su sombra, sus árboles y sus jardines, más o menos bien cuidados, y, sobre todo, algo que echo en falta en Titerroy y en Arrecife, gente en la calle, vida.
Como ya dije antes, hasta al menos de 13 plantas he podido ver edificios, de viviendas, la Salud es un barrio eminentemente residencial, al margen sur del barranco de Santos, subiendo, en cuesta. Vaya cuestas, por cierto. También, además de por la avenida General Mola, también se llega a La Salud por calle Benito Pérez Armas. Al acabar, cruzando General Mola, está la avenida Venezuela, que lleva al barrio de Salud Alto, donde está el pabellón de deportes, donde mi equipo entrena, además del campo de fútbol y el terrero Perico Perdomo. Yo vivo en la plaza Cruz del Señor propiamente, en la calle Santiago Beyro, en el propio edificio Beyro.
Ya en Salud Alto, subiendo hacia el pabellón, en la calle Mencey Bencomo, de quien me estoy comenzando a hacer devoto, me llama la atención la Plaza José Miguel Schwartz. Me recuerda a la Plaza Pío XII, en Titerroy, pero esta me gusta porque tiene vida, aunque un local social que tiene, en una especie de sótano, está cerrado y lleno de escombros, inutilizado. Pero sobre la plaza, con su sombra, muchas personas, hombres mas bien mayores, juegan al dómino, al chinchón o al subastado, en mesas antibandálicas instaladas al efecto, con sus banquitos, también antibandálicos. Alrededor gente, que mira o que hablan. Cada día, cuando antes de entrenar paso por esa plaza, unas 50 personas le dan vida, y algunos perros, bien atados por sus dueños. Y lo que más me gusta es ver gente por la calle, apoyadas en las esquinas, en las puestas de los bares, muchos bares, hablando, viviendo.
Por cierto, mi devoción ya citada por el mencey Bencomo nace de mis conversaciones con mi amigo Octavio Pérez, canario, que no español, que sobre aquel.