Las dos principales falacias científicas de los expertos en tráfico y la Dirección General de Tráfico son: 1º que hay una velocidad segura y 2º que hay conductores que no cometen equivocaciones al volante.
La leyes de la física nos dicen que: a mayor velocidad conduciendo, menor tiempo de reacción ante cualquier contratiempo para evitar una colisión; sea el estado del conductor: sereno o borracho, con suelo mojado o seco, con
sueño o bajo los efectos de medicamento, en carreteras viejas o autopistas, en días lluviosos, con niebla o soleados, con coche nuevo o viejo, cansado o bajo los efectos de la droga, etc. siempre será menor el daño cuanto menor sea la velocidad del coche.
Los limitadores de velocidad o que los coches salgan de fábrica con motores que no puedan superar los 120 km/h son la única garantía 100% segura para que no haya más muertes por exceso de velocidad. Cualquier otra medida esta sujeta al estado de percepción de cada conductor. Pretende la D.G.T. el milagro que los 24 millones de conductores de nuestro país no cometan equivocaciones al volante, sabiendo que, de ellos, 8 millones sufren cada año algún tipo de percance o accidente; se hace fácil entender porque cada año asistimos al holocausto de las carreteras.
En pruebas realizadas por la DGT. El conductor medio comete una infracción cada dos minutos, el especialista cada 5 minutos. Por muy experimentado que sea un conductor ¿Existe algún ser humano que no se equivoque nunca al
volante, algún conductor que nunca tenga prisa, que nunca le agobie un problema y desvíe su atención al volante? Todos ellos son potenciales victimas de accidentes
Ante tal evidencia ¿Por qué se fabrican coches que corren a más de 130 si el límite son 120? Muy fácil: por los intereses creados. Es un obviedad, seria la ruina de todos los fabricantes de los prototipos deportivos; véase
Porche, Masserati, BMV, Ferrari, etc. la ruina de los fabricantes de motos de gran cilindrada; la crisis de la industria del petróleo como consecuencia de la disminución del consumo debido al menor consumo a bajas velocidades y
el concepto de "proximidad" a la hora de elegir destinos; la administración recauda una fortuna con las multas por exceso de velocidad, y un largo etc. En contra de aplicar esta lógica, los motores de los vehículos que se venden, tienen cada día mas potencia.
La Dirección General de Tráfico solo funciona como organismo regulador de las matanzas de tráfico, a fin de no perjudicar a la industria del automóvil y afines. El ejemplo mas reciente lo tenemos en la implantación de los
radares fijos en todo el territorio nacional para controlar los limites de velocidad, al mismo tiempo venden y publicitan por las mas importantes cadenas de radio, la venta de avisadores GPS que informan de la localización
de los radares fijos, a fin de que puedas infligir las normas de trafico fuera del control de estos radares fijos ¡Qué negocio verdad! Y por partida triple: primero con el dinero publico compran radares, segundo las tiendas
venden avisadores GPS mínimo a 30.000 pelas la unidad, y tercero la policía puede continuar poniendo multas por exceso de velocidad (731 millones de euros cada año). Poderoso caballero es don dinero: los muertos y lesionados,
solo son un "daño colateral" que no aparece en el balance de beneficios de las grandes multinacionales del automóvil y el petróleo.
Antonio Cánaves Martín