Opinión

¿Cómo está el aljibe?

Es pronto, por la mañana, aún estoy lento y con los ojos un poco pegados. Tengo que salir y con un café y una ducha fresquita seguro empiezo mejor el día. Abro el grifo y el chorrito sin fuerza va disminuyendo hasta que deja de salir agua. Vale, algo que ya no me sorprende porque forma parte de nuestro día a día, los cortes de agua. Me visto, voy a conectar el motor del aljibe que tengo fuera y vuelvo.

Mientras me ducho empiezo a pensar en las veces que nos toca leer en las noticias que hoy están sin agua estos pueblos y mañana estos otros. Eso, semana tras semana y mes tras mes. Tengo en mi imaginario a la perfección la página del diario con la noticia y la foto ya sea de la fachada o de las oficinas de Canal Gestión.

Me preparo el café pensando en si llegará el día que la noticia me cuente que Puerto del Carmen o Playa Blanca están sin agua, pero no pasará, en semejantes decorados turísticos sería algo dramático, imagínense la mala prensa, el Daily Mail a portada con la turismofobia y los cortes de agua, declaraciones negativas de nuestros visitantes en debates amarillistas en la televisión de su país… Para, para.

Salgo de casa y veo a Diana, mi vecina, que llega de pasear a las perras, y le pregunto por el agua. Ella me dice que no sabe si es corte o una avería en el barrio, claro, esa es otra, tenemos el teléfono de averías de Canal Gestión en preferidos, te ponen unas gotitas de agua muy agradables como melodía cuando estás en espera.

Al parecer, Canal Congestión tiene previsto aplicar una subida importante de precios pese al empeoramiento del servicio, y además, quiere reclamar una mejora de sus condiciones económicas, por pedir que no quede.

Cuando hablo de peor servicio, que quede claro que no hablo ni mucho menos de los trabajadores, que son amables y currantes. La empresa y sus contratantes son los que están empeorando la situación mes tras mes y año tras año.

Algún día tendrán que explicarnos, tanto el gobierno socialista como el coalicionista, aunque algunos lo imaginamos, por qué tras incumplimientos continuados no se han tomado medidas contundentes con la concesión a esta empresa. Trapiche tras trapiche, trapos y más trapos sucios, San Ginés en el Senado y María sin agua en la finca.

María es una amiga que tiene una finquita en La Villa, por la tarde-noche hemos quedado en casa para tomar algo y un picoteo.

Entre otras muchas cosas que hablamos, le pregunto que cómo va con el agua. Se que llevaban dos meses sin agua para el campo, sí, dos meses. Anteriormente les daban un día el fin de semana, y no siempre, para regar y llenar los depósitos que tiene, ahora llevaban dos meses sin darles ni ese día.

Me comenta que así es imposible cualquier tipo de cultivo, que se le ha echado todo a perder. Ella cultiva para casa, para comer, y le supone un gran problema, no me imagino lo que debe ser para un agricultor profesional que no te dejen ni trabajar, que al final tires la toalla y te obliguen a dedicarte a otra cosa relacionada, como no, con el turismo, que es en la cesta donde se ponen todos los huevos; adiós sector primario.

Charlando con ella y con su pareja Carlos, nos cuesta mucho entender que se nos haya abandonado tanto a los conejeros con el agua. Nos cuesta mucho entender que para nuestros gobernantes sea más importante llenar una piscina en Fariones que regar las papas en Los Valles, que sea más importante tener el campo de Golf bien verdito que regar las sandías en Soo, que sea más importante la ducha de los visitantes que la de los que vivimos aquí.

María y Carlos ya se van, es tarde y los acompaño a la puerta. Les digo que a ver si hay suerte con el agua el finde que viene y las caras son de incredulidad.

Cierro la puerta y voy a ver si ya hay agua corriente y de paso, a revisar cómo está el aljibe.