Opinión

Casado, sin disimulo y a la desesperada

La reunión de Pablo Casado con los 27 embajadores de los países de la Unión Europea acreditados en España es la penúltima puesta en escena por parte del Partido Popular para intentar salir de la irrelevancia y la mediocridad política en la que la propia formación, hoy ultraconservadora, se ha metido de lleno por deméritos propios. De entrada, no di crédito a la noticia, pues más bien parecía una divertida ocurrencia de El Mundo Today, pero en seguida le otorgué veracidad por tratarse de quien era, Pablo Casado, quien, lejos de haber tocado fondo, parece que se supera cada día que pasa.

No creo que Casado haya hecho pasar gato por liebre ni a uno solo de los diplomáticos que, por cortesía, le habrán escuchado mientras a sus cabezas les venían imágenes de la policía patriótica supuestamente ocultando y destruyendo pruebas de la corrupción del PP. O preguntándose si el PP va a votar a favor de la moción de censura presentada por la extrema derecha nostálgica de la dictadura franquista, y que pronto se debatirá en el Congreso de los Diputados. Muchos nos preguntamos qué es lo que va a trasladar el anfitrión de la reunión —el embajador de Alemania— a Angela Merkel, sabiendo cómo se las gasta la canciller con los desvaríos de extrema derecha.

Cuenta Casado que ha expuesto y analizado a los representantes europeos la situación sanitaria de la pandemia en España y su repercusión económica. Pero, lo que no cuenta es que, sin disimulo y a la desesperada, trata de recuperar el crédito que le está negando la irrespirable trayectoria de escándalos y corrupciones en el PP; o la misma Ayuso al sellar acuerdos de largo alcance con el Gobierno de Pedro Sánchez para luchar contra la pandemia en la Comunidad de Madrid; o algunos barones populares que no saben donde meter la cabeza cada vez que Casado abre la boca.

Este PP desconocido para los demócratas conservadores españoles está haciendo lo imposible por alterar la agenda que impone la realidad. Pero no cuela aunque lo disfrace de apoyo al Plan de Recuperación Europeo, de oferta hueca lanzada a Pedro Sánchez para emprender un supuesto y austericida Plan Nacional de Reformas o, de chusca propuesta de crear una agencia independiente que controle y supervise los fondos extraordinarios europeos, relegando a las instituciones democráticas y a la soberanía y la voluntad popular al papel de comparsas. Casado quiere vaciar el Estado del Bienestar y, si lo dejan, hasta el Estado Derecho sin disimulo y a la desesperada con el fin de cubrir su flanco derecho.

Se equivoca quien crea que ya lo ha visto todo. En las próximas semanas veremos a Casado, si fuera menester, dando triples saltos mortales hacia atrás y hacia la derecha en su competición con Vox. Uno intentando boicotear los fondos europeos de reconstrucción y la gobernabilidad de nuestro país, y los otros, además, intentando un cambio de Gobierno en plena pandemia. El colmo de la irresponsabilidad. Aunque también es cierto que todos los movimientos de Casado también tienen como objetivo quitar importancia a la moción de censura. Sin disimulo y a la desesperada, porque lo cierto es que él es el censurado.

Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.