Opinión

Carta abierta al Ministro del Interior

Sr. Alfredo:Desde siempre he sentido por usted un gran respeto por el eficaz desempeño de su función política. Más admiración aún, si cabe, desde que pronunció aquella frase de que "Merecemos un Gobierno que no ...


Sr. Alfredo:Desde siempre he sentido por usted un gran respeto por el eficaz desempeño de su función política. Más admiración aún, si cabe, desde que pronunció aquella frase de que "Merecemos un Gobierno que no ...

Sr. Alfredo:

Desde siempre he sentido por usted un gran respeto por el eficaz desempeño de su función política. Más admiración aún, si cabe, desde que pronunció aquella frase de que "Merecemos un Gobierno que no nos mienta". A mi modesto entender es ésta una de las expresiones más brillantes acuñadas por un político desde la época de la transición hasta hoy. Enhorabuena.

Me gustaría decirle, entre usted y yo, que hay un ministro, el Sr. Jesús, que sí miente y que no sé yo si se merece estar en su Gobierno. Le cuento brevemente por si usted pudiera hacer algo. Resulta que el 12 de septiembre del año pasado una treintena de personas pertenecientes al Foro de Vida Independiente ?una comunidad virtual en Internet formada por casi 700 hombres y mujeres con diversidad funcional (discapacidad)- se encerraron en la sede central del Imserso en Madrid para reivindicar aspectos fundamentales a incluir en lo que iba a ser posteriormente la mal llamada ley de (in) Dependencia. Aquel encierro terminó con la reunión del Sr. Jesús y su gabinete técnico con cinco representantes de los participantes en el encierro. El Sr. Jesús se comprometió a incluir esas mejoras necesarias que harían de esta ley una ley moderna y digna de un país con los niveles de desarrollo del nuestro. Sin embargo, en el texto definitivo de la ley, tras su paso el por Congreso de los Diputados y por el Senado, no se incluyeron las promesas del ministro. Por eso le digo que hay un ministro que sí miente. El Sr. Jesús es un mentiroso, se lo digo yo.

Quería comentarle otra cosilla, Sr. Alfredo. Resulta que una amiga mía, también con diversidad funcional, superó unas pruebas de selección para trabajar en una comisaría de policía en Úbeda (Jaén) en la sección de los carnets de identidad. Pues resulta que antes de terminar el periodo de prueba ?yo creo que con premeditación y alevosía- le han rescindido el contrato, alegando de sus dificultades para pegar las fotos, cosa que con una sencilla adaptación se habría solucionado. A usted no le habrán contado nada de esto porque, como jefe supremo de la casa, seguro que no lo habría consentido. ¿Verdad que usted cree que los españoles no nos merecemos un Gobierno que discrimine a nadie por ser diferente? Por favor, Sr. Alfredo, mire a ver si puede hacer algo porque esta amiga mía está muy afectada.

Acabo de escuchar en la radio que si hubiera ido adelante el proceso del fin del terrorismo de ETA, el gobierno habría dado durante diez años una paga mensual de 1.500 euros a cada terrorista arrepentido. ¡Qué cabreo me ha entrado Sr. Alfredo! O sea, que el Sr. Jesús miente y nos niega el pan y la sal a las personas en situación de dependencia que vivimos permanentemente discriminados; el Sr. Pedro ?el que lleva las cuentas del Reino- dice que no hay dinero suficiente; entre el Sr. Jesús y el Sr. Pedro deciden que para los altamente dependientes, como máximo y en situaciones especiales, la asignación económica será de 780 Euros mensuales, lo que da para poco más de dos horas de atención al día. ¿Y las otras 22 horas qué hacemos? O sea, que el Gobierno valora más las necesidades vitales de un hijo de puta terrorista y asesino, que las de un hijo de puta dependiente, discriminado y excluido socialmente. No me diga que no es para subirse por las paredes, Sr. Alfredo. No nos merecemos un Gobierno que nos haga todo esto, hombre.

Sr. Alfredo, ya para terminar, quiero invitarle a la I Marcha por la Visibilidad de las Personas con Diversidad Funcional que tendrá lugar en Madrid el próximo día 15 de septiembre a las 18 horas, desde la plaza de Jacinto Benavente a la calle Atocha. Hágame el favor de pasar la invitación al Sr. Jesús y al Sr. Pedro, así como también al Sr. José Luis, con el que por más que lo intento nunca puedo hablar con él porque no contesta nunca. Dígaselo usted, por favor.