Opinión

Carta abierta a los funcionarios públicos

Por Javier Sánchez "Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada ...

Por Javier Sánchez
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada ...

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.

Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.

Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.

Luego vinieron por mi pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada? "

La archi-conocida cita atribuida unas veces a Brecht y otras a Niemöller, está de plena actualidad en la isla. Los trabajadores de las instituciones públicas están siendo sometidos a un escarnio público indecente. A unos se les echa la culpa de haber saqueado las instituciones, a otros se les hace únicos responsables de la mala gestión, a éstos se les amenaza con el despido y a los de más allá se les atribuye públicamente una ideología política concreta, como el que echa leña al fuego para avivar la llama de la Santa Inquisición.

Cierto es que todos somos un poco responsables de lo que ocurre en la isla. Unos por no haber movido un dedo, otros por aprovecharse del descontrol, otros por no haber hecho lo suficiente y los de más allá por haber participado directamente de la corrupción. Pero eso no es motivo para que se permita el acoso, se asuma toda la responsabilidad y pongamos nuestro futuro a disposición del gobernante de turno. Estamos esperando una manifestación de dignidad, y hemos perdido la esperanza en nuestra clase política. No nos defrauden también ustedes.

Las personas que hemos vivido en Lanzarote en los últimos veinte, quince o diez años sabemos perfectamente quiénes tienen la responsabilidad directa del saqueo, del bloqueo, de la crisis de las empresas públicas y privadas y del desprestigio galopante en el que ha caído la isla. A quien tenga la más mínima duda le recomiendo la lectura de cualquiera de los tomos de la Operación Unión. Merece la pena enfrentar su lectura en estos días de calor.

Para seguir desarrollando sus actividades, la mafia necesita rodearse de gente afín, como la red del equilibrista, a veces basta con tener al lado a un nutrido grupo de asesores externos que alimentan a la fiera, otras veces es necesario el concurso del funcionario. Pero ahora parece que la socorrida frase "yo lo hice así porque me lo dijeron los funcionarios" se va a convertir en el estribillo del verano. Y eso que la lucha contra la corrupción no ha hecho más que empezar.

Los trabajadores públicos son muy responsables de lo que ha ocurrido, los sindicatos también. Pero no son todos los trabajadores, ni todos los sindicalistas los responsables de lo ocurrido, ni siquiera la mayoría. Lo que sí depende de todos es elcierre de este capítulo negro y del inicio de un mañana diferente. Ceder ante las amenazas no garantiza más que el ser un esclavo el resto de nuestra vida. Nada más. La viabilidad de la empresa y los puestos de trabajo dependen de un cambio estructural más profundo.

Los trabajadores de los Centros han sido vitales en la historia más brillante de la isla, pero son más importantes todavía para construir el futuro. En sus manos hemos dejado las joyas de la corona desde hace más de veinte años y ahora más que nunca necesitamos de su claridad y valentía. Llorar por lo que ha ocurrido no sirve de nada, enfrentarlo y no repetir errores sí que sirve. Estamos esperando de ustedes el empuje para identificar las causas de esta crisis moral, institucional, política y económica. Ya está bien de guerras políticas, levanten la cabeza y miren de frente a la ciudadanía: ¿cómo hemos llegado a esta situación?

Los trabajadores de Inalsa son muy responsables de lo que ha ocurrido en la empresa. Unos por callar, otros por participar, otros por aprovecharse. Pero otros muchos han denunciado lo que venía ocurriendo, han forzado la toma de decisiones acertadas y no pueden ahora quedarse mirando los despojos en que convierten su trabajo. El futuro del agua en Lanzarote depende muy mucho de lo que ellos sean capaces de defender.

No es lo mismo defender la parcela de poder que defender la existencia de agua en la isla. Nosotros sabemos quiénes son los responsables de la bancarrota de Inalsa, no se acomplejen por las campañas de desprestigio, los que han gobernado la empresa no tienen el más mínimo apoyo ni respeto social. Ellos sólo quieren Inalsa para cuatro años, ustedes para tener trabajo, los ciudadanos para garantizar el suministro de agua. Confiamos en ustedes y el futuro del agua en la isla depende de su valentía, eficacia y dignidad.

Los trabajadores de los Ayuntamientos arruinados saben dónde se ha ido el dinero que ha entrado a mansalva en las instituciones. Saben que su nómina pende de un hilo y que nuestros hijos nunca vivirán en la misma situación de abundancia en que hemos podido vivir nosotros. Muchos han mirado para otro lado, muchos han contribuido a la debacle, pero nada es tan importante como lo que hagan a partir de hoy mismo. No se dejen amedrentar, es el tren del futuro el que perdemos todos. Demuestren que no todos somos iguales.

Si yo fuera un político corrupto, soberbio y con ansias de poder, sabiendo que mi tiempo se acaba en seis meses, borraría del mapa a todos los técnicos que me pudieran poner objeciones, manejaría a mi antojo a los responsables de ciertos departamentos; tesorería, intervención, secretaría, Inalsa, oficina técnica, patrimonio, Plan Insular, CATCS.... y amenazaría con despido a todo aquel que pusiera pegas al negocio que me va a permitir instalarme en Uruguay después de haber esquilmado hasta la extenuación las instituciones de la isla. Y la isla que se hunda.

Menos mal que en Lanzarote no hay corrupción y aquí eso no ocurre.