Opinión

CARTA A BINTER

Sabemos que pasó una tormenta por Canarias. Sabemos que causó muchos desperfectos. Hasta aquí lo puedo entender. Lo que es inadmisible es el mal trato recibido por algunos de sus empleados en el aeropuerto de Lanzarote. Después de ...

Sabemos que pasó una tormenta por Canarias. Sabemos que causó muchos desperfectos. Hasta aquí lo puedo entender. Lo que es inadmisible es el mal trato recibido por algunos de sus empleados en el aeropuerto de Lanzarote. Después de muchas horas (incluidas las de la noche) sin saber qué iba a pasar, sus trabajadores no supieron entender el malestar de muchos viajeros. No nos informaban de si iba salir o no el vuelo. Incluso debo admitir que en un momento me beneficié de información privilegiada, porque conocía a alguien que conocía a otro que trabajaba en Binter y me

adelantó que el vuelo estaba cancelado. Así que fui al mostrador y pude ponerme en lista de espera antes que nadie. El avisó se escuchó cuando yo abandonaba el aeropuerto. Eso está muy mal, por mi parte por ser cómplice

y callarme (y para nada, porque el otro se canceló) pero más por ustedes porque ustedes son los profesionales en este asunto.

En Lanzarote no había avión para Tenerife y nunca nos lo dijeron, sabían que primero tenía que salir de allí y que si no salía, nosotros tampoco lo haríamos. Podían avisar antes. ¿o no? Bueno, hasta aquí voy entendiéndolo porque esta es una situación nueva para una plantilla semi-nueva. Pero la falta de respeto.. NO Lo siento, pero NO, y mil veces NO. El trato a las personas que al fin y al cabo les permite a la compañía pagar sus sueldos creo que se merecen un respeto. Los de los vuelos del día anterior los

pusieron en lista de espera y por ese motivo no tenían derecho al refrigerio que se vieron obligados a ofrecer. Eso lo dices en cualquier otro lugar europeo y se ríen en la cara. Este asunto lo menciono, pero a mí no me afectó porque no tenía ni hambre. Y al final si lo mendigabas

(¡!!!!!!!!!!!!!!!) creo que te lo daban.

Ahora voy a mi reclamación:

Intento explicarle a la jefa de sala del aeropuerto de Lanzarote a las 4 menos veinte que me gustaría informarme del vuelo que se rumoreaba que iban a poner, si era el de las 3 o el de las 6, porque tenía plaza confirmada en el de las 6 y lista de espera en el de las 3 (no había plaza). Después de decirme que eso era imposible, que dos billetes distintos para el mismo trayecto el mismo día no podía ser, como si hubiese cometido algún fraude, me dice que ya la noche anterior me había podido cambiar el bintazo (15 ?) que tenía para las 21.00 y confirmarme plaza para la mañana con ese mismo billete (yo había comprado un billete tarifa normal, en previsión de que se cancelara el de la noche, y me dejaron ese abierto y lo sustituyeron por la bintazo). Al preguntarle a la

chica si lo podía volver hacer, me dijo que eso no se podía hacer, nunca. Le preguntamos por qué, si lo habían hecho la noche anterior. Entonces subió el tono y dijo que lo de la noche fue por circunstancias extraordinarias. Entonces nos quedamos asombrados, ¿no son las mismas? La

tormenta, ¿no? Pues ahí fue cuando levantó la voz y nosotros, después de varias horas vagabundeando en el aeropuerto, le seguimos el tono.

Entonces, se dio la vuelta y dijo que ella no nos tenía que aguantar. De verdad, no es broma. Se puso a atender a otras personas y se quedó tan pancha. Le pedimos el nombre para la reclamación y se negó. Hay testigos, sus compañeros, a los que puso en un aprieto y que evidentemente se negaron a dárnoslo. Se lo volvimos a pedir y nada, dijo riéndose que ella no tenía por qué darnos su nombre. Otra chica volvió a intentar hablar con

ella del mismo tema y le subió el tono y le dijo que ella no tenía que atender a la gente así y se volvió a ir. Pero creo que entonces se escondió, porque no la volví a ver. En todo esto, la coordinadora estaba en la sala del fondo, a donde no nos dejaron pasar, a pesar de que la chica antipática nos dijo que si teníamos problemas que habláramos con su jefa, lo que fue imposible.

Pero no todo queda aquí. Después estaba hablando con otro coordinador de otro turno que conozco, y la coordinadora le dijo delante de mí :"¡Y tú conoces a ése!", con mi reclamación en la mano. Lo siento pero eso fueron unos modales que no se les puede permitir a unos trabajadores que están de cara al público, aunque pudieran tener razón. Eso se lo dice en privado, porque eso yo nunca lo permitiría a mis empleados, y más a un cliente que viaja una vez a la semana. Eso en una empresa privada sería inadmisible, sin que el cliente falte al respeto al trabajador.

Ahora estoy en casa, empecé mi odisea hace 24 horas y ya me he rendido, porque al final iba a terminar por pegar a alguien. Me olvido del bintazo, quédense con esos malditos 15 euros, y gástenselo en chicles. Es más, le pueden regalar una caja de chicles a esta chica sin identificar para que se endulce. Intentaré identificarla, porque no me parece bien poner una queja a una empresa que hace lo que puede en un momento crítico. De hecho, las chicas de Binter Vende se portaron muy bien, las de facturación hasta

lo que podían también, y otra que tenía algún puesto de responsabilidad(tenía el pelo castaño, la maleducada lo tenía negro) era súper amable y si no sabía algo lo decía, pero sin perder los papeles. Además un chico que estaba allí dentro de binter al final nos lo solucionó, cuando la

maleducada se fue.

Mañana tengo que volver al aeropuerto e intentaré averiguar su nombre, y si no, la semana que viene, y se lo enviaré, para que no pague justo por pecador. Lo siento, pero exijo algún tipo de disculpa. No tengo por qué ir

yo al aeropuerto con malos rollos, que viajo todas las semanas!!!

Ico Tabares