Opinión

Cada once minutos: la urgencia de un mundo sin violencia contra las mujeres

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una fecha que nos invita a la reflexión y a la acción para acabar con una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en el mundo. Según el lema para 2024 de Naciones Unidas, cada once minutos se asesina a una mujer; lo que significa que, mientras lees este artículo, al menos una en el mundo perderá la vida a manos de su pareja o de un familiar o persona cercana. 

Esta realidad impactante exige un cambio urgente que involucre a toda la sociedad: autoridades, comunidades, familias y cada persona en particular.

La violencia de género no se limita a un solo tipo de delito ni a un solo espacio, sino que abarca un abanico que va desde el maltrato físico y psicológico hasta el abuso sexual, económico y social sobre el colectivo femenino. Millones de mujeres y niñas enfrentan diariamente situaciones de abuso que les impiden vivir con libertad y seguridad, en el marco de un modelo patriarcal que se perpetúa en silencio, con víctimas a menudo sin apoyo, mientras los responsables quedan impunes. Erradicar los atentados machistas exige no solo leyes efectivas, sino también un cambio profundo en nuestras actitudes y costumbres.

A nivel global, los esfuerzos para reducir esta lacra son insuficientes si no se acompañan de la voluntad de transformar convicciones profundas y comportamientos que históricamente han normalizado el control y la agresión hacia las mujeres. La educación en igualdad y el respeto son fundamentales para crear una sociedad que rechace todas las formas de violencia. Solo entonces podremos hablar de una cultura libre de estigmas y abusos, en la que todas nosotras podamos vivir sin miedo.

Este año, el hasthag Cada once minutos se asesina a una mujer de la ONU busca abrirnos los ojos y el corazón ante una realidad devastadora que no se puede ni debe ignorar. Es una llamada a unir fuerzas, a reconocer la magnitud de esta tragedia y a actuar con rapidez y determinación. Al compartir esta información, dar visibilidad a las historias de las víctimas y denunciar activamente, todas podemos contribuir al urgente cambio social.

La eliminación de los crímenes contra las mujeres no es una utopía sino una necesidad perentoria y alcanzable. Cada gesto cuenta: desde la denuncia de un acto de violencia hasta la educación en igualdad para las próximas generaciones. Construir un mundo seguro para todas es una responsabilidad de incumbencia colectiva, y el momento de hacerlo es ahora. 

Porque cada once minutos, el silencio es cómplice de una tragedia.