Opinión

Bajada de la Virgen

Hace 59 años tuvo lugar la última bajada de Nuestra Señora de Dolores hasta Arrecife. A mediados de los años 60 del siglo pasado se llevó a cabo a nivel mundial, la llamada Cruzada del Rosario, cuyo lema era “La familia que reza unida, permanece unida”, destinada a promover la oración en el ámbito familiar. Al frente de esta iniciativa estaba un sacerdote irlandés, el padre Peaton, que asistió  a esta peregrinación.  Dentro de esta campaña se realizó el traslado.   

Aquel 19 de enero de 1965 mucha gente bajaba caminando detrás de la Virgen por la cuesta de montaña Mina. Una gran fila de coches cerraba el acompañamiento. Desde Arrecife, con muchas menos casas que ahora, se divisaba bien el cortejo. A medida que avanzaba por los barrios de Argana y la Vega, se iban uniendo más personas. Al llegar a la calle Real ya era multitud. Marianismo en estado puro.

La imagen llegó hasta el mar, frente al antiguo colegio la Marina donde hoy día se ubica el ayuntamiento. En la explana de tierra donde antes se celebraban las fiestas  de San Ginés (hoy paseo marítimo), se había construido un escenario, donde distintas familias, casi todas numerosas, subían a rezar un misterio del rosario. El padre Peaton presentó el acto  y la Virgen presidía el rezo.

Cuando bajaban la imagen del trasportín, la corona se enredo en unos cables tendidos entre dos postes de madera. Un Ay! salió de la multitud, varias personas fueron a ayudar. Una señora mayor gritó “Juan, baja tu la Virgen que tienes jeito, porque esta gente no sabe y la va a tirar”. Se adelantó el tal Juan, cuarentón, calvillo, con chaqueta y sin corbata. Logró desenredar la corona y bajar la imagen. Se escuchó un gran suspiro de alivio.   

Aquella peregrinación fue un gran acontecimiento insular. El frangollo popular era variado:  nunca se habían visto  tantos coches juntos (en aquella época, el parque móvil insular era reducido), en la plaza de San Bartolomé, por las tardes, todo  el pueblo rezaba el rosario (según un amigo, no asistía mucha gente a esta oración), que una familia de las que había rezado un misterio sobre el escenario, el marido le pegaba a la mujer (si no le daba vergüenza)………En fin, el tema dio para mucho.

Ahora, pasado más de medio siglo, la peregrinación se repite. Pero el contexto es muy diferente: los años del nacionalcatolicismo ya han pasado, la  religión ha cedido terreno en favor  de  valores civiles. El sentimiento religioso  ya no es tan fuerte como antes, si bien conserva una cierta impronta. Nuestra sociedad ya es otra.

Esperemos que esta nueva visita propicie la reflexión colectiva. Nos anime a recapacitar  sobre nuestros  valores,  revisando algunas prioridades, no todo puede ser lo material. Debemos pensar en cómo afrontar  problemas de nuestro tiempo como la inmigración o la conservación del medioambiente. Ser más solidarios. Como dice mi vecino, no solo hay que vestirse de antiguo y en septiembre  caminar hasta Mancha Blanca, debemos ir más allá.