Se dice por Bruselas que la Europa comunitaria es una casa muy grande construida con ladrillos muy pequeños (palabras de Javier Elorza, erudito diplomático español). Estas líneas no están faltas de razón, pues ya no nos unimos porque haya potenciales “solidaridades de hecho”, como afirmaba Jean Monnet, que también, sino que ahora lo hacemos como reacción a desafíos que nos desbordan y amenazan con gravedad.
Cuando nuestras agendas y redes sociales nos recuerdan la urgencia de celebrar el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada el 10 de diciembre de 1948; y, no menos importante, el 45 aniversario de nuestra Carta Magna, la Constitución del 78, corrían las 9.15 de la mañana, momento en que escribo estas líneas, y en el periódico El País, leía la historia de Anastasio Barreto. Un conejero de alrededor de unos 90 años que narraba una historia de desesperación y valentía en su partida desde Canarias a Sudamérica siendo muy joven.
Este relato en el que se deja entrever la difícil situación que atravesaban tantos canarios y canarias a mediados del pasado siglo en las Islas Canarias, presionados por el contexto político, económico y social, poco dista de la travesía -arriesgada, sin garantías y a título oneroso- de los que hacen ahora los migrantes que llegan a Canarias desde el continente africano.
De nuevo, hace escasos días, volví a Bruselas y tuve la oportunidad de comprobar el extenuante y maratoniano ritmo de negociaciones en un esfuerzo por concluir los llamados “trílogos” (procedimientos legislativos con las tres Instituciones europeas de mayor peso decisivo: Consejo de la UE, Parlamento Europeo y Comisión Europea) lo quieran o no, para cumplir con el calendario prometido en el inicio de legislatura europea 2019/2024.
En línea con lo anterior, Canarias vuelve a ser protagonista en el escenario político comunitario. Parece que el Gobierno actual ha cogido el relevo del anterior y han entendido que, Canarias no se puede encerrar en su torre de Marfil, y que no hay más remedio que permanecer unidos para sobrevivir y hacer frente a los desafíos, cada vez más pavorosos, como es el caso del fenómeno migratorio. Reconozco y valoro con satisfacción que Canarias sea quien lidere el grupo de trabajo sobre migración de los parlamentos regionales de Europa. Es sabido por todos que, Canarias – Región Ultraperiférica cuya singularidad viene reflejada en el artículo 349 TFUE- es la ruta hacia la Unión Europea más mortífera de todas.
Sumada a la acción del Gobierno de Canarias, el Parlamento Europeo se emplea sin descanso ni puentes a completar uno de los grandes objetivos, no solo de la legislatura, sino de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea: el Pacto de Migraciones y Asilo. Un paquete de medidas compuesto por 5 Reglamentos – actos legislativos de directa aplicación y vinculante en los singulares Estados miembros- que buscan dar una respuesta a la crisis migratoria desde la responsabilidad compartida y la solidaridad vinculante entre los 27 Estados soberanos.
El relato de Anastasio Barreto nos recuerda, con firmeza, la necesidad de respetar la dignidad de las personas que asoman a nuestras costas, garantizar vías legales y seguras en compatibilidad con el marco de derechos fundamentales de la UE, que constituye, según el libro el 'Efecto Bruselas' de la profesora Anu Bradford, el más elevado del mundo.
Las crisis sucesivas, el cambio climático, las políticas sociales, la seguridad, las crisis financieras, las pandemias, la revolución digital, el nuevo marco multipolar con potencias, ya dominantes, como es el caso de China o el cuestionamiento de las reglas del juego, requieren de una visión conjunta, una respuesta a escala europea que recoja propuestas de todos los pareceres.
Sin embargo, no será tarea fácil difuminar los discursos de odio de aquellas fuerzas que miran a la migración como proceso negativo, diviso y contrario a todo orden social, político y económico. Sortear las diferencias, es un sano ejercicio de los sistemas democráticos. Desmantelar, por tanto, a fuerzas políticas euroescépticas y cuya razón de ser es la mirada tozuda a una realidad inexistente, y que, con contumacia, en medios de comunicación y foros internacionales dibujan una imagen de España que ni entienden, ni aceptan, ni respetan ni aman, exige una reflexión y convicción.
Esperemos tener esa reflexión el próximo 27 de diciembre en Lanzarote. Con motivo de las próximas elecciones Europeas en Junio de 2024, y el papel de liderazgo que juega Canarias en la agenda comunitaria, tendrá lugar un espacio, -que me honra organizar y moderar-, donde tendrán la oportunidad tanto a ponentes como asistentes de intercambiar opiniones y elevar la voz de Canarias hacia la Unión Europea de la que, orgullosamente, formamos parte.
La Unión Europea es aún un proyecto inacabado, anímate a seguir construyendo desde el debate y el diálogo.