Opinión

Aceras sin tabaco

Por Encarnación Luque González Quería hablar sobre un asunto que, curiosamente, no es tratado como prioridad por la opinión pública, cuando es algo que provoca un claro perjuicio a la salud, como es el tabaco diario en todo tipo de aceras; ya sabemos que hay una ...

Por Encarnación Luque González
Quería hablar sobre un asunto que, curiosamente, no es tratado como prioridadpor la opinión pública, cuando es algo que provoca un claro perjuicio a la salud, como es el tabaco diario en todo tipo de aceras; ya sabemos que hay una ...

Quería hablar sobre un asunto que, curiosamente, no es tratado como prioridadpor la opinión pública, cuando es algo que provoca un claro perjuicio a la salud, como es el tabaco diario en todo tipo de aceras; ya sabemos que hay una serie de sectores económicos que suelen imponer de lo que se debe hablar y de lo que no, pero, desde luego, este tema ya se está pasando de castaño oscuro.

Creo que ya está bien de tener que esquivar, caminando, para adelantar o alejarse de una de estas personas que nos "regalan" su rastro humeante, apestoso y cancerígeno por donde van pasando y acabar cada día con la garganta ardiendo. El salir a la calle no tiene por qué tener este tipo de peajes. Cuando poca gente fumaba, a principios del siglo XX, quizás se podía aguantar; ahora en el siglo XXI, con el aumento constante de población y de gente que fuma, que ya asciende al 30 por ciento, esto ya no es viable. Cualquier persona con un mínimo de sentido común ve esto, pero parece que este sentido ya no abunde.

Debería haber en cada ciudad aceras sin humos, no totales pero abundantes, para pasear sin tabaco los que queramos, igual que se dedican algunas zonas para carril bici, etc.Se debería crear un urbanismo a la carta, menos incívico que el de ahora.

El tabaco sin límite en las calles va contra el derecho a respirar un aire limpio. La declaración de los derechos humanos exige el derecho a la salud. En ciudades como Nueva York o en Japón ya se han impuesto abundantes zonas libres de humos en parques, avenidas, etc., como un signo de respeto hacia sus ciudadanos. ¿Para cuándo en España?