Opinión

'8 de marzo: avances en la lucha feminista desde la Unión Europea'

Al acercarse cada año el 8 de marzo las agendas de las principales instituciones, organizaciones y sociedad civil agolpan actividades de sensibilización y eventos que manifiestan la importancia de avanzar en la lucha feminista. 

En este sentido, la Unión Europea se presenta como principal actor responsable de tomar acción en el intento de adoptar leyes que impliquen al conjunto de los Estados miembros en una conciencia feminista, de respeto hacia los derechos de las mujeres y de armonización de la arquitectura normativa en los códigos penales de los 27. 

Un compromiso expreso asumido por la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, se circunscribió a la aprobación de la llamada “Directiva UE sobre la Violencia contra la Mujer y la Violencia Doméstica”. Un texto que, superado el primer acuerdo en el Parlamento Europeo, supone un paso al frente determinante en materia de igualdad y la lucha contra toda forma de discriminación (art. 21 CDFUE). 

Este mal impropio de las democracias desarrolladas no encuentra una armonía legislativa en el ámbito de la Unión Europea, de modo que esta norma mira a establecer marcos comunes que hasta ahora no habían, alejándose de la finalidad clásica de las directivas penales consistentes en limitar el margen de actuación de los EEMM para fijar las penas y medidas de protección que consideren oportunas. Y, acercándose, con especial atención, a aquellos países con menor tradición normativa en este ámbito de regulación. 

Así las cosas, no cabe duda alguna de que el acuerdo alcanzado para la adopción de esta Directiva (norma obligatoria para todos los EEMM con obligatoria trasposición) es una estupenda noticia en tanto en cuanto los derechos de las mujeres se ven reforzados, como ya lo fue a nivel nacional desde 2004 o internacional – con la ratificación del Convenio de Estambul por parte de la UE en 2023 y precedentemente de España el abril de 2014. 

Es conveniente resaltar que España se sitúa en la vanguardia en la lucha contra la discriminación, la consecución de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres (aún con aciertos y fallos, lógica imperante de una democracia en constante evolución), con incontestable liderazgo en el seno de la Unión Europea. 

Avanzamos en regulación y protección de las víctimas y sus dependientes. No obstante, esta epidemia nos sacude diariamente. Es una cuestión que supone una prueba de estrés para las democracias occidentales, que ven como las costuras del sistema no logran frenar los atroces casos de violencia machista. Es ocasión de pensar y reflexionar en qué acertamos y, también, en qué fallamos. Sí, todos y todas, el conjunto de la sociedad. Es importante señalar que queda mucho por hacer: seguridad de las mujeres y niños/as, igualdad plena entre hombre y mujeres, acceso en condiciones de libertad e igualdad a todas las oportunidades de poder y representación en todas las dimensiones de la vida en sociedad, mayor educación en la materia. 

Hay una frase de Simone de Beauvoir que trata este tema que dice: “No olvides jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”. 

Sería irresponsable y negligente que, sabiendo lo que sabemos ahora, no nos posicionáramos y contribuyéramos al avance en la integración europea como una sociedad resiliente, igualitaria y diversa. 

¡Ánimos y a seguir luchando!