Caminar junto a los canales de irrigación típicos de la isla de Madeira, conocidos como levadas es una de las actividades más populares entre los turistas que visitan la isla.
Su singularidad, así como la naturaleza circundante, los refugios y los molinos justificaron su candidatura a la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La afluencia de turistas llegó a ser tan alta en algunos tramos de los 3.000 km de levadas, que el gobierno regional comenzó a cobrar una tasa turística de 3 euros para los no residentes en siete rutas.
Desde este mes de enero la medida se extiende a más de 30 rutas de senderismo gestionadas por el Instituto de Bosques y Conservación de la Naturaleza de Portugal.
La tasa está justificada legalmente como un “impuesto sobre residuos” y se cobra a todos los turistas mayores de 12 años. Cualquier persona que sea sorprendida sin billete tendrá que pagar multas de hasta 50 euros. Los fondos de este nuevo impuesto se utilizarán para limpiar y mantener las rutas.